Capítulo 2³

65 8 12
                                    

Esto debe ser una broma.

Al inicio pensé que estaba loco, que era coincidencia que siempre que volteara viera a Liz besándose con su novio. Quiero decir, estoy herido y tiendo a ser un poco exagerado en situaciones así.

Pero luego ellos se sentaron enfrente de mi mesa en el receso. En laboratorio los tenía enfrente, incluso una vez que fui al baño los hallé besándose. Eso era exagerado, muy exagerado.

Entonces llegó la hora libre, estaba en el área de estudio pretendiendo leer un libro de historia universal contemporánea mientras ignoraba a Guillermo y a la parejita que se besaba bus enfrente de mí. Entonces llegó Carolina, caminaba con paso orgulloso, no parecía percatarse de mí, vio primero a Liz e hizo una mueca divertida para negar con la cabeza, luego ladeo la cabeza en mi dirección y me saludo con energía.

La saludé algo apenado y ella fue a sentarse a mi lado con su usual sonrisa amable, Guillermo se aclaró la garganta incómodo y se levantó para irse, dejándome solo con la loca de los conejos.

—¿Le pagaste a Guillermo para que también me dejara solo contigo en cada oportunidad que tenga?

—Creo que esa fue Angélica —bromea Carolina arrugando la nariz y niego con la cabeza rodando los ojos.

—No puedes arrastrarme a un karaoke, menos si Guillermo me deja sólo contigo —le digo cruzándome de brazos.

—Pero ya hemos pasado tiempo juntos a solas —me dice ella ladeando la cabeza.

—Sí —contesto bufando—. Y mira como me está yendo.

Carolina rueda los ojos para acercarse a mí con una sonrisa coqueta, trato de alejarme pero ella agarra mi brazo. Está a pocos centímetros de mi rostro y siento mis mejillas arder, viéndola de cerca, puedo percatarme del contorno negro que rodea sus ojos y como su iris se va aclarando conforme va acercándose su pupila.

—Ella hace eso porque esto la mata de celos —me susurra mientras siento mi boca temblar, ella señala sutilmente hacia la mesa de enfrente con su cabeza y miro a ver como Liz me mira como si quisiera matarme con la mirada.

Miro a Carolina que no parece querer disminuir su cercanía, ya que sonríe maliciosa ante mi mirada pánico puro. Ella sabe que me pone nervioso por acercarse tanto, parece que disfruta mi sufrimiento, me gustaría poder regresarselo, poder responderle de manera en la cual Carolina sea la que esté nerviosa y no yo. Pero no puedo, y se aprovecha de ello.

—Creo que ya probaste tu punto, Carolina —comento riendo nervioso.

—¿Lo hice? —me pregunta y me aparto de ella hasta casi caerme de la banca.

—¡¿Ves?! ¡A esto me refiero! —exclamo tratando de incorporarme con la mayor dignidad posible—. Disfrutas atormentarme.

—Admito que encuentro entretenida tu miseria —dice Carolina con un gesto vago—. Pero mi intención al acercarme a ti es trabajar en nuestra relación, debe de haber confianza entre nosotros y una buena sincronización, hay partes del concurso que solo podremos pasarlas si somos un equipo.

—Pero ya somos un equipo —comento frunciendo el ceño—. Somos Ivaro.

—Y hoy, Ivaro irá al karaoke —me dice Carolina entusiasmada—. Tranquilo, habrán muchas personas y trataré de portarme bien.

—Trataré es la palabra clave —comento de mal humor y ella camina hacia mí para tocar mi nariz con una sonrisa ladina.

—Exacto.

•°•°•°•

Lo más curioso de las personas es que nunca terminas de conocerlas. Por ejemplo, hasta ahora no me di cuenta de lo muy fácil que era comprar la lealtad de Guillermo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 25, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

IVARODonde viven las historias. Descúbrelo ahora