Capítulo Dieciséis

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Una parte de ti había muerto. Y otra había sido revivida. Entendías que LeBlanc se había dejado asesinar, pero ¿con qué propósito? La rama del árbol no te daba respuestas, pero era relajante. Kayn se subió, mirando el atardecer que lo enloquecía en el buen sentido. Tanta calma le traían las sombras, y estabas aprendiendo a aceptar ese pequeño gusto. 

No querías alejarlo, tampoco querías que alguien te acompañara. Eras contradictoria, como toda tu existencia. 

--Recuperé mis recuerdos. Todos, de hecho...

--Lo sé. Zed dijo que lo harías en cuanto volvieras a Noxus. 

-- ¿Y qué hay de ti...? Tú eras de Noxus, ¿no?

-- ¿Alguien te lo dijo, o lo viste en mis recuerdos?

--Recuerdos. 

--Ya veo... --Era la primera vez que hablabas con Kayn en un mes. No sabías cómo sentirte. Seguías teniéndole temor a su contraparte... Bueno, después de lo vivido, te cuestionabas realmente que era el temor. 

-- ¿Sabes? El Asesino Sombrío solo buscaba separarnos. --Soltaste una leve y débil carcajada--. Como si hubiéramos estado unidos desde el principio. 

--Me gustaba entrenarte. Me recordabas a mí cuando era niño. 

--Lo sé. Zed lo dijo una vez. 

-- ¿En serio? --Parecía curioso. 

--Solo lo pensó, ¿pero hay diferencia? 

--Para ti no. --Estaban muy cerca del otro. Demasiado para haber estado tan alejados en tanto tiempo. 

--Zed... --Decidiste sonar seria y romper con cualquier humor o comedia--... Zed solo te usa como una marioneta. No le importas, no le importa nadie. --Kayn no se impresionó, mas nunca lo creyó cierto. 

--No se podía esperar nada de él, ¿verdad? --Kayn se acercó más a ti, hasta quedar a tu lado. La rama era larga, ancha y resistente. No habría problema alguno--. De todos modos... Seré líder de la Orden en cuanto someta a Rhaast. 

-- ¿Piensas derrocarlo?

--Ya deberías saberlo, por tus habilidades... 

--Quiero que me lo digas tú. --Lo miraste a los ojos, intentando no percibir nada. 

--Sí... Y quiero que tú me acompañes. --Te tomó de la mano con una delicadeza indigna de él. Te apartaste, viendo en él al Asesino Sombrío--. Si es por él, te prometo que no lo dejaré salir nunca más. No lo necesito si te tengo a ti en ese sentido de poder... y en el sentimental. 

--Kayn, ¿de qué estás hablando? 

--Tú... me... --Decidió callar. Tampoco querías saber qué iba a decir--. Olvídalo. --Bajó del árbol sin verte y repetiste su acción, pero él caminaba muy deprisa

-- ¿Que yo qué?

-- ¡Nada! Te dije que lo olvidarás, solo fue una tontería... --No había nadie en las afueras de la Orden. Solo la noche como testigo. Kayn volteó con brusquedad y estampó un beso en tus labios. Te relajaste de un momento a otro. Pudiste identificar que el peli-negro era un inexperto en besos, pero poco a poco empezó a profundizar. Te rodeó la cintura con los brazos y tú rodeaste su cuello. 

Separaron sus bocas por la falta de aire, pero seguían en la misma posición. Miraste el rostro de Kayn. No hacía falta decir lo atractivo que era de cerca, esos ojos celestes eran un lago de misterios que no te animabas a resolver, por el simple hecho de que era su encanto. 

En su rostro, miraste al Asesino Sombrío. Te estremeciste, pero no te separaste. Recordabas haber visto y sufrido cosas peores con LeBlanc. Ya no era un obstáculo, aunque... ¿podías perdonarlo? 

--No sé lo que te hice para que te alejaras... --Quería saber la respuesta.

--Me torturaste... --confesaste--. Me tiraste a la cama y... --tenías dificultad para hablar--. Casi... Tú, por poco... Diablos, no puedo decirlo. 

--Tampoco quiero saberlo. --Sin dudas, estaba arrepentido de algo que él técnicamente no hizo--. Yo... realmente lo lamento. --Le creías--. Además, tú... me gustas, me gustas mucho. 

--Creo que el beso lo dejó claro.

--Lo sé. 

-- ¿N-no es un poco apresurado? --Miraste a otro lado.

--Nunca he estado en una relación, así que no estoy seguro.

--A decir verdad, yo tampoco. --No había muchos chicos jóvenes o de tu edad en la Rosa Negra, así que nunca te llegaste a enamorar. Kayn era el primero por el que sentías algo... En el tiempo que entrenaron juntos, la pasabas muy bien a su lado. Era indescriptible, o tal vez no sabías qué era exactamente ese sentimiento.

-- ¿Entonces...? --Retiraste tus manos y él hizo lo mismo.

--Kayn, no creo que podamos ser pareja. Ni siquiera te he perdonado. --dijiste, algo decepcionada. Tu sentido común ahora tenía el mando. Cabía decir que te habías desensibilizado bastante después de la muerte de la matrona  que se suponía era tu madre. Ya nada te importaba en realidad. 

--Nunca más lo dejaré salir... Absorberé la fuerza de Rhaast sin su ayuda. 

--No es solo eso. --Lo miraste seriamente--. ¿Cuántas veces lo has dejado salir? Pudo haber matado a muchos sin que te dieras cuenta. Personas que tal vez intentaron estar cerca de ti, que no eran tus enemigos.

--Soy consciente de eso, pero tú me importas. 

--No realmente... --Seguiste tu camino hasta tu habitación. No querías hablar con nadie ahora.

No cenaste, solo fuiste a dormir. Mañana seguirías con tus entrenamientos. Habías abandonado totalmente la parte mágica de tu ser, y te concentrabas tanto en la física... Habías olvidado una parte de ti, el propósito de tu nacimiento y tu existencia como tal. 

Habían tantos problemas que poco a poco tu corazón se endurecía para poder ignorarlos con facilidad. Sentiste la presencia de Zed. Él seguía yendo personalmente, eras su favorita pese a no ser la más fuerte. 

--Pase... --Estabas sentada en la cama, y al entrar Zed se paró justo en frente de ti. 

--He oído que la misión en Noxus fue un éxito total. No se podía esperar menos de ti, siendo tú la encargada de matar a la matrona con sus propias manos. --Asentiste. No tenías animos para cortesías, cosa que molestó un poco a Zed.

--Estás un poco seca, ¿no te parece?

--Es probable, maestro. He pasado por todo tipo de cosas últimamente. --No le ibas a contar tus secretos al maestro, pero éste no era ignorante.

--Tu relación con mi mejor alumno se complica día tras día. Deberías olvidarlo y concentrarte en tu futuro. --recomendó, con intenciones egoístas. 

--Es... complicado. 

--Cosas de adolescentes, ¿no? --rió un poco--. También tuve romances complicados, pero al olvidarlos me volví fuerte. El amor no es más que una debilidad, sinónimo del equilibrio y la paz. 

--No siento absolutamente nada por él, maestro. Sé que es un distractor y por ello lo ignoro. --mentiste.  En otros tiempos te hubieras sonrojado y negado todo de una forma ridícula y poco creíble, pero ahora... 

No eras más que una muñeca rota. 

Little Shadow [Kayn x Lectora]Where stories live. Discover now