2|Ámbar|

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Miércoles, 03:00 am

Ámbar se levanto sigilosamente de su cama, escapando de los brazos de Simón y se dirigió a su tocador que se encontraba en otra habitación. Tomo asiento enfrente de este y se miro a si misma.

—Simón volvió a ir a psicóloga y no te dijo nada. Lo estás apartando, Ámbar y cuando menos te lo esperes, el va a estar con otra. Va a besar a otra, va a abrazar a otra, va a gemir el nombre de otra...—La rubia se miro con cierto odio así misma—No podes permitirlo, tenes que hacer algo ya sino lo vas a perder. Así como perdiste a tu hijo por tu maldito egoísmo—Ámbar trago en seco—¿Por que no simplemente desapareces, eh? ¿Por que no volves con tu madrina y seguís con tu vida patética sin tener que molestar a Simón, a Gastón o a quien sea? Te mereces toda la mierda que te pasa, sos una basura. ¡Mírate por favor! No sos la reina de la pista ni mucho menos la mejor. Tu madrina en cualquier momento puede perder toda su fortuna y vos te quedarías pobre. Sin plata, sola y arruinándole la vida a tu novio...—Ámbar río irónicamente—Sos un fracaso, un maldito fracaso

(...)
Unos minutos antes

Simón sintió como Ámbar se soltaba de sus brazos y se iba. Suspiró.

Estaba cansado.

Cansado de esa situación, de Ámbar y de su vida estos últimos meses. ¿Por que Ámbar no podía confiar en el? ¿Acaso había hecho algo mal? No lo entendía, nada de esto le cerraba y lo curioso era que a ella tampoco.
Ninguno de los dos sabía que les sucedía porque nunca lo hablaron. Nunca se preguntaron que pasaba o que sentían... Necesitaban comunicarse.

Simón se sentó en la cama e intentó sacarse aquellas preguntas de su cabeza para poder volver a su papel de dormido antes de que su novia volviera pero era tarde.

La rubia se encontraba en la puerta de la habitación con los ojos llorosos y mirando a Simón.

—¿Te desperté?—Preguntó ella.

—Nono, es que necesitaba tomar un poco de agua.

—Está bien—Ella intento arreglarse los ojos y sonrío—¿Te puedo decir algo?—Ámbar fue hasta su cama y se sentó al lado de el.

—Decime—Replicó el con una sonrisa un poco dormido.

—Te amo mucho...

La sonrisa de Simón se esfumó, estaba algo decepcionado. No pensó que Ámbar le fuera decir eso, el se había hecho la ilusión de que quizás ella le diga la verdad.

—Yo más, bonita—El mexicano intento sonreír otra vez sin que la desilusión se notara.

—Buenas noches mi amor—Ámbar le dejó un beso en los labios y después se volvió a acostar en su cama para después recuperar el sueño rápidamente. Simón lo intentó también pero no pudo.

No durmió en toda la noche pensando en su relación con Ámbar y las cosas que su psicóloga le dijo.

¿Era Ámbar la persona indicada para el o era una persona pasajera en su vida?

Detrás de mi reflejo|Ámbar Smith|#EAS2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora