Dean

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- Bueno sammy, hay que festejar, ya matamos a otros de esos bastardos. - dijo el rubio mientras rodeaba el auto y entraba al auto.

Si, otra cacería exitosa, acabaron con otro nido de vampiros, para Sam eso solo significa otro trabajo bien hecho, más vidas salvadas y una larga noche de sueño sin tener que estar investigando sobre el caso. Pero para Dean eso significa festejar, lo cual es emborracharse hasta olvidar su nombre y tener sexo con alguna mesera del bar al que seguramente irá.

- Dean, estoy cansado yo me iré a la habitación, deberías ir a dormir también. - Sam trató de convencer a su hermano pero este solamente sonrío de manera picara una vez que ambos entraron al impala negro.

- oh vamos Samantha, será divertido, podrías conocer a alguna chica sexy.

- si quieres ve tu, yo estoy muy cansado.

- idiota.

- perra.

Dicho esto, al mayor puso en marcha el motor y le subió todo el volumen a la radio, se pusieron a cantar a todo pulmón junto con su hermano la canción de back in Black de ac/dc, mientras conducían por las oscuras calles de Kansas.

Llegando al motel, Dean dejó a su hermano ahí para que el amargado descansará. Algo le decía a Sam que no debía dejar a su hermano solo, que no debía ni siquiera ir al bar, pero ahora ya ni en sus instintos podía confiar por lo que lo ignoró, además, la cajuela del auto estaba llena de armas y Dean siempre llevaba mínimo una navaja y una pistola consigo ¿qué podía salir mal? No había de qué preocuparse.

Justo cuando Sam entró a la habitación del motel, el ojiverde salió disparado hasta el bar más cercano. Estaba a tan solo dos cuadras del motel, no había autos cerca de la calle por lo que no podía rayar o chocar ninguno, mucho menos había personas en las calles a esas horas de la noche por lo que no corría peligro de atropellar a alguien.

Al llegar al bar que tenía muy poca iluminación y se veía algo rústico y hasta descuidado, divisó que junto a la barra de bebidas había una tarima con una par de micrófonos y una pequeña televisión, lo que significa que había karaoke. Para el horario de un bar, era temprano así que no había casi nadie, solo un par de personas dispersas por el establecimiento.

Se acercó a la barra, una chica de cabello negro y de ojos azules, de mediana estatura y piel blanca se acercó con una sonrisa que dejaba ver sus perfectos y blancos dientes. Dean sonrió de la misma manera mientras le hacía cumplidos a la chica haciendo que esta se sonrojara y después ordenó algo para beber.

Y así comenzó todo.

Primero un par de tragos ligeros, hasta llegar a los más fuertes, mientras el bar comenzaba a llenarse.

De un momento a otro ya estaba sobre la tarima del bar cantando macho man mientras los demás los abucheaban. La mesera logró hacer que Dean bajara de la tarima, luego de eso, Dean continuó bebiendo hasta que termino vomitando encima de la mesera.

- lo siemto Je-Jenny, pero ashi te vesss mehor- trató de disculparse pero al parecer a la chica no le bastó esa disculpa por lo que echó a Dean del bar.

Ahora Dean estaba caminando torpemente por la calle a las 3 de la mañana, solo y ebrio. Ahí fue cuando más extrañó a Sam, él lo hubiera echo entrar en razón de no tomar tanto, lo hubiera devuelto en sus cinco sentidos o al menos lo iría cuidando de no caerse o tropezarse.

Cuando por fin encontró su auto, vio que enfrente de él estaba parado un hombre con capucha y este estaba fumando un cigarrillo tranquilamente.

- eshte e mi ca-rro, largo - le recriminó Dean al extraño quien no se inmutó.

- ¿no estás harto de todo? - le dijo por fin el extraño levantando la mirada - ¿no estás cansado de todo? ¿De la vida? ¿De las personas? ¿De las responsabilidades?

El primer instinto de Dean fue salir corriendo pero se quedó ahí inmóvil escuchando a aquel extraño. Por un lado ese hombre tenía razón, ya estaba harto de todo, de las responsabilidades, de las personas, de todo.

El hombre encapuchado sacó de uno de sus bolsillos varias pequeñas píldoras azules y se las tendió a Dean, quien en su momento de ebriedad no dudó ni un segundo y se las tragó sin más rodeos. Él extraño sonrío con suficiencia y luego se dio la vuelta y caminó por la calle hasta perderse en un callejón.

Al principio Dean no sintió nada raro en su cuerpo y por un momento creyó que él extraño le había dado un par de dulces de menta. Se subió al auto y comenzó a conducir aunque le dolía horriblemente el estómago.

De repente, vio a su madre en medio del camino con el estomago rajado y de él salía un pequeño hilo de sangre, mientras que detrás de ella la venían persiguiendo lenguas de fuego.

Giró el auto para evitar golpear a su "madre" aunque terminó chocando contra un poste.

Luego todo se volvió negro.

The Voice in my head [destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora