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Caminaba con esa creciente duda deambulando por su mente.

Sabía que desde el abandono de su madre y la muerte de su padre que la vida no iba a ser fácil, pero nunca se imagino que la escasez de recursos iba a ser tan fuerte que estando a un año de entrar a la preparatoria ya debía andar echándole ojo a la sección de empleos en el periódico. Y es que pudo arreglárselas hasta ese momento con la mensualidad que el enviaba su tío porque sacrificaba una que otra comida y los gastos en secundaria eran mínimos, ¡pero la prepa era algo completamente nuevo (uniforme nuevo, útiles nuevos, mochila nueva, libros nuevos y quien sabe que otras exigencias nuevas) y desconocido! No quería arriesgarse a reducir más sus comidas porque sabía que eso iba a terminar matándola y tampoco podía pedirle a su tío que aumentara su mensualidad cuando él tenía a una gran familia que mantener y propias deudas que pagar. 

Por lo que, prácticamente, estaba perdida.

O eso pensó hasta que sus ojos dieron con una posible solución y fuente de ingresos que casi hace que los ojos se le caigan de la impresión. Creyó que se trataba de una broma porque... ¿quién demonios pagaría tanto por hacer de niñera? Era demasiado bueno como para ser verdad. Pero la dirección le quedaba demasiado cerca de donde estaba actualmente y no tenía nada que perder... o eso esperaba. Suspiro pesadamente antes de bajar de un salto del columpio donde se había acomodado para leer la sección de trabajos.

-Enserio espero que no sea una broma... -Pensó en voz alta, guardando el periódico en el interior de su maletín y estirando un poco la falda de su uniforme para que la arrugas que había marcado el tiempo no fueran tan evidentes.  

Le llevo un par de minutos llegar hasta la dirección mencionaba el artículo y otros pares más en descubrir cual de todas las casas eran. Su mandíbula estuvo a punto de caerse en cuanto noto que, efectivamente, su destino era la casa más vistosa y elegante al estilo japonés tradicional. Por lo que se quedo ahí, a unos cuantos metros de la entrada, tallando sus ojos para asegurarse de que no era un sueño y que el anuncio si era real al cien por ciento. Una figura familiar que venía de su lado contrario de la calle la sorprendió. Al parecer Todoroki Fuyumi -una chica de su clase con la que no hablaba mucho- no la vio desde donde venía caminando, por lo que sintió la necesidad de  esconderse donde doblaba la esquina para no ser descubierta. ¿Por qué?, la verdad es que ni ella misma lo sabía. Pero lo que si la dejo sin aire en los pulmones fue ver como Fuyumi atravesaba el portón del mural que bordeaba la casa con claras intenciones de acceder a la residencia.

¡Oh, no!, ¡¿Y si ella también quería el empleo?! ¡¿Y si por llegar antes terminaba ganándole el puesto?! Cielos, ¡no! Si era así debía dejar de tontear y darse prisa en pelear por el trabajo.

Volvió a planchar su falda -esta vez principalmente porque estaba nerviosa-, acomodo el cuello de su uniforme de marinero negro y peinó un poco su cabello lista para ir, poner una de sus mejores sonrisas y conseguir el empleo con el que iba a poder sobrevivir hasta que fuera mayor de edad y el ganar dinero no se le hiciera tan complicado.

-Aquí voy... -Y con esa pequeña frase, atravesó el enorme e imponente portón de madera metros más atrás de la entrada principal, sin saber que su vida estaba a punto de cambiar drásticamente.

Baby SisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora