6. Tan sutil como los ronquidos de Matt

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Ya fuera de la escuela caminamos hacia el estacionamiento siendo protagonistas de los susurros que dicen las animadoras y personas que ni conozco pero desde hoy seguro estarán en mis solicitudes de amistad. Después de que le contestara a Jordan ya veía la sonrisa de victoria que tenía Evan en la cara y antes que cambiara de idea ya estaba sobre su hombro alejándonos de toda la multitud, me bajo cuando ya estábamos fuera y si volvía sería pasar entre todos los susurros, detesto eso. Llegamos a su moto y cuando Evan subió y me tendió el casco me la pensé dos veces.

–Hiciste bien, chocolatito.

–Lo dices porque ahora estoy aquí contigo y le ganaste una especie de trofeo a Jordan–Me cruce de brazos y fulmine con la mirada a una roca cercana, no tiene la culpa de nada pero sé que la mirada de Evan me hará dudar de mi enfado.

Se bajó de la moto y vio para todos lados haber si teníamos espectadores nuevamente, me tomó la muñeca y camino a pasó decidido hacia los arbustos. Debí hacerle caso a mi mamá cuando me dijo que lleve el gas pimienta.

–No eres un trofeo que ganar.

Lo miro sorprendida y quitó la mirada de sus ojos azules. ¿Desde cuándo quería ser amable conmigo?. Evan hizo que vuelva a mirarlo tomándome de la barbilla, reconocí esa mirada solo que era rara viniendo de él. Era como si fuera una niña pequeña que perdió un juguete y él me ve como un caso de caridad.

–Evan, no quiero tu pena ni nada parecido–Hice un movimiento brusco y él apartó la mano–Después de todo me has hecho quedar mal frente a Jordan por meterme en su pelea.

Aún no sabía que tenía Evan en mente y mucho menos si su extraña forma de comportarse se debía a un plan. Tal vez solo quiere arreglar las cosas; me decía otra vez esa vocecita pero la hice callar porque era simplemente imposible que él quisiera arreglar lo que me hizo pasar por mucho tiempo.

–No es pena ni nada–Dijo con fastidio caminando otra vez hacia la moto. ¿Ahora él estaba molesto? Prácticamente me puse de su lado en la cafetería y ahora salía con peor actitud que la abuela cuando le servían pasta sin carne.

–No necesito que me lleves puedo irme yo sola-Dije cuando se subió a la moto y me pasó el casco, él gruño y yo lo miré mal–No es como que me valla aparecer Pennywise en una alcantarilla.

–No estoy para tus chistes ahora, súbete de una vez.

Efectivamente estaba enojado pero yo no entendía el porque. Yo debería estar más que enojada con él por verme como un animal herido al que tiene que cuidar; pero como se trata de Evan se que no cuida de otro ser vivo más que de él mismo. Me mira impaciente y luego rueda los ojos al mismo tiempo que yo me cruzo de brazos.

–¿Pero sabes a quién le pueden agradar tus bromas? A Jordan, siempre tus mejores bromas serán para él y estarás de su lado sin ver un solo defecto que tenga. Te digo algo; si tanto lo prefieres porque no te vas con él en su auto que le regaló su queridísimo papi. Después de todo eres una de las fundadoras de su club de fans en Facebook.

Me lo dice tan brusco que palidezco por un momento y mi cara se descompone, tiene el semblante tan serio y frío que ya se me hacía extraño que Evan fuera tan gentil por un pequeño lapsus de tiempo. Y es que así es Evan O'Donell, destruye todo a propósito. Me giro sobre mis talones y me hecho a caminar fuera del estacionamiento, lo que más quiero ahora es que Evan se aleje y me deje terminar este año en paz sin ninguna metida de pata que me haga dar él. Escucho el rugido de la moto y él pasa a toda velocidad por mi lado ignorando mi presencia; por un pequeño momento puede que me halla llegado a preocupar si le pasara un accidente cuando pasó a esa velocidad pero solo fue por los recuerdos aún frescos de las carreras y los anteriores amigos de Ned.


151 promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora