Cap.24~Explicación

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Capítulo veinticuatro

Una mano en mi cabello me despierta de tal placentero sueño y los recuerdos llegan a mi mente como si de comida se trátase.

Abro mis ojos y me encuentro con una sonrisa en los labios del señor Wade.

Siempre tan hermoso aunque este golpeado y mal herido. Quito mi cabeza de su brazo al ver como su cara trata de no hacer ninguna mueca de dolor.

Mientras lo observo a los ojos no puedo dejar de pensar en lo que tenemos que hablar, en un instante me levanto de su lado y camino hasta el sillón para empujarlo cerca de la cama y asentarme.

—Tenemos que hablar—es todo lo que sale de mi boca para que su sonrisa se borre y una expresión de terror se instale en su rostro—Va a ser más difícil después y necesito saber la verdad.

Pierde la mirada en la pintura del cuarto—Esto era lo que me temía. Antes de empezar a relatar lo que tengo que decir, me podrías contar cómo fue que supiste sobre nosotros.

Suspiro y me acomodo en el sillón—Cuando yo llegué aquí el día que tú me pediste cuidar a Arturo, en la ventana habían unos ojos rojos, los del vampiro, y desaparecieron dejando... —voy del otro lado de su cama, me agacho para meter la mano y sacar el libro —esto—el desvía su mirada al libro —mi curiosidad no aguanto y lo leí sin consultarte o decirte de lo que había visto, pues pensaba que me trataría de loca, además estaba incrédula con todo lo que había leído.

Llevo el libro conmigo a el sillón y lo recuesto de un lado—Leí la primera página y todo me parecía absurdo y totalmente irracional, pensé que era solo un libro ficticio, fui pasando página por página solo para ver las personas que habían en este y llegando al final me encontré con Fernando Dhall, tu padre; leí sobre él y sobre tu hermana hasta cruzar a la otra y de primer plano te vi. Mi curiosidad solo aumento el deseo de saber más para ver si todo era realidad hasta que todo pasó.

Tocan la puerta y por esta se asoman varias personas, entre ellas su madre—Hijo podemos pasar.

Observo a Wade pensar y antes de que diga algo lo interrumpo—Yo dije que no podían estar aquí. Su alpha está herido y necesita reposo, con todo el respeto que se merecen, perdónenme por hablar así, pero necesito saber todo y eso pasará antes de que entren—me regresa una mirada atónita, su hermana me mira con recelo, Matías y Elizabeth solo asienten y se alejan, mientras que los demás esperan las órdenes de Wade.

—Mira niña, tu puedes ser la luna de mi hijo, pero yo tengo derecho a entrar—estrella las puertas de par en par.

Volteo hacia él y veo su mirada perdida en lo blanco de la pared.

Yo mejor me voy.

—Parece que no te importa la privacidad y todo lo que me tienes que explicar. Wade, respeto a tu familia porque es lo más importante para ti y yo no soy nada importante para ti—quita su mirada de la pared y me observa rápidamente —pero si no tengo privacidad en todo lo que me contarás, no tendré las ideas claras y todo en mi mente será un caos—me levanto de el sillón.

—Pueden pasar—digo y camino a la puerta.

Esto no vale la pena.

Siento una pequeña brisa azotar contra mi cabello y su mano cálida toma la mía.

Mira a su familia—Su luna les dio una orden, no entren, más ahora pueden venir — cierra la puerta y gira mi cuerpo hacia esta, sus ojos miran fijamente los míos y su olor me pega de lleno—y tu niña necia y testaruda, no vuelvas a repetir que no eres importante para mí, porque sin ti yo me muero—toca mi mejilla —Te contaré todo.

El Alpha Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora