The Voice in my head [destiel]

N U E V E

Hola, bueno antes de que lean el capítulo quería recordarles que hoy es el día de la independencia de mi hermoso país: México.

Bueno eso es todo. Bye. ¡¡¡Invítenme pozole!!!
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Bobby caminaba por los pasillos del hospital junto al alce de Sam. Era horrible tener que ir junto a uno de sus "hijos" para tener que ir a ver al otro al hospital...

Recordaba las tantas veces que fue a cazar con Dean, las veces que se quedaban horas y horas investigando sobre un tema, como cuando Dean salió del infierno.

Ese día, después del interrogatorio, después de las mil pruebas para saber si era una especie de ser sobrenatural y sobre todo después de los abrazos y las lágrimas, se pusieron a investigar cómo es que el salió del infierno.

Luego fueron con Sam y después con Pamela, ¡ay pobre Pamela!, Se quedó ciega por tratar de saber que sacó a Dean.  Bueno ahora ya saben la razón.

Bobby y Sam se sentaron en las sillas de plástico afuera de la habitación de Dean esperando a que llegara la una de la tarde para poder entrar y ver a su hijo y hablar con el.

Un doctor se paró enfrente de ellos y miró a bobby con desdén, ya que venía con un poco de lodo porque acababan de salir de una cacería y por accidente rodaron cuesta abajo por un cerro.

- ¿es usted bobby singer? - preguntó leyendo los papeles.

- si ¿por? - el doctor lo miró con sus grandes ojos verdes, su expresión se suavizó un poco.

- soy el doctor Evans, quisimos contactarlos pero  su celular al parecer no funciona y pues queríamos informarle que el señor Dean Winchester sufrió un infarto el otro día...

Sam se tensó mientras que a bobby se le cristalizaban los ojos. El doctor Evans acercó una silla y se sentó frente a bobby y Sam.

- logramos emmm "revivirlo" - Dijo haciendo comillas con las manos. Bobby y Sam se relajaron. - sus signos vitales funcionan y sus órganos internos están funcionando bien pero... Lleva 8 meses en ese estado, y pues necesitamos que firme esto.

El doctor le tendió unos papeles a bobby. Él los empezó a leer mientras su rostro cambiaba de una expresión tranquila a una de enojo e indignación.

- ¡no firmaré la sentencia de muerte de mi hijo! - gritó mientras le arrojaba los papeles.

- señor, no podemos seguir manteniéndolo en ese estado, además tendría una muerte rápida y sin dolor, solo habría que esperar a que le de otro paro cardiaco y simplemente no lo revivimos. Además, véalo de esta forma, si el muere, sus órganos serían donados a gente que los necesite...

Bobby de relajó un poco y volteo a mirar a Sam. Él tenía los ojos cristalizados y miraba al suelo  - él tiene razón, debes firmar... - susurró Sam. Bobby abrió los ojos sorprendido.

- Sam ¿estás seguro? - el chico asintió mientras una lagrima bajaba por su mejilla.

El doctor Evans le dio nuevamente los papeles, mientras el mayor sacaba un lapicero de la bolsa de su chaleco a regañadientes. Con una mano temblorosa tomó el papel y lo puso sobre su rodilla y posteriormente firmó.

El doctor Evans le dirigió una mirada lastimera, se despidió de ellos y tomó los papeles y se fue caminando por donde llegó.

Escucharon unos pasos acercándose pero bobby y Sam estaban en una especie de trance y miraban al suelo.

- hola sammy ¿cómo estás? - canturreo Gabriel.

Sam apretó los ojos y de sus párpados cerrados se escurrieron varias lágrimas. Gabriel se sentó el la silla de a lado y lo atrajó a el, Sam comenzó a mojar la camisa azul rey de Gabriel con sus lágrimas, el arcángel dejó un beso en su frente mientas acariciaba el cabello de Sam.

Bobby se tapó la cara con las manos y comenzó a llorar.

Después de un rato le explicaron a Gabriel la razón por la que estaban llorando. El arcángel lo "entendió" y les dijo que contaban con su apoyo para lo que fuera.

- ¿recuerdan que les dije que tal vez había una manera de sacarlos a los dos del coma? - ambos asintieron. Gabriel los miró con lástima - por lo que me dicen, lamentablemente no se lograría hacer, no les daré falsas esperanzas.

El menor de los Winchester bajó la mirada y susurro un "no te preocupes".

Después de un rato todos se fueron sin siquiera visitar a sus familiares.