7 Tanabata

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-¿Por qué no vamos al festival de tanabata?

-Eso estaría bien, Honda-san.

-No._ dijo el gato.

-Vamos, Kyo-kun, será divertido. Un adolescente como tú no deberías desaprovechar las ocasiones para salir con chicas tan guapas como Tohru._ dijo Shigure.

La muchacha se sonrojó.

-¡Serás inútil!

-La verdad, es que quería que vinieras, conmigo y con Yuki._ dijo la joven._ Además, Sumire y Shigure podían acompañarnos.

-No._ dijo tajante Shigure.

Miré de reojo al perro, que recientemente no trataba conmigo en persona.

-Vaya, me hubiera gustado que Sumire y yo hubiésemos ido juntas a comprar un yukata para el festival.

-En ese caso iré.

-¿De verdad? ¡Gracias!_ dijo la joven abrazándome.

(((De compras)))

-¿Cuál te gusta más?

-El rosa te queda mejor. Te alegra mucho la cara.

-¿Tú crees?

-Estás muy guapa._ dije de corazón.

La chica se sonrojó.

-¡Entonces me quedo éste! ¿Y tú?

-¿Yo?

-¿No te ha gustado ninguno?

-No iré al festival. Solo he venido para acompañarte a comprar el yukata.

-¿Qué? ¡No, no puedes hacer eso! Es el festival de tanabata... Todos los enamorados deberían ir.

-Precisamente..._ susurré marchándome de la tienda.

-¡Sumire!_ me agarró de la camiseta._ ¡Tienes que luchar por lo que amas!

-Tohru...

(((Vuelven a casa)))

-Honda-san, bienvenida.

-Ey.

-Tohru, ¿te has comprado algo bonito para mí?_ rió el perro.

Dejé a los cuatro que siguieran hablando, fui a mi habitación. Deposité la bolsa encima de mi futón, me quedé un rato mirándola pensando en lo que había dentro. Todavía faltaban una semana para el festival. Tohru estaba encantada con su nuevo yukata; sin embargo, yo me sentía destrozada por dentro.

(((Más tarde en la comida)))

-¡Qué ganas tengo de que llegue tanabata!

-Será divertido.

Los chicos comenzaron a hablar, reír y discutir entre ellos como siempre. Todo parecía normal de no ser por el comportamiento de Shigure. Comía mirando al plato de forma muy seria, sin mediar palabra con casi nadie y por supuesto ninguna conmigo. Empezaba a acostumbrarme a la situación, pero, a veces me resultaba incómodo pensar en él. Y en cómo estábamos antes de que decidiera dejar de tener contacto conmigo.

-Sumire-chan._ dijo su voz.

Al oír de sus labios mi nombre se me cayeron los palillos a la mesa.

-Necesito que vengas conmigo a unos onsen donde tendré una reunión importantes con directivos de diferentes editoriales.

Su voz era extremadamente seria. Su mirada fija y sostenida no expresaban lo mismo que la última vez que nuestros ojos se habían cruzado.

-Lo siento._ dije retirándome de la mesa._ No puedo ir, por favor pídele a alguien que te acompañe en mi lugar.

El perro se levantó y me cogió de la muñeca haciéndome dar la vuelta.

-Hicimos un trato. ¿No lo recuerdas? Ahora trabajas para mí.

El ambiente se cargó por momentos. Incluso los chicos no sabían cómo reaccionar a aquella situación.

-De acuerdo._ dije soltándome de su mano.

El día llegó. Un taxi nos llevó hasta el onsen donde la recepcionista nos atendió y nos llevó a nuestra habitación con baños termales privados. El lujo y la ostentación eran los protagonistas en el complejo. Dejé la maleta a un lado y la deshice sin prisa. Lo único que no quería era quedarme quieta sin hacer nada delante de Shigure, quién comenzó a hablar por teléfono y salió de la habitación.

Por mi parte entré al baño y me cambié la ropa por un cómodo kimono azul oscuro, salí al onsen y contemplé el atardecer.

Shigure dijo que la reunión sería esa misma noche sin embargo no había traído sus trabajos ni nada por el estilo.

Alguien llamó a la puerta.

-¿Sí?

-Sohma-san, la comida que usted pidió está preparada.

Me acerqué a la puerta corredera y la abrí, una joven traía bandejas con verdaderos manjares.

-¿Es usted la señora Sohma?

-No. Soy su... ayudante.

-¿Puedo dejarles la cena?

-Sí, entre.

La chica se fue al momento y al poco llegó Shigure.

-Una mujer ha traído esto._ dije.

Pasó por detrás de mí y oí cómo se quitaba el traje negro para ponerse el kimono. Volvió a pasar por delante de mí, se sentó y comenzó a comer. Mi estómago estaba completamente vacío pero no dejé llevarme por el hambre, esperé a que tuviera la decencia de decir algo, pero ese momento no llegaba nunca.

-Discúlpame._ me retiré de la mesa.

-Sumire-chan, siéntate._ paró de comer._ Tenemos que hablar.

-Muy bien._ dije irritada._ ¿Por qué no empiezas tú? ¿Por qué no me explicas qué es lo que te pasa?

Se levantó para sentarse a mi lado. Me recogió el pelo detrás de la oreja y me acarició la cara. Al sentir el contacto de su piel las lágrimas brotaron de mis ojos.

-Deja de jugar conmigo._ susurré._ Estoy harta de tus juegos, harta de no saber qué piensas realmente de mí.

-Sumire-chan, la situación no es la más idónea. Tienes que darme tiempo.

-¿Tiempo para qué? Volverás a dejarme sola de nuevo. Irás detrás de otras chicas que te hacen perder la cabeza.

-No hay ninguna reunión pendiente. Esta noche es para nosotros dos.

-¿Qué estás diciendo?

-Te quiero, Sumire.

El corazón me dejó de latir por un momento.

-Desde el momento en que te vi, me enamoré de ti.

Me secó las lágrimas.

-No sabes lo difícil que es esto para mí. Eres lo que siempre he querido, te tengo delante de mí y no puedo conseguirlo con mis manos.

-Shigure.

-Hasta que la maldición no se acabe... nunca podremos estar juntos. No del todo. Akito nunca me dejaría estar contigo.

A la mañana siguiente Shigure leyó el escrito que había dejado en la habitación. Dejaba el puesto de trabajo como su ayudante y por lo tanto dejaba de vivir bajo su techo, su secreto estaría a salvo por supuesto y le deseaba lo mejor.

Shigure x oc (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora