El llamado

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Por la eternidad me paralizó, pues quién sabe hasta cuando dure la tortura de un infinito en blanco.

Me petrifico ante el abismo, y conservo mi identidad porque la decoro y pinto con óleo seco.

Me congelo en el infierno, no cabe duda de que anhelo un destino raudo al fondo del barranco.

Cuento perlas de lluvia, cada una vale tanto como los fragmentos rotos de ese antiguo canto.

Desaparecerá la luz, o se opacará porque resistencia no tiene como nunca la tuvo un foco.

Se agrieta mi destino, porque en el auge del apocalipsis solo siendo roca sobrevivo.

Al final escucho el llamado, un grito de guerra que contra el viento y sin rumbo invoco.

Recolectando Fragmentos De Mi Alma RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora