Epílogo

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Pov Sara

Ya han pasado ocho meses desde que ocurrió el ataque a la manada y mi casamiento improvisado. Si lo pienso de esa manera casarme de un día para otro fue lo más loco que había hecho en mi existencia.

No negaré que me gustó, y mucho.

Pero luego de eso hubo un poco de desilusión ya que el padre de mi ricachón se tuvo que ir de la mansión dado a que queria olvidar todo lo sucedido y necesitaba alejar los recuerdos que habían en la manada y tal.

Wade respeto su desición sin cuestionarlo y partio hace tres meses atrás, luego de eso él es solo trabajo y velar por mi cuidado como semihumana, aun que no sé porque. Como seguía diciendo, luego de que me dijesen que soy prácticamente más humana que otra cosa me he cuidado un poco más, en realidad no yo, si no el ricachón.

A aumentado la seguridad para Amir y para mí al triple. No hay salidas si no está Paola o Roberto a mi lado y sobre Amir, mi hijo, pues como sabran el crece a un ritmo sumamente rápido, tiene apenas ocho meses y ya camina y habla como un niño de un año o quizas dos y su fuerza cada vez es mayor ya que antes de ayer le saco el aire a Ricky Ricón cuando se le tiro encima en el sofá de sala de estar.

En fin, la casa a estado un poco movida, hemos tenido visitas, los abuelos, primos de Wade, amigos lejanos, en conclusión, mucha gente que le reclamó por no invitarlos a la fiesta y claro está que a él como casi no le importa nada siempre evita la conversación rápido, pero fuera de eso todo es normal.

La alarma en la mesa de noche suena y me levanto de la cama con una gran pesadez. Debo ir a mi cuarto de estudio a verme con mis profesores de materia.

Sí, doy clases en la mansión con profesores pagados por Wade.

Mis pasos suenan por todo el piso de madera y me abrazo a mi misma tratando de encontrar calor en ésta madrugada tan helada, me asomo al cuarto de Amir y lo veo durmiedo plácidamente con nana a su lado en una silla mecedora.

Entro al cuarto y con pasos ligeros llego hasta ella y remuevo un poco su hombro, su cara voltea hacia mi y suspira alivida —¡Dios niña! ¿Me quieres dar un infarto? —habla suave y sonrío.

—Solo quiero que te acuestes a dormir por que debes estar agotada, él ya está dormido y no despertará, al menos no ahora—su vista viaja a mi hijo todo mal acomodado en la cama.

—Prefiero quedarme con Amir, me recuerda mucho a mi niño cuando era chico, es como revivir esa experiencia de tener a un bullero en la casa que desordena todo —siento unas manos en mi cintura y un pecho fuerte atrás mío.

—Sé que te encantaba que te botara las flores en el piso o que te sacara los polifones del sillón —alzo una ceja.

—Ricachón, ¿Qué haces aquí? —coloco mis manos arriba de las de él para soltarme y abrazarlo.

—Una linda gatita salió de la habitación dejándome solito y abandonado con este frío que hace hoy—ruedo los ojos divertida.

—Sabes que tengo que estudiar —susurro volteando a ver a Amir quien se remueve en su cama.

Empujo a Wade fuera del cuarto hasta el pasillo—Tranquila, mi amor—cierro la puerta detrás de mí y me cruzo de brazos.

—¿No deberías estar dormido? —acuso.

—Te vine a buscar, tus profesores no pueden asistir hoy porque las vías para llegar aquí están atascadas —bajo mis brazos.

—¿De verdad? No será éste uno de tus sucios planes —achico mis ojos.

El Alpha Millonario ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora