Capítulo Doce

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Frente a ti, con unos ojos fríos y sin párpados estaba Kayn. Sonreía siniestramente mientras su trenza se deshacía por las sombras. Marcas azules cubrían su torso desnudo y parte de sus brazos.

-- ¿... Kayn? --te dignaste a preguntar. Miraste a Rhaast, parecía una guadaña normal y eso no era buena señal. Él asintió, sin quitar su sonrisa. Quisiste ver a través de su alma, pero si ya de por sí leerla cuando él estaba en modo normal era distorsionado, ahora solo podías captar la oscuridad y el dolor del adolescente.

--Una versión mejorada. --Un paso hacia ti. Retrocediste. La acción se repitió hasta que quedó en a escasos centímetros de ti. Demoraste unos segundos en darte cuenta de todo.

--Por eso Kayn era diferente a los demás, por ti... --comprendiste.

--Somos uno. No me trates como otra persona. --ordenó algo irritado. --De la nada, sentiste unos fríos dedos recorriendo tu pierna. Tragaste duro. Tu katana estaba al otro lado de la habitación, y sabías que habría una masacre si pedías ayuda en el barco.
Tu miedo fascinó al sombrío.

--Ya veo por qué Kayn tuvo interés en ti, eres tan tierna... --Sus uñas se cravaron en tu pierna hasta hacerte sangrar. Soltaste un chillido de dolor. Intentaste invocar tu escudo, mas no era un ataque enemigo del todo, no podías hacer mucho.

-- ¿Qué quiere... ? --Intentaste sonar determinada. Él te dejó por unos breves momentos.

--Aunque quisiera, me gustaría tu muerte. Sin embargo, y aunque me cueste admitirlo... --Su mano tomó tu barbilla y te obligó a mirar sus ojos vacíos--... Sigues siendo un misterio muy útil. Incluso Rhaast te desea en ese sentido. No puedo desperdiciar a alguien de tu tipo. Pero... --Ahora te estaba lastimando nuevamente--. Eres un distractorio para mí.

--No te entiendo... --Querías golpearlo, escapar e invocar al viejo Kayn. Debías hacerlo--. Yo... Solo hago lo que puedo.

--Y eso ha encantado a mi otro yo. Una basura débil, que busca la aprobación y no la superación. --Sin previo aviso, Kayn empezó a morder tu cuello dejándote marcas horribles--. Si rompo tu esperanza... --Interrumpió su propia acción-- yo borraré mi propia debilidad. --Procedió a subir un poco tu camisa. Estabas asqueada, pero no llorabas.

--Suéltame, o...

-- ¿O qué? --Parecía divertido--. No eres más que un soporte. Ya te lo dije, podría matarte si quisiera. Ni siquiera tendrías tiempo de defenderte.

--Si Kayn se entera de esto...

--No me hará absolutamente nada. Porque no puede, ni quiero. --Casi mueres al sentir su mano sobre tu pecho, masajeandolo con brusquedad.  No había lujuria en él, solo diversión. No lo hacía por  placer, buscaba humillarte.

Te empujó hacia la cama y se puso encima tuyo. Ni hizo lo que cualquiera esperaría; empezó a rayar  tu piel con sus uñas similares a garras hasta hacerla sangrar. Con solo un toque, tu piel se convertía en un líquido carmesí conocido. Tus piernas ahora tenían líneas seguidas de sangre al igual que tus brazos. Ese era el comienzo, si lo dejabas hacer más podría arrancarte la piel sin matarte.

Pellizcó tus pezones de una forma dolorosa. La cama poco a poco se llenaba de tu sangre y estabas horrorizada. Eras débil en el sentido de lucha, pero aún te quedaban algunos trucos...

Colocaste tu frente con la de él, y poco a poco, las marcas desaparecían y su piel adquiría más color. Casi te desmayas por el esfuerzo sobre-humano de haber invocado al antiguo Kayn. Te sentías débil y tus heridas no ayudaban.

-- ¿Qué mierda...? --Te notó debajo de él-- ¡¿____?! --Se quitó al instante. Al notar su cabello suelto, supo que pasó. Te dolían los brazos por las heridas en forma de líneas verticales en ellas. Te sentías ultrajada. Te sentías débil.

Rhaast también volvió en sí.

--Dejaste salir al Sombrío nuevamente, Kayn. Y es un milagro que no nos haya poseído a ambos por la eternidad.

--Lo sé. --¿Veías preocupación en su mirar hacia ti? Un genuino arrepentimiento en esos ojos celeste que poco a poco empezaste a apreciar--. ¿Qué te hice? --También notó las marcas en tu cuello y esperarás que nunca viera las que habían debajo de tu camisa.

--Solo... Necesito desinfectar las heridas y detener el sangrado. --No había posibilidad de que tuvieras una hemorragia.

-- ¿Espantaste al sombrío, no es así, niña? --Rhaast acertó.

--Himitsu me ha enseñado algunos trucos... --Te paraste e intentaste no verle la cara a Kayn. Ahora que lo pensabas, podías notar con más claridad sus sentimientos. Estaba realmente arrepentido, pero ¿Una disculpa serviría? No podías evitar ver al llamado Sombrío en él.

--Déjame ayudarte... --Intentó acercaste, pero lo apartaste de un duro golpe. Rhaast silvó burlón.

--Lo siento, pero puedo sola... --Él no insistió más. Te encerrarse en el baño e hiciste lo posible por eliminar las heridas, pero no te podías curar a ti misma, por lo que tendrías que confiar en tu regeneración.

Al salir, Kayn se encontraba en su cama, pensativo.

-- ¿Qué te hice? --Volvió a preguntar mirando al techo.

--Solo... --decidiste explicárselo de la forma menos detallada posible. Te saltaste detalles cómo el por qué, cosa que hizo dudar a Kayn.

--No lo entiendo... Yo lo he controlado. He esperado el momento justo para someterlo a mi voluntad al igual que Rhaast. ¿Por qué aparece justo ahora?

-- ¿Qué es exactamente? --Kayn no sabía si contartelo o no, pero ahora que podrías percibir sus sentimientos con más facilidad, lo sabrías.

La vida en Noxus no era lo que se podría esperar. Los gritos de las personas asesinadas y torturadas eran la música de mi noche. Mis padres se creían sordos por ello. Siempre habían querido escapar de Noxus y empezar una nueva vida en cualquier otro lugar. Éramos de muy bajos recursos, y tampoco teníamos el potencial de ser soldados. Bueno, mis padres no tenían ese potencial, pero yo sí. A llantos, mi madre rogó que no me llevarán. Estuvo dispuesta a venderse solo por tenerme en casa, a su disposición. Mi padre, tan débil y pacífico, dijo que prefería ir en mi lugar. Mas todos ellos llantos y gritos no fueron nada para los soldados noxianos que me atracaron de sus brazos cuando yo tenía ocho años.

En esos dos años de entrenamiento, aprendí más de la realidad que mis padres querían que yo ignorara. Más de un compañero mío fue ejecutado por no cumplir las expectativas. Niños inocentes como yo. La sangre de los inexpertos era mi temor y mi motivo para mejorar como soldado. Entrené como lo pidieron, hasta que dos años después, en la invasión a Jonia, me encontré con mi salvación. La luz en mis sombras, que irónicamente sería mi camino a estas.

Cuando estuviste a punto de saber más, la distorsión habitual de Kayn volvió. Sería más duro de lo que pensabas.




Little Shadow [Kayn x Lectora]Where stories live. Discover now