9 Todo tuyo

272 26 0
                                    

 Como cuando desperté, Undertaker había desaparecido, tenté a la suerte y salí de la bañera, me acerqué a un pequeño baúl en busca de ropa.

-¿Por qué no me sorprende?

Estaba repleto de túnicas negras y grises a cada cual más desgastada que la anterior. De pronto se me ocurrió la genial idea de ponerme una de ellas para imitar al enterrador. La largura de la prenda era excesiva, sobre todo porque yo medía mucho menos que él.

Encontré un espejo de cuerpo entero medio escondido en una pared. Parecía un mini Undertaker. Solté una risita. Entonces miré el reflejo de las ropas en el cristal, sentí su tacto en mi cuerpo, y recordé su rostro, sus manos desabrochando el corsé. Pero también recordé la incómoda pregunta que ambos evitábamos responder el uno al otro. Quizá a ambos nos daba vergüenza nuestro pasado.

Crucé los brazos y miré hacia otro lado. Cada día que pasaba sentía en aumento la presión en el pecho, no podía mirarle sin pensar en lo mucho que me gustaba. Lo mucho que lo apreciaba. Y el vivir con él y no ser capaz de poder sincerarme no me reconfortaba para nada.

Me quedé mirando el ataúd con el que siempre me amenazaba meterme dentro. Al recordar su sonrisa me recorrió una oleada de calor. Y aunque me pareció de lo más temerario, me tumbé dentro en busca del pequeño confort que proporcionaba la túnica y el recubrimiento de terciopelo rojo, con el único pensamiento que rondaba mi mente en ese momento. Undertaker.

Desperté más tarde en el mismo ataúd. Me levanté y encontré una extraña figura en una esquina. Resulto ser Undertaker, quién se había quedado traspuesto apoyado en la pared.

En un primer momento pensé en ir a la sala principal para no molestar al jefe, subiría a mi habitación y reposaría una media hora. Sin embargo, recordé que todavía no había hecho uso de mi "nuestro trato". El podía llamarme gatita y yo... Yo podía hacer lo que quisiera con él.

-Lo que quiera. _ susurré.

Era cierto que su pelo me tenía enamorada, era tan largo y el color plateado era algo que nunca había visto antes. Cogí un pequeño mechón al lado de su mejilla derecha y comencé a trenzarlo. Mirando sus labios recordé el día en que me abalancé sobre él y le besé. No pude evitar reír. Sin embargo, deseaba volver a hacerlo. Destapé los ojos del enterrador para ver su rostro. Ladeé la cabeza en busca de sus labios semiabiertos. ¡No! Negué con la cabeza. Lo que realmente deseaba era que fuera él quien me besara. Me tapé la boca al pensar en aquello. Volví a negar con la cabeza. Eso nunca pasaría. Nunca.

Undertaker abrió los ojos, se quedó muy rígido al verme tan cerca suyo. Noté como mis mejillas enrojecían, mi mente iba a cien por hora, pero no podía pensar en qué decir para dar una explicación a todo eso.

-¡Nuestro trato!_ exclamé._ ¡Puedo hacer lo que quiera! ¡Tú mismo lo dijiste!

Le mostré la larga y fina tranza que le había hecho.

Su rostro se relajó y estalló en risas.

-Soy todo tuyo, gatita. _ se recogió el pelo en una mano y me lo tendió.

El pelo. Se refiere al pelo. Respiré profundamente para no marearme. Aquello me había cogido desprevenida, debía calmarme de inmediato o el corazón no solo me estallaría, sino que a este paso se rompería en mil pedazos. ¿En qué se supone que estaba pensando?

Finalmente recogí el pelo del hombre en una coleta alta, y logré apartar el flequillo de sus ojos. Le pasé un pequeño espejo que había al lado de la mesa.

(POV Undertaker: Primero miró su rostro con la cicatriz, luego miró la cara de la mujer, que se había sentado a su lado. No podía dejar de pensar en una cosa mientras ella sonreía. Era feliz.)

Undertaker x OC Falling in love (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora