T R E S

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— Y entonces, Magnus vio al pobre chico como si lo fuera a secuestrar

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— Y entonces, Magnus vio al pobre chico como si lo fuera a secuestrar.

— Pobre chico —secundó Ragnor Fell, su amargado amigo disfrutaba de verlo avergonzado— Espero que no lo ahuyentes como lo hiciste en Perú, con el charango.

De ser posible, sus amigos rieron con más ganas. Amaba a Catarina pero este no era un momento así, ahora su sentir para con la chica era de total traición.

— Los invité a mi casa para que me ayudaran —exclamó ofendido el mediano de los inmortales— no para que se mofaran y recordaran mis fracasos anteriores de enamorar a mi alma gemela.

Quizás tardaron un poco en tomar seriedad pero cuando lo hicieron Magnus recordó porqué aquellos seres eran sus íntimos amigos durante siglos, nunca lo abandonaban.

— Magnus —comenzó Catarina—  ¿vas en serio esta vez?

— ¿Estás dispuesto a verlo envejecer y morir? —habló está vez Ragnor—  ¿O sólo será un juego de un rato para que después su nombre se convierta en una cicatriz? Ya sabes, producto de un amor fracasado y el tenga que buscar a alguien más y ese alguien te reemplace.

— Quiero conocerlo —se sinceró el hombre frente a sus fieles amigos—. No quiero olvidar el sentimiento de amar y que ese amor sea recíproco.

Después de todo ya tenía su marca, sabía su nombre y lo mejor es que el chico con el que chocó la noche anterior era Alexander, estaba un 75% seguro, porque su corazón brincó y comenzó a latir de una forma desenfrenada cuando aquel maravilloso ser de cabello negro y ojos azules pronunció su nombre con sus delicados labios. Debía encontrarlo, conocerlo, invitarlo a una cita, robarle un beso, pasar días juntos, conocer sus miedos y tristezas, sus habilidades y fortalezas. Enamorarlo como en otras vidas, solo que de una manera distinta. Tal vez lo llevaría a conocer el mundo o le leería algún párrafo de alguna novela romántica.

Estaba siendo un estúpido, lo sabía, pero había llegado a un momento en el que necesitaba recordar lo que era estar enamorado y podía jurar que sintió esa chispa cuando choco con aquel chico y, a pesar que Ragnor y Catarina le querían hacer entender que ese chico podría no ser el mismo cuyo nombre tiene grabado en la piel, pero a Magnus no le importaba porque esa acción le devolvió la vitalidad que fingía con el pasar de los años.

— Está bien, te ayudaremos.

—¿Perdón? —contesto Ragnor y se mantuvo callado después de que su amiga lo pellizcará sin sutileza— Te ayudaremos.

—Gracias.

Luego de aquella charla con los inmortales, Magnus sacó su álbum de fotografías, recordando cada vida que para los mortales era demasiado tiempo pero para él, solo era algo efímero, una exhalación. Y se llegó a preguntar ¿Cuantos años estaría con su alma gemela? O ¿seran meses? ¿Cuanto tendría que llorar para que otro nombre apareciera en su anatomía?

Tessa, una vez le dijo que lo mejor era que dejara de pensar en el futuro y se concentrará en el presente, ya que por eso tomaba decisiones erradas. ¿Quién diría que la inmortal fuera menor que él y tuviera mayor sabiduría?

Agregó una nota mental de hablar con ella, Tessa sabría ayudarlo.

Agregó una nota mental de hablar con ella, Tessa sabría ayudarlo

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An Inmortal Soul #MalecAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora