10|Matteo|

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—¿Entonces no respondió?—Preguntó el cordobés.

Matteo negó con la cabeza y se sentó en el sillón de la casa de los Perida. Rascó su nuca confundido. No sabía como ayudar a Ámbar, había cometido un error gravísimo y sus amigos también. Necesitaban sacar a Ámbar.

—No va a contestar, es obvio. —Habló Ramiro, quien estaba apoyado contra la pared—Hicimos algo muy malo, no nos hablará otra vez.

Gastón lo miró nostálgico y terminó asintiendo. Pero Matteo no tuvo la misma reacción.

—Debe haber otra forma. No podemos dejarla sola, no voy a fallarle otra vez.

Buenos Aires, 2015

—Quiero escapar, Matteo. Cuando estoy ahí, con ella, me siento sola. Es como estar en atrapada.

El italiano no le prestó a atención a su novia y siguió con su celular.

—¿Me estás escuchando?—La rubia alzo una ceja mirando al castaño al lado suyo.

—¿Que dijiste?—Preguntó Matteo sacando la vista de su celular.

—Uhg.

—¿Y entonces que propones que hagamos?—Preguntó Ramiro, sacando al chico de su trance.—¿Ir sin avisar?

Matteo ladeó la cabeza confuso, no sabía. Ramiro, Gastón y él habían decidido sacar a la reina de ahí. Pero no encontraban la forma correcta.

—Chicos, hablaría yo con ella pero Nina me necesita. Esta en riesgo el bebé y, bueno, ustedes entenderán.—Explicó Gastón.

—Voy a ir yo, no se preocupen. —Susurró Matteo y se levanto.

—Okay, excelente. Entonces yo iré mañana y vemos cuando va Gastón, ¿les parece? —Ramiro tomó su campera y se la puso mientras caminaba a la salida de la casa con el rey de la pista detrás de él.

Sus dos amigos asintieron y cada uno fue a lo que tenía que hacer.

(...)

—¿Me podría repetir su nombre?—Preguntó la recepcionista.

—Matteo Balsano. —Repitió el joven.

—Para ver a Ámbar Smith, ¿no?—Volvió a preguntar la mujer.

—Ámbar, ¿no crees que exageras?

Matteo estaba tirado en su cama con su novia al lado de él. Ambos viendo una película de la cual no tenían ni idea de que trataba.

—Ámbar Smith nunca exagera y lo sabes. De verdad no la puedo aguantar. Me trata muy mal, le tengo miedo, no puedo vivir más ahí. Sharon realmente me odia.

—¿Y si vienes conmigo?—Propuso el chico, sin tomárselo muy en serio.

—¿En serio?—Los ojos de la rubia brillaban de emoción.

—Claro que si.

—Bien, habitación 123. Es a la izquierda.—Le explicó la mujer.

Matteo la agradeció y caminó hasta donde le habían indicado. Al llegar, abrió la puerta con delicadeza.

—¿Ámbar?—Murmuró.

Detrás de mi reflejo|Ámbar Smith|#EAS2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora