Capítulo 1

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—Ven a vivir conmigo —ofreció la mujer extendiendo sus manos para recibir a Honda Tohru, pero ella solo le miró fijo mientras los otros tres en la habitación le miraban horrorizados.

—Yo... Fuwa nee... verás, yo —balbuceó Tohru, indecisa.

Fuwa era, además de su abuelo, la única familia que ella tenía. Y la quería bastante. Pero había aprendido a querer como familia a los Soma, y se sentía cómoda con ellos, por eso no había pensado en la posibilidad de irse de esa casa en todo el tiempo que llevaba en ella.

—Lamento mucho no haber venido antes por ti, pero era difícil —excusó la castaña—. Ahora soy independiente, tengo una carrera, mi propio departamento y la oportunidad de darte todo lo que Kyoko neechan quería darte. Ahora puedo pagar tu instituto, puedo cubrir tus gastos personales e incluso pagar la universidad para ti.

Tohru continuó mirando a la hermana menor de su madre sin saber qué decir. A decir verdad estudiar la universidad era algo que ni siquiera se había planteado, se había convencido de que terminar el instituto era suficiente para cubrir el sueño de su madre, pero estaba consciente que entre más lejos llegara en los estudios, más complacida estaría Kyoko.

»Sé que suena difícil, por eso te daré tiempo de pensarlo pero déjame decir en mi favor que esto es lo mejor para ti. Además, no tienes que dejar de ver a tus amigos, puedes venir cada fin de semana que quieras. Viviremos a solo cuatro horas en tren.

Las últimas palabras de su tía le hicieron estremecer. Irse de la casa ya le sonaba difícil, dejar la ciudad, eso no le gustaba nada como sonaba. No quería dejarlo todo, pero el futuro que su pariente le ofrecía era bastante bueno, a decir verdad.

»Solo piénsalo, ¿quieres? También por mí —pidió Fuwa sonriendo lacónicamente—, eres lo único que me queda de ella. Te necesito cerca.

Tohru sintió los ojos arder, sobre todo cuando la sonrisa de su tía se cubrió de lágrimas y sus delgados labios temblaron.

—Prepararé la cena —dijo Tohru levantándose con dificultad, y caminó en dirección a la cocina, donde se desplomó de nuevo. No era buena soportando la presión, y justo en ese momento se sentía entre lo que quería y lo que, quizá, necesitaba.

Por su parte, en una habitación cercana, los tres chicos Soma se revolcaban en la impotencia. Este no era un asunto en el que debieran entrometerse, y lo odiaban como a nada. Ninguno de los tres quería que Tohru Honda dejara sus casas, pero no podían hacer mucho más que aceptar la decisión de la chica que había vacilado a cada palabra de la mujer en la mesa.

—Esto es lo mejor —aseguró Fuwa, incómoda por la expresión de esos guapos chicos—, ya no están en edad de ir pasándola. Tienen que pensar en el futuro, y el futuro es algo que no le pueden ofrecer a esa chica. Yo puedo darle todo.

—Nosotros estamos felices de ayudar a Tohru kun —dijo Shigure, provocando la sonrisa de la chica sentada frente a él.

—Ayudarla —dijo casi escupiendo la palabra—. ¿Hasta dónde eres capaz de ayudarla?, ¿piensas pagar sus estudios universitarios?... Hasta ahora le has dado un techo y comida, y Tohru los ha aceptado porque a cambio puede cubrir los servicios de la casa. ¿Crees que te dejará que pagues su universidad?, ¿qué tendría que darte a cambio si así lo hiciera? Pagar su vida universitaria no es algo que le vas a ofrecer —aseguró Fuwa—, porque eso es algo que ella no aceptaría de ti.

Las manos de Yuki y Kyo se empuñaron con tal fuerza que temblaron, mientras Shigure apretaba los dientes.

»Tohru no sabe ser una molestia —explicó la castaña—. Incluso con mi hermana se contenía. Pero nosotras somos familia, ella es la hija de mi hermana, y quiero que tenga todo lo que nunca pudo.

»Cuando mi hermana se casó mis padres le dieron la espalda, ella no cumplió las expectativas y la dejaron sin nada. En cambio yo pude estudiar y obtener una buena vida. Quiero que mi sobrina tenga todo lo que mis padres le negaron a mi hermana, quiero que Tohru tenga lo que Kyoko siempre soñó darle. Por eso les pido que me ayuden a convencer a Tohru de irse conmigo.

—Eso es algo que ella decidirá —gruñó la voz de un pelinaranja—. Nosotros no la empujaremos a tus brazos, pero tampoco la retendremos. Tohru hará lo que quiera hacer. Ella es quien elige en su vida.

—Estoy con Kyo —aseguró Yuki sin importarle que estaba de parte de su gran rival.

—Ya lo escuchaste —habló esta vez Shigure, complacido por la respuesta que habían dado sus pequeños parientes. Una respuesta bastante madura, aunque no lo suficientemente buena, pues él mejor que nadie sabía las ganas que ese par tenían de amarrar a Tohru a la cama mientras se deshacían de esa chica que intentaba arrebatárselas.

—Supongo que solo me queda dar mi mejor esfuerzo para que acepte —soltó Fuwa sonriendo. De alguna manera le hacía feliz saber a su sobrina querida y respetada por esos chicos. Pero no por eso se las dejaría, ella haría todo lo que en sus manos estuviera por hacer el sueño de su hermana realidad.


Continúa...

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