capitulo 11: La princesa de Champagne y Normandía

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Versalles, 23 de marzo de 1774
El nuevo titulo de princesa le trajo privilegios y favores bastante importantes, mudaron sus apartmentos a una serie de habitaciones que daban al jardin, y quedaban casi pegadas a los grandes apartamentos reales.

-"poned la redenza debajo de aquel espejo, quiero que se alinee a la cama, además colocadle los jarrones de meissen encima por favor"

-" si madame"

-"Anneliese, lleva ese espejo al vestidor"

-"si madame"

Al tener ahora su propia habitacion, Adélaïde se convertía en parte de la crema y nata de la corte, ya que podía organizar journees d' appartament¹ con billar y varios refrescos.
Su apartamento contaba de una primera antecámara, salón, segunda antecámara, dormitorio, biblioteca, vestidor de chinoiserie y gabinete interior, era igual al de su esposo, solo que el del duque tenía las duras formas del barroco y las de Adélaïde, poseían la delicadeza del rococó.

-"Por favor poned la alfombra de Aubusson en el vestidor"

-" si madame"

-"ah! Y quiero Una lit à la Turque²!"

-"se la pediré a Riesner³, madame"

Al terminar la decoración, la habitación lucía increiblemente radiante, con paredes Verde Aguamarina en boiseries y jarrones de las fábricas de Meissen, para recordarle su tierra natal y de Limoges, para recordarle la tierra de su esposo.

Eran mas o menos las seis de la tarde, y adelaide se encontraba bordando cerca de la gran chimenea de mármol qué habia en suite dormitorio, usando un vestido de invierno color gris, afuera estaba helado y nublado, era el día perfecto para Tomar chocolate, no estaba sola, madame de Pondereus estaba al lado de ella, a decir verdad, Adélaïde trataba a la condesa de la mejor forma en que pudiese ser tratada, recibía todos los privilegios posibles, y demostraba su agradecimiento constantemente.

-"¿quieres que llame al músico?"

-"sería encantador" respondió la baronesa

-"Anneliese, llama a Gluck, por favor y qué traiga las partituras de Clavecín"

-"Sí madame"

Gluck se hallaba en la corte, invitado por la Reina, para ser su propio superintendente de Los "menus plaisirs⁴"
Era un ambiente de calma total,el ruido de la leña quemandose, la enclenque y tenue luz de las velas, el aroma del chocolate, el ruido de la cuchara en la porcelana, el clavicordio y el ruido del viento y Los pasos distantes, era en efecto un día hermoso para Adélaïde, la melancolía y el silencio solo la dejaban pensar en su madre, en Austria y en sus hermanas y hermanos.
Mientras tanto, Antonieta paseaba en Los jardines, con un parasol, a pesar de que estaba nublado. De repente, lluvia, empezó a lloviznar, el agua fría se sentia muy bien en las manos, aunque su peinado se estaba arruinando.

-"Buen día hermana!"
Dijo Antonieta, entrando Al salon por el jardín. La condesa se levantó y dió una reverencia
-"bonjour Madame!"

-"Buenos días, ¿qué te trae aquí?"

-"comenzó a llover y me aburrí, le pedire a Madame de Noailles que me traiga el té, me siento increíblemente cansada!"

Así trascurrió el resto de la tarde, una atmósfera gris reinaba en el palacio, el rey parecía estar eternamente concentrado en sus hobbies y el duque parecía indiferente a todo, encerrado en su estudio.

Era de noche. La corte ya se habia retirado a sus habitaciones, solo se escuchaba el crujir de la leña en las chimeneas, ademas de los péndulos de los relojes. La luz de la luna entraba y suavemente tocaba los muebles, los dorados de las boiseries de los paneles brillaban con un lúgubre tono azulado, las sedas y alfombras eran suavemente acariciadas por la oscuridad de la noche, los corredores se oscurecian a la distancia, cada tanto se oía a algun guardia bostezar o caminar.

Adélaïde se despertó sin ninguna razón, muerta de frio, se sentía observada

-"¡¿quien está ahí?!" Dijo en un tono tembloroso

Nada apareció, parecía ser un sueño, pero la curiosidad se apoderó de ella. Se puso su batón, cogió un candelabro, y por si acaso, unas tijeras muy afiladas. Salió en puntillas para no hacer crujir la madera del piso y habitacion tras habitación caminaba temerosamente, pero no encontró a nadie.
Al volver, la oscuridad no la dejaba distinguir salones y fue por los apartamentos de su marido, al darse cuenta, creyó que él podría estar en su situación, así que se dirigió a su dormitorio, pero escuchó unos sonidos extraños, así que fue por el pasaje secreto que conectaba con su dormitorio.
Suavemente abrió la puerta y vió una escena muy desagradable, su marido con una amante, su respiración se cortó y la tristeza se apoderó de ella, y el pensamiento de "y yo todavía no fuy desplorada"

-¿¡qué demonios crees que haces charles fraçois de Bourbon?!

Pero el solo le dijo en un tono cortante

-vete ya mismo

Ella se fué corriendo y cerro con llave todos los accesos a sus apartamentos, incluyendo ventanas y pasajes, cerró las cortinas y le pidió a su dama de companía madame de pondereus pasteles y dulces alemanes, ademas de una chocolatera llena. Cerró las cortinas y se dispusó a llorar muy fuerte mientras comía, lo que la hacía sonar terriblemente mal.

Y así se fué una semana, su hermana, su cuñado y su esposo estaban preocupados, pero a ninguno les extraño que el príncipe tuviese una amante, ya que en la francia del antiguo régimen⁵ era totalmente normal simbolizaba su masculinidad, y en el caso de un rey, la virilidad y poder  de la nación, es más, a estas se les otorgaba el titulo de "amante oficial". Adelaïde tenìa la suerte de ser de metabolismo rápido, para no engordar, ya que lo único que comía eran dulces y pasteles muy calóricos o comidas saladas pesadas. Solo dejaba entar a sus sirvientas y a madame de pondereus, por el día se oían llantos y lamentos y por la noche se la oía tocar lugubres sonatas en la viola da gamba y el clavecín.

Tras siete días, Adélaïde al fin salió, los rumores de una enfermedad o un embarazo ilegítimo se disiparon, Antonieta estaba muy contenta. Se reunieron en el gabinete de la meridiana, un gabinete privado de Antonieta en sus apartamentos privados. Ella le explicó lo normal de la situación, y el hecho de que eso era  en cierto modo, una obligación para el duque, lo cual la libero de toda preocupación, puede que su marudo la haya amado, pero que sufriera la vergüenza que sentía su hermano a la hora de la intimidad, por lo que puede ser que haya sido una clase de "práctica" para ello, pero igual no le resultaba del todo bien, ya que si ella había logrado mantenerse virgen, para luego entregarsela a su marido y unicamente a el, el podría haber resistido la tentación, pero aún así, lo comprendío, después de todo no podía discutir algo tan privado con su marido con la posibilidad de rumores escandalosos en la corte.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2019 ⏰

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Adiós, Adélaïde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora