Cap.9~Yo No me Llamo Luna

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Capítulo nueve

—Sara—escucho una voz a lo lejos—Sara, levántate son las seis y a las siete tenemos que estar en los estacionamientos—siento algo caliente encima mío y abro los ojos de par en par.

—Paola, por favor, yo soy rápida para bañarme y alistarme, entra tu primero—la tiro al otro lado de la cama y me volteo dándole la espalda tapándome de pies a cabeza con la colcha.

—Esta bien, pero será tu culpa si luego nos... —su voz se va apagando, espero que terminé la oración y lo que escucho son ronquidos y una respiración fuerte.

Me destapo y salgo de la cama, entro al baño y me subo el pantalón de pijama para no mojarlo con el agua que cae, abro el grifo y lleno de agua el platito donde se pone el jabón y corro hacia ella.

—Paola, Paolita—digo bajito en su oído—bueno ya que no te quieres levantar tocará hacerlo.

Se estira —¿Qué me tocará? —le tiro el agua en la cara y salgo riendo como una loca maniática.

Siempre quise hacer esto.

No sé que me paso ayer, hablando cosas triviales, en la noche con ella pude deducir que es una buena persona, pero no sé que le paso a mi fortaleza que ahora hasta tengo la confianza para hacer eso.

Creo que fue la emoción.

—Me vengaré —su rostro toma una expresión diabólica y sale de la cama para entrar al baño con su toalla en la espalda.

Arreglo mi cama y busco mi bolsa, pero rápidamente me acuerdo de que no tire nada por andar apurada.

Solo un monton de cuadernos.

O sea que mi ropa es solo lo que me puse ayer, unos botines chocolates, el pantalón jean, la camisa de puntos negros y la ropa sucia que es la camisa negra, el pantalón negro, las nike y la sensual ropa interior de abuela.

No hay más nada.

Alzo la mirada y veo a Paola salir con una toalla en la cabeza y otra atada en su cuerpo. Apenas me mira para de caminar.

—¿Qué pasa? —niego—Oye si vamos a ser compañeras debemos tener comunicación.

Suspiro —No tengo nada que ponerme—quito la mirada de su rostro.

Esto es algo vergonzoso.

Ella sonríe —Sara, ¿Solo es eso? —la vuelvo a mirar y asiento—Tú no te preocupes por eso, ahora entra ahí —camina hacia mí y me levanta —al baño y bañate —me empuja y antes de que pueda protestar cierra la puerta dejándome con la palabra en la boca.

Me despojo de la ropa y tomo un baño medio largo, cepillo mis dientes y salgo envuelta en la única toalla que me ha dejado Paola.

La busco con la mirada y la veo frente al espejo con un conjunto expectacular. Una camisa blanca, un pantalón jean oscuro y unos zapatitos bajos de color crema, un sombrero negro redondo y una cartera de lado color negra—Sé que estoy hermosa, pero ya deja de mirarme así, me incómoda.

Sonrío—¿Así como? —camino a mi cama para recoger las toallas mojadas que ella dejo tiradas ahí.

—Asi, raro—niego sonriendo.

—¿Y bien? ¿Para qué me hiciste bañarme? —pongo mis manos en forma de jarra.

—Pues tú y yo creo que somos de tallas idénticas—agarra una bola de ropa que está en su cama—esta camisa blanca junto con estos jeans de tiro alto y —alza el dedo índice—estas zapatillas blancas le van bien—me las tiende—ahora vistete.

El Alpha Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora