Cap.49~Combate

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Capítulo cuarenta y nueve

En un intento de valentia reuno las fuerzas para llegar hasta él y darle un fuerte golpe por el costado, miro como rápidamente se levanta y fija su vista en mí, pero mi error fue creer que la perra que tengo a un lado no interferiría en nuestro combate.

—Pensé que éste era un duelo de dos, no de tres—chupo la sangre que sale de mi labio roto.

Sonríe falsamente —Tú error siempre será creer que todo es justo—salgo impulsada por los aires.

Alcibíades antes de caer se asegura que me rompa unas costillas y recibo una patada en la cara y otra en el estómago.

—DÉJENLA, MALDITA SEA SI LE HACEN ALGO MÁS LOS MATO, JURO QUE LOS MATO—su voz suena caragada de odio y rencor. Observo su rostro que se deforma cuando me ve en el suelo tirada.

Levanto mi mano un poco y abro mi mano —espera—susurro solo para los dos y soy levantada por la ex zorra de la manada.

—Tus últimas palabras antes de morir al frente de los pulgosos—un chirrido llega a mis tímpanos. Volteo a ver como dos seguidores demonio traen la guillotina y la colocan a escasos metros de nosotros.

Sonrío —Tu también eres una pulgosa —volteo mis ojos y se van tornando rojos, tomo su cuello con mis manos libres.

—Suéltal... —no le alcanza decir al señor alcibíades cuando absorbo parte de la energía de su cuerpo dejandola a mis pies.

—Te dije que no quiero luchar con débiles —miro su desagradable existencia y la mando lejos de mí—ahora si, vamos tú y yo a terminar con ésta porquería—sonrío viendo su ira crecer.

Verdad que no te gusta.

—Estúpida sea la vez que me metí con aquella reina de los demonios formandote a ti, la princesa de los demonios, y maldita sea la vez que no te mate y escogí a la malparida de Elizabeth para que te criará como suya—¿qué? Aprovecha mi condición y me da un golpe lanzandome lejos.

Elizabeth no es mi madre.

No lo es.

Volteo mi vista hacia ella que se encuentra petrificada en su sitio y lo peor del caso es que no lo niega.

Soy hija de una reina demonio.

Sonrío con ignorancia, la muy zorra me abandono a mi suerte con el malnacido.

Eso ni siquiera debe llemarse reina.

—Si lo que dices es verdad como es que no me acuerdo de ello— quedo atras de él en un movimiento y él me tira al piso otra vez.

—Sus hechizos, magia y principados son fuertes, es el motivo por el cual no recuerdas—dobla mi brazo y grito—tus ojos, solo un demonio real puede cambiarlos al rojo puro y vivo, además transformarse en espíritu como tú —dejo caer lágrimas por el dolor inmenso en mi brazo y siento como mi energía es absorbida por él.

Mi respirar es pesado y todo empieza a volverse negro, mis ojos viajan a Elizabeth que trata de soltarse del agarre de dos demonios al verme, los ojos de todos en la manada recaen sobre mí y siento mi vida al borde de la muerte. Mis pestañas ya tapan mi vista y volteo mi mirada a él que está con ganas de soltarse, gritando y llorando.

Llorando.

Al frente de todos.

La voz del imbécil llena todo el lugar y a mi mente llega distorsionada, pisa mi cabeza y la rabia hace estragos en mi interior.

Esto no lo puedo permitir.

Los llantos de Amir me hace alzar la vista donde su cabecita es puesta en la guillotina.

El Alpha Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora