capítulo 6: Madames, la duquesa y la delfina

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Versalles, 15 de Abril de 1771, la condesa de Pondereus despertó a Adélaïde, y todas las damas de la corte continuaron con el ceremonial, al salir de la antesala, madame Isabel, La princesa de Lamballe, Antonieta, el duque, la condesa de Provènze, el delfín y el duque la esperaban. Al abrir la puerta instantáneamente todos arrojaron pétalos de rosa, y gritaron "¡Feliz cumpleaños!" ella se asustó y comenzó a reír, de verdad estaba feliz. Atravesó la galería baja seguida de de todo su séquito de damas de compañía, amigas, familia y cortesanas, de verdad lucía imponente. Se dirigió hacia los jardines, donde recibió el regalo de su madre, una pequeña galera de jardín, para navegar por el gran canal, el delfín había construido un pabellón para guardarla, la galera se llamaba "la duquesa" al verla, Adélaïde se cubrió la boca y comenzó a saltar mientras reía a gritos. Dieron un paseo en la duquesa por el gran canal de Versalles. El rey ofreció un almuerzo en el jardín junto al estanque de la Garde Suisse, todas las damas de la corte la felicitaron y le entregaron sus regalos, Antonieta le dió un exquisito vestido de seda hindú color naranja, con hondas y encaje celeste, el delfín le dió un maravilloso abanico de marfil tallado con pinturas a mano en la tela e hilos de oro, Louise le dió un vestido a la inglesa color lila y el duque le regaló un espléndido abrigo de piel de visón con un sombrero a juego, recibió gran cantidad de maravillosos regalos. A las 5 de la tarde la corte entera se retiró al palacio de Bellevue para la ceremonia de entrega del Chateâu, colocaron una banda de terciopelo rojo, la cual el rey corto y al son de los violines, madame Adelaida le entrego las llaves, toda la corte la aplaudió, entraron al palacio, donde en el salón del jardín, habían plegado una mesa llena de bombones de frutas y frutas azucaradas, también habían licores de frutas como frutilla y durazno. En el jardín si interpretaban las 4 estaciones de Vivaldi mientras jugaban al gallito ciego. Acabaron por volver a Versalles a las 07:30 de la tarde, las cortesanas, los duques, la princesa, los delfines y el rey se retiraron a sus aposentos para prepararse para el baile. La corte se reunió en la galería de los espejos, un gran grupo de trompetista se enfiló en el apartamento del rey, Al entrar Adélaïde, comenzaron a tocar, instantáneamente la corte se organizó, el rey se encontraba en su trono, acompañado por duBarry, el duque y el delfín, Antonieta la escoltaba, el Bastonero golpeó su bastón y grito, "sus altezas reales, la Delfina de Francia y la duquesa de Champagne y Normandía!" Al terminar la frase, la orquesta comenzó a tocar la marche d' Triomphe de Carpentier, La duquesa y la Delfina atravesaron la galería, toda la corte hizo una respetuosa reverencia, al llegar al pedestal del rey, el, el delfín y el duque le besaron la mano y el rey grito "¡Que comience la fiesta!". Adélaïde bailó y platico con las damas al son de los oboes, bailaron el minuet, todo se veía realmente galante, las telas de los trajes y vestidos brillaban junto a los espejos y candelabros, que irradiaban una tenue y gentil luz, que, junto al cotilleo de las damas, creaban un ambiente plagado de coquetería, haciendo de la galería de los espejos, un mundo irreal. Cerca de las 09:30 de la noche, la fiesta seguía vibrante y Antonieta jugaba a las cartas, haciendo pequeñas apuestas, Louise y Adélaïde, comían frutas azucaradas mientras jugaban a las damas chinas, el delfín y el duque se encontraban en el salón de la Abundancia, tomando finos licores con otros importantes caballeros. El rey golpeó su bastón y todos se dirigieron hacia el jardín, la familia real, y la princesa de Lamballe se colocaron bajo un gran dosel con los clásicos banquillos plegables de Versalles, al acomodarse el resto de la corte, los fuegos artificiales explotaron como por arte de magia y el carroussel comenzó. Los fuegos artificiales destellaban con las armaduras de los caballos, junto a la música del inmortal Jean Baptiste Lully, superintente de la música del rey sol, Luis XIV, se ejecutaron sus mejores piezas "le carroussel Royale" y como regalo de la princesa de Lamballe, se ejecuto el gran "ballet de Alicinade"  de Lully, Adélaïde lucía atónita, sus ojos no habían visto algo tan precioso en tanto tiempo, nadie, ni siquiera el rey imagino la magnitud de esta galante fiesta. Luego de la fiesta, Adèlaïde, Antonieta, Louise, el conde de Provènza y madame Isabel, parte del circulo de amistades de las hermanas, se escaparon hacia el jardín del palacio a contemplar la salida del sol junto al gran canal. Todos fueron corriendo y riendo medios hebrios, varios, incluso Lamballe, engancharon sus vestidos y cayeron. Se sentaron al borde del canal, del lado del Trianon "no es hermoso?" Dijo Lamballe "si, en efecto" dijo Adélaïde, la paz se cortó, cuando el conde de Provènza, hermano menor del duque y el delfín, descorchó una gran botella de Champagne y les sirvió a todos, siguieron hasta quedarse dormidos. Adélaïde, Antonieta y Lamballe se despertaron ante las campanadas de la Chapelle, Adélaïde se encontraba junto a un diván en el dormitorio de la reina, Antonieta en la cama y Lamballe en un sillón, las puertas tenían llave y la habitación estaba plagada de mesitas con pasteles y Champaña, "que pasó?" Dijo Lamballe con resaca "no tengo idea" dijo Antonieta riendo, que se encontraba en el mismo estado que Lamballe, Adélaïde no tenía el nivel de resaca que ellas tenían así que les hizo recordar. Ambas asistieron a la miss dominical usando la misma ropa que en la fiesta, el cotilleo incesante se pedía oír retumbando en la Chapelle.
Tras la misa, Antonieta mando a llamar a su modista, Rose Bertín, y a su peluquero Leonard, junto a Lamballe y Adélaïde se sentaron en el gabinete de Antonieta y contemplaron varios vestidos mientras veían agua de rosas, además mando a llamar a Bohmer, el joyero de la corte "ooh" "wow" "maravilloso", decían mientras contemplaban las joyas. Acabaron por comprar 5 vestidos cada una, 12 pares de collares, tiaras gargantillas y anillos. Lamballe vistió un robé a la française al igual que todas, el suyo era amarillo pastel, el de Adélaïde era verde pastel y el de Antonieta, rosa chicle, ambas vistieron conjuntos de joyas de topacio, del mismo color de sus vestidos, no usaron las tiaras, ya que solo se usaban de noche, usaron unos bellísimos zapatos, cuando terminaron de vestirse, Leonard les diseños unos exquisitos peinados, usando las cabelleras de las damas y extensiones, lucían hermosas. 16 de abril de 1771, Adélaïde se encontraba escribiéndole cartas a su madre, cuando sin previo aviso, se abrieron las puertas y sus hermanos entraron, ella quedó boquiabierta y solto la pluma, su hermano mayor, Joseph, extendió sus brazos, ella se levantó bruscamente, tirando la silla y corrió llorando de emoción hacia los brazos de su hermano, el la abrazo y la levantó, sus hermanas y el resto de sus hermanos la abrazaron y organizaron una pequeña fiesta privada en Bellevue, Adélaïde creyó que estaba soñando. Vivían la vida, al estilo de Versalles.

Adiós, Adélaïde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora