Iván.
La segunda ronda fue tan épica para nosotros que no hubo necesidad de una tercera. Por desgracia, aún así quedamos en segundo lugar, pensé que Carolina me mataría pero solo sonrió y me dijo que habían otras dos etapas para ganarnos.
Los profesores estaban tan orgullosos de nosotros por nuestro puntaje que nos compraron pizza. Yo me negué con una sonrisa cortés y Carolina me empezó a atormentar con ella, creo que supuso que no me gusta la comida grasosa. Lo peor es que supuso bien.
El lunes que llegué a la escuela, me sentía en la cima del mundo. Supongo que así se sentían los deportistas cuando ganaban un juego, a pesar que era un nerd, me sentía intocable. Otro nivel.
Cuando entro a mi aula, todo marcha genial, saludé a Guillermo, a Liz y a todos los que se me atravesaran, tenía un perfecto humor que creí que nada ni nadie podría quitármelo.
"Creí" es la palabra clave.
—Iván —me dice Guillermo después de nuestra clase de cálculo—. No voltees.
Yo volteé, por razones que aún no puedo comprender del todo, masoquismo, tal vez, a lo mejor era curiosidad, no lo sé. Lo único que sé es que Liz está besando a un chico de nuestra clase, pero no cualquier chico, si no a Bryan Jiménez, el clásico mujeriego del salón, tal vez de la escuela.
Maldito.
—Iván —me llama Guillermo y suspiro cansado.
—Tengo que hablar con Carolina —comento y él traga en seco.
—No lo hagas —dice éste asustado mientras niega con la cabeza—. No dejes el concurso.
—En realidad, le iba a pedir comida de su mochila mágica para sentirme mejor aunque eso sea casi un suicidio —replico y luego asiento en su dirección—. Pero tu idea es mucho mejor.
—Oh mierda —murmura cubriéndose su cara con su mano. Saca su teléfono y empieza a teclearlo con mucha habilidad.
Tal vez me esté acusando con Carolina, o con Angélica, si ésta ya cayó a sus encantos y le dio su número de celular. Ruedo los ojos mientras trato de no voltear a ver a Liz y Bryan sin éxito. Cada dos minutos volteo a verlos, como se toman de la mano y veo como mi futuro perfecto con ella ahora me es arrebatado por él. Ni siquiera la merece, todo esto es injusto, ¡he sido buena persona!
Tal vez ese sea mi problema, los chicos buenos siempre pierden.
Me la paso el resto de la clase suspirando mientras me siento distraído, la profesora habla y habla sin que yo pueda entenderle del todo, me siento mal, el tiempo pasa tan lento. Todo da vueltas y yo solo no puedo dejar de llamarme un idiota. Nunca podría competir con deportistas, o chicos bonitos y/o malos, fui un tonto por tratar de intentarlo y engañarme a mí mismo de que estaba ganando. Soy un nerd, al menos a esta edad, estoy destinado a ver como todos se quedan con la chica bonita.
Una vez que acaba la clase salgo del aula demasiado desanimado como para levantar los pies, los colores se ven tan grises, nada vale la pena. Ni el Cerebraton, ni venir a la escuela. Solo quiero acostarme en mi cama y dormir un rato.
Entonces, justo cuando salgo del aula, veo a una figura recargada en la pared junto al aula, tiene los brazos cruzados y una pequeña sonrisa de disculpa. Reconozco ese cabello corto mal recortado, ese suéter de conejo. Sonrío a pesar de lo raro que se siente.
—Supongo que Guillermo te dijo —le comento y ella asiente—. Mira, no trates de...
—Lo lamento —me interrumpe dejándome helado, la miro mientras ella se muerde el labio siempre que está nerviosa.

ESTÁS LEYENDO
IVARO
Teen FictionUna propiedad de la materia es que dos objetos no pueden ocupar el mismo lugar, por lo tanto es lógico que todo tenga su lugar en el mundo, ¿no? Bueno, entonces empiezan a entenderme un poco. Soy Iván, un chico ordenado, unos dirían que estoy obsesi...