Little Shadow [Kayn x Lectora]

Capítulo Dieciocho

Luku siempre era buena compañía, en especial en los días tristes y amargados. Ella era tan femenina aunque no lo pareciera, cuidando siempre de su cabello y, por desgracia, del tuyo. 

--Te lo digo, no está bien que no te cuides más el cabello. ¡Es hermoso! --dijo mientras jalaba con un cepillo hasta las raíces de tu pelo. 

--Sí, sí... --Estabas demasiado distraída, tu relación con Kayn ahora era mucho más complicada. 

-- ¡Te lo digo porque me preocupas, Kayn! --dijiste, pero él parecía muy distraído en su odio--. No te oculté nada por ningún tiempo.

-- ¡No es eso! --replicó--. Es solo que... No creía que de verdad Zed fuera...

-- ¿Un líder sensato, frío y calculador que realmente no siente nada por nadie? Ya te había advertido sobre eso. Es más, creo que has estado muy ciego para no haberlo notado tras años de estar a su lado. --Ahora no pensabas con claridad. Te enojaba que no haya visto la realidad--. ¿Tan desesperado estabas por el amor de un padre que creaste tu propio mundo de fantasía, Kayn? 

Esa fue la gota que derramó el vaso. 

--El amor es tan complicado --suspiraste--. No sé ni para qué me esfuerzo. 

--Kayn nunca ha sido alguien fácil de tratar... --comentó Luku, dejando tu cabello en paz. 

-- ¿Quién dijo que hablo de Kayn? --Ella te miró como si fuese la cosa más obvia del mundo. 

-- ¿Si quiera tratas con otros chicos además de él? 

--Buen punto, pero... --Recodaste al Asesino Sombrío. Tus huesos siendo aplastados en cuestión de segundos, sus pálidos y fríos dedos recorriendo ese cuerpo que poseías. Negaste con la cabeza, ya lo habías superado. El rencor seguía--... Digamos que tampoco me interesa mucho... --"Y por eso correspondiste su beso, eras una idiota. Corrección, lo sigues siendo"

--Pfff, se nota que te gusta mucho, pero no lo entiendes. Solo... Todo el mundo sabe que Kayn no está bien de la cabeza. --"No tienes ni idea"--. Solo piensa en matar, y en Zed. "Miren, miren. Soy Kayn, no me interesan las mujeres, salvo y probablemente ____. Solo sirvo para asesinar personas y complacer de diferentes maneras a mi maestro. Ah, y cuando tenía doce años entré al baño de mujeres por error." --Reíste ante la imitación de tu compañera. 

Tu cuarto no sería el más grande, pero era perfecto para una especie de noche de chicas en tu único día libre. 

-- ¿En serio hizo eso? --Luku asintió.

--Era bueno con las armas. Con lo demás... --Mordió sus labios. 

--Y no me gusta... --"Oh, claro que no. Estoy prácticamente enamorada, de una forma rápida y forzada..." No lo era. Kayn era más que una marioneta asesina rota. Y nunca nadie había tenido sentimientos tan claros, siendo que él tenía una segunda alma que opaca tu señal. 

--Lo que digas... 

_______________________________________

--No soy un idiota, _____ --confesó Zed hacia dos días--. Sé perfectamente del Asesino Sombrío y su poder. Desde que Kayn llegó aquí, supe del poder que poseía... Y tú eres la clave para explotarlo a mi antojo. 

Esas palabras te seguían y eran difíciles de olvidar. 

Debías disculparte con Kayn. Él estaba arrepentido, ¿Por qué tú no?

"Porque le dije la verdad..." Te preguntabas cómo había Sido la relación con tu padre, pero el Darkin y el Asesino Sombrío no dejaban nada. Solo percibías débiles fragmentos de sus sentimientos.

Rhaast podría tener la respuesta a tu pequeña curiosidad y a un gran misterio. Te dirigiste al cuarto  de armas, donde ahí estaba Rhaast reposando.

--Ah, mi no tan querida ______... --Kayn estaba en una misión muy corta, tan confiado se fue que dejó a su herramienta más útil y fuerte--. ¿Vienes a molestar un poco? Kayn, ya sabes, no está...

--Te busco a ti. --Tomaste el arma entre tus manos. Un escalofrío recorrió todo tu cuerpo. Estaba lleno de maldad, sucia e irreconocible.

--Es extraño... Desde que Kayn se convirtió en mi portador, nunca nadie me había tocado. --No te convertirías en un darkin ni morirías. Rhaast ya tenía dueño.

--Lo siento, no lo siento. --Como lo suponías, Rhaast no tenía forma de explorar memorias, y el control mental era inútil. Tendrías que hacerlo a la antigua.

-- ¿Cómo y cuándo apareció el Asesino Sombrío?

--Eso solo Kayn lo sabe con exactitud. Además, ni aunque supiera algo te lo diría... Oh, espera. Sí lo haré. --Suspiró--. Kayn ya tenía ese poder antes de que yo llegara a su existencia. Pero empezó a definirse en el momento exacto en el que tomó contacto conmigo.

-- ¿No sabes lo qué es? --Si hubiera podido, Rhaast hubiese negado.

--No. Bueno. Tengo una idea... Pero, no sé si contartelo... --Lo dejaste caer fuertemente al suelo--. Bien, bien. No eres tan pacifista como me temía. Kayn es el elegido, él nació con ese poder. Lo que es... Supongo que es la reencarnación de algún ente maligno, ¿No crees?

--Tiene sentido... --Debías averiguar más a fondo.

Alguien entró en la habitación sin usar la puerta. Kayn, con el Paso Sombrío, se hizo presente.

--____, ¿Qué haces aquí? --No parecía enojado, solo sorprendido.

--Hacia tiempo que no hablaba con Rhaast, eso es todo. --Qué pésima mentirosa...

--Oh... Ya veo. --Recogió la guadaña y se dispuso a retirar. Mas, sombras lo invadieron y de un momento a otro, el Asesino Sombrío regresó. No tenía una sonrisa arrogante, maligna u oscura. Solo era él con su rostro serio.

-- ¿Qué quieres?

--Eliminarte. --Sacaste la katana y la empuñaste--. Por favor, ¿De verdad eres capaz de herir a Kayn? ¿A mí? --En cuestión de segundos, él sostenía tu mano de la espada mientras que la katana intentaba atravesar su garganta. Él parecía sorprendido, más cuando notó que estaba usando mucha fuerza para contenerte--. Así que no te interesa, ¿Eh? Siempre supe que eras una perra egoísta. 

--Solo un detalle... --Sonreíste sádicamente--. No todo es lo que parece. Un shuriken se incrustó el pecho de Kayn, obligando al Sombrío a irse por la sorpresa y dejando al cuerpo del peli-negro caer al suelo. Rápidamente, y antes de que Kayn despertara, usaste tus poderes curativos para sanar la herida.

-- ¿Qué...? --Él se dió cuenta de todo--. ¡¿Qué demonios te hizo?! --Una chispa de felicidad se prendió en tu corazón, seguía queriéndote pese a todo. 

--Nada. --Le diste una cálida sonrisa para que te creyera--. No pasó nada...