Capítulo #17

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Pov Emma*

Kauai era sin duda el lugar más hermoso que había visto en mi vida. Siempre había oído a Edward y a Eric hablar del hotel, pero no podía creer que nunca les hubiera escuchado hablar de la belleza de la exótica isla.

Por todas partes había gigantescos hibiscos con flores de todos los colores. Las colinas y los valles estaban cubiertos de verde y exuberante vegetación. Y en la base de todas las plantas tropicales, se encontraba la playa de arena más blanca que había visto jamás.

Y el mar... ¡Oh! Las aguas turquesas estuvieron a punto de dejarme sin respiración. En la distancia, las montañas parecían rodear y proteger toda aquella belleza.

—¡Emma!

Me gire al escuchar el grito, y ví a Sam tratando de correr mientras se balanceaba como un pato por la zona del vestíbulo.

Sólo nos habíamos visto una vez con anterioridad, pero habían chateado y hablado por teléfono muchas veces desde que Sam se casó con Eric.

—¡Mírate! — abrace a la embarazadísima mujer, y luego se echó hacia atrás para volver a mirarla—. Sigues estando guapísima.

Sam puso los ojos en blanco.

—¡Uf! Estoy rivalizando en peso con los delfines que hay allí fuera —señaló hacia el mar—. ¿Dónde está mi cuñado?

—Aquí mismo.

Edward cruzó la zona abierta del vestíbulo. Como me ocurría siempre,  se me aceleró el corazón. La suave brisa del mar le alborotaba el oscuro cabello, y su brillante y blanca sonrisa destacaba sobre su piel bronceada.

Y acababa de hacerme el amor de forma apasionada a bordo de su jet, no sólo en la cama, sino también en la ducha. Apenas había tenido tiempo de recogerme el cabello en un moño atado a la nuca, y de ponerme un par de sandalias blancas y un vestido de playa rosa.

Edward se interpuso entre nosotras y abrazó a Sam.

—Estás muy guapa. ¿Dónde está Eric? No puedo creer que te haya perdido de vista durante más de un minuto.

—Yo tampoco —se rió Sam—. Es muy protector con sus chicas.

Observe cómo la otra mujer se pasaba la mano por el protuberante vientre. Estaba segura de que fue un gesto inconsciente, y sin embargo cargado de amor.

Sam y Eric eran dos de las personas más generosas que había conocido en ni vida; no era de extrañar que se hubieran sentido atraídos el uno hacia el otro al instante.

—Edward, Emma...

Eric se dirigía hacia ellos.

—Te lo dije... —murmuró Sam con una sonrisa, mientras se giraba hacia su esposo, con el que sólo llevaba siete meses casada.

<<Si lo sé, en tan poco tiempo se casaron y ahora está embarazada>>

Eric deslizó la mano por la cintura de Sam, o por donde estaba antes la cintura, y la atrajo hacia sí.

—Ya era hora de que sacaras a Emma de esa oficina para que viera el resultado de su trabajo.

—¡Oh, no me importa! —le dije—. Pero tengo que admitir que éste es el lugar más hermoso que he visto en mi vida.

—Eso es lo que queremos oír —contestó Eric, antes de centrar la atención en su hermano—. ¿Cuánto tiempo vais a quedaros?

Edward se encogió de hombros.

—Unos cuantos días. Tenemos algunos asuntos de los que hablar contigo personalmente, y a mí me gustaría tomarme un día de relax.

Eric alzó las cejas.

¿For Business Or For Love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora