Capítulo #12

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Pov Edward*

Salí del baño, y me encontró con una Emma ya preparada en la mesa de masaje, cubierta únicamente con una toalla blanca colocada sobre su mono y redondo trasero.

¿Mono?

¿Qué hombre adulto utilizaba la palabra «mono»? Evidentemente yo. Pero así era. Pensaba que el trasero de Emma era mono aunque no quisiera admitirlo.

Me acerque a la mesa dándole la espalda a ella, tratando de sacarme de la cabeza la imagen de aquella piel bronceada y suave.

—Adelante —le dijo ella—. No estoy mirando.

No se me pasó la mirada escrutadora de su masajista... Después de todo, estaban en la suite nupcial. Pero me quitó rápidamente el albornoz sin decir una palabra y me tumbe boca abajo sobre la mesa.

No pude evitar suspirar cuando una toalla me cubrió, y un instante más tarde sintió el cálido aceite seguido de lo que parecían ser piedras calientes a lo largo de la espina dorsal.

—Increíble, ¿verdad?

Gire la cabeza en dirección a la relajada voz de Emma y trató de hablar, pero las palabras no salieron. Era imposible que así fuera. Emma tenía la cabeza apoyada en la almohada de sus brazos cruzados... Dejando al descubierto el costado de su cuerpo. La curva de sus senos burlándose de mí.

Apreté los dientes y rezó para no excitarme en aquel instante.

Pero, ¿cómo podría ser de otra manera?

Emma tenía los ojos cerrados, los rosados labios juntos mientras disfrutaba relajadamente del masaje Yo,  por mi parte, no podía relajarme. Sobretodo en la parte inferior de mi cuerpo. Apenas sentí las piedras calientes cuando la masajista las reajustó, ni sintió cómo empezó a masajearle la parte inferior de la espalda.

Lo único que podía sentir era un incómodo latido en la parte que ninguna masajista tocaría.

Cerré los ojos, deseando que me le fuera de la cabeza la imagen de los senos de Emma. Por desgracia, estaba clavada allí, y sabía que nada podría desbancar aquella imagen a menos que la viera completamente desnuda. Y eso grabaría otra imagen completamente diferente en mi cerebro, una mucho más peligrosa.

¿Cómo iba a casarme con Rachel si sentía cosas tan poderosas hacia Emma? No, sólo no era justo para ninguna mujer, sino tampoco para mí.

Hiciera lo que hiciera, tanto si seguía con mis sentimientos lujuriosos por Emma como si buscaba la fusión empresarial con Rachel, iba a tener que pagar el precio. En uno de los supuestos sería monetario, el otro lo pagaría con el corazón.

¿El corazón?

Deje escapar un suspiro profundo y frustrado. Sí, temía que mi corazón estuviera empezando a implicarse con Emma y con su seducción.  Eso echaba por tierra mis teorías anteriores sobre los sentimientos lujuriosos.

Y ahora, ¿qué diablos se suponía que tenía que hacer? Me estaría jugando la mente malas pasadas debido al íntimo escenario?

No. Si quería ser sincero conmigo mismo, debía reconocer que aquello empezó con aquel maldito toro mecánico. Bueno, al menos el despertar sexual. Pero el respeto y el cariño hacia Emma comenzaron poco después de que entrara a trabajar en Stone Entreprises y viera lo capaz y eficaz que era.

Bloquee el aroma fresco y limpio de los aceites. Bloquee el sonido de la cascada que había al otro lado de las puertas del patio. Bloquee los ligeros gemidos que estaba emitiendo Emma mientras disfrutaba de su masaje. Pero no pude bloquear el hecho de que si se entregaba a sus deseos, podría despedirse de todo por lo que había luchado.

¿For Business Or For Love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora