Capítulo 12.

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Me remuevo entre las sábanas que me cubren y lentamente abro los ojos con pereza, lo primero que noto es que estoy sola en la cama y no se como sentirme respecto a eso. Se supone que debería estar bien; sin embargo me decepciona un poco no ver a nadie.

El sonido de un teléfono me distrae de mis pensamientos, inspecciono la habitación con la mirada para saber donde se encuentra el teléfono; cuando lo localizo me doy cuenta que es el mio el que suena, me acerco para tomar el móvil que se encuentra en la mesita de noche que esta al lado de la cama.

Es David quien llama, sonrío cuando mira la pantalla del móvil ya que aparece la imagen de contacto que el mismo colocó para cuando llamara, es una selfie que el tomó con mi teléfono donde salimos ambos, él sale sacando la lengua hacia el lente de la cámara su brazo alrededor de mis hombros atrayendome hacia él y con su mano pellizca mi mejilla mientras que yo salgo con los ojos cerrados producto del pellizco pero con una sonrisa.

Ese día estabamos en mi apartamento conversando y entre bromas me dijo que tenía unos grandes cachetes así que empezó a decirme cachetona a lo que yo le decía que no era cierto por lo que tomo mi teléfono y dijo ¡Vas a ver que sí!  Colocó la cámara y tomo la foto me la enseño y desde hay comenzó a molestarme con que tengo cachetes grandes. Ya luego decidió colocar la foto como contacto en mi teléfono y en el suyo, así que cuando yo lo llame aparecerá la misma imagen.

Debo admitir que me la llevo bien con todos mis hermanos, pero, con quien mejor la paso es con David no se pero desde pequeños hemos tenido siempre confianza y aún sigue presente en la actualidad. Con mis hermanas la paso bien y también hay cierta confianza pero es diferente.

Atiendo a la llamada de mi hermano.

-¡Por Dios pense que no ibas a contestar nunca!- es lo primero que dice cuando contesto.

Yo ruedo los ojos ante su dramatismo.

-No seas exagerado, si apenas acabas de llamar- le señaló lo obvio.

-Si, pero se sintió como una eternidad el que contestaras.

-¡Por Dios! No puedo con tu exageración. ¿Dime para que llamabas?.

-¿Y es que ahora no puedo llamar a mi hermana?- dice haciendose el ofendido.

-Claro que puedes, solo que llamas cuando necesitas algo o cuando hicistes algo y necesitas mi ayuda- le digo en forma de burla.

-¡Hermana me ofendes!.

Yo me hecho a reir.

-Si eres tonto. ¿Dime que necesitas pesado?- le digo con una sonrisa.

-Hieres mis sentimientos Elizabeth, sabes que soy sensible- dice en un tono exagerado.

-Eres demasiado exagerado. ¿Dime que por lo menos mi apartamento sigue en perfecto estado?.

-Y me sigues ofendiendo hermanita, ¿Con quien crees que tratas?. Por su puesto que tu apartamento está en perfecto estado- me dice exageradamente.

-Más te vale que sea así, por que si no vas a pagar las consecuencias- le amenazo.

-¡Uy como tiemblo!- exclama sarcasticamente- Ya verás que es así, así que calmate hermanita.

-Bien, por tu bien eso espero.

-Si,si lo que digas. Solo llamaba para saber de ti ya que te fuistes y me dejastes solo cuando yo vine a visitarte-me reprocha.

-Lo siento, tenia que venir, pero en lo que llegue podemos hacer algo- le propongo.-Además no creo que no hayas hecho nada en mi ausencia o ¿me equivoco?-

Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora