CAPÍTULO 24-Un baño desagradable

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Veo su punto de vista pero no pueden ver el mío. ¿Es esa gran tragedia? ¿Que dos derechos pelean y ni siquiera uno de esos derechos puede progresar mientras se libra la batalla?

LoG, 60

Se escuchó el sonido de un enorme cuerno de hueso y empezaron gemidos y quejas colectivas de voces femeninas.

Cegata estaba, como de costumbre, tumbada en un agujero de arcilla endurecida justo debajo de su cama, con la cabeza en el estómago de Oso, que se estaba levantando y bajando rítmicamente. Ya estaba despierta y vestida con un uniforme marrón para entrenar, lista para salir gateando en cualquier momento.

El Día del Líder, pensó, al mismo tiempo agria y excitada.

Desde el día en que fue asignada a Barracón 1, y desde que le habían asignado una cama junto a la niña rubia pálida, Orla, Cegata persistentemente ignoraba la suavidad de su nueva cama y furtivamente se bajaba al agujero para dormir con su perro.

En la cama, también se sentía encerrada y cubierta. Su camilla nueva le recordaba demasiado a las cunas con barras, las del Orfelinato, donde ninguno de los huérfanos podía dormir bien.

Así fue como consiguió mantener la ilusión, y, diciendo la verdad, estaba acostumbrada a dormir con su enorme perro marrón.

Su cama actual estaba hecha de una madera gruesa pero sólida y oscura, y en lugar del suelo duro de la cuna, ahora podía dormir sobre un suave colchón lleno de paja. También tenía una almohada sólo para ella, que normalmente se llevaba al agujero.

Se arrastró de allí y se frotó los ojos con ambas manos. Oso abrió un ojo y agitó su cola peluda.

Le gustaba esta forma de pensar de Escoltas, buscar asociación continua entre un animal y un luchador.

El día de las Escoltas estaba tan concentrada que casi no se separaba de su perro en ningún momento.

El gran PiedraVista brillaba en la pared de madera del cuartel con un color amarillento claro.

En el dormitorio de los últimos Aprendices, llegó la Luz.

Qué graciosas son todas estas chicas, pensó.

En el Orfanato, solía despertar durante la Oscuridad, y comía sólo durante la Luz. Su problema era levantarse de la cama. Los mocosos de mamá, escupió en el suelo con desprecio y unas gotas cayeron sobre la niña acostada en la cama a su lado.

-Hey-, Orla se quejó soñolientamente, sacando las sábanas y limpiándose la cara. -Me has escupido en la cara-, gritó. -No es una buena manera de empezar el día.

-Lo siento,- dijo Cegata.

-No sabía que ya habías asomado la cabeza, vamos, que no contaba con eso. -añadió, burlándose.

Miró críticamente a su compañera de cama. La primera palabra que apareció en su mente fue "delgada". Orla parecía una persona translúcida, con su piel transparente, sus ojos tan brillantes de color verde, que parecían blancos y finos cabellos amarillos pálidos que llegaban hasta sus hombros. Entre otros Aprendices, cuando se reunían durante los ensayos y las sesiones de entrenamiento, ella actuaba casi invisible, siempre encorvada e intimidada por algo.

Como si alguien la hubiera hecho venir aquí. No lo entiendo, ¿por qué no vuelve a casa para jugar con sus muñecas? -, pensó Cegata, viendo a Orla hacer lentamente su cama y vestirse sentada en su borde.

Luego se frotó los ojos y suspiró.

-Oh, esto simplemente no puede ser. Me metí la túnica al revés-, tristemente señaló la camisa marrón con el número 1 en la parte delantera. - Es culpa de ellos, lo ponen juntos y todo se parece a una bolsa de color marrón, y no es elegante en absoluto -se quejó una vez más. -No sé lo que va hacia delante y lo que va hacia atrás...

La profecía del agua | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora