One shot Peter/ Tom

Lucas

Lucas era feliz, la oportunidad de volver a vivir no se concede todos los días, estaba agradecido de que 6 años después, tenía una familia unida y una hermosa novia a la que amaba con su vida.
Pero sus padres nunca odiaron las playas, es cierto que temían de ella pero ¿Qué tanta probabilidad había?
Estaban de vacaciones en un hermosa playa en Miami, el caminaba por la orilla mientras su chica caminaba entre el agua, cada que Lucas veía tanta agua junta un miedo lo inundaba, pero el veía a sus hermanos jugando, incluso su madre se animaba a entrar unos metros al mar, el no podía, desde que su vista se transformó en agua por todas partes no había tenido la Valentia de estar tan cerca de un estancado de agua, hasta ahora.

- No te alejes mucho.- te pidió, tu reias mientras jugueteabas y le lanzabas  agua en la cara, el reía contigo.
Poco a poco te sumergiste en el mar hasta que esté cubrió tu cuerpo, no te molestaste en pedirle a Lucas viniera contigo, conocías sus temores.
Sentiste las olas arrastrar tu cuerpo con delicadeza, aunque empezabas a asustarte por la fuerza de las olas te mantuviste firme.

- ¿Todo el orden?.-Pregunto Luca

- Si.- fue cuando caiste en cuenta que la distancia se hacía más grande entre los dos.

- ¡¿Quieres volver?!.- te grito un poco asustado por la distancia con la que se separaban pero aún mantenía la calma.

- Eso intento.- dijiste más para ti y con todas tus fuerzas nadaste a la orilla, las olas golpeaban con tal brutalidad tus brazos que estos se cansaron de moverse.
El miedo te invadió, la distancia incremento y perdiste el control de tu cuerpo.

- ¡LUCAS!.- gritaste en señal de ayuda.

Pero aquel joven, de pie en la orilla de la playa, viendo como el agua se llevaba lo que tanto amaba recordó con facilidad aquellos momentos de estrés, su mundo se tornó en cámara lenta, sus oídos se taparon y su piel se erizo.
Y vio el pasado frente sus ojos, como si fuera una película.

Se paralizó, se quedó quieto, tenía miedo de entrar al agua pero tampoco quería dejarte ir y maldita sea, tenía que hacerlo.
Entro lento, aún sin perderte de vista. Poco a poco el agua llegó a sus rodillas, luego su cadera, cubrió su pecho hasta que porfin flotaba en ella, pero cientos de sensaciones llegaron a el predominando el miedo.
A sus espaldas la playa se quedaba quieta viendo cómo aquel chico salvaba a la mujer que se llevaban las olas, pero poco a poco tu figura se perdía en la inmensidad del mar y su Valentina se hacía pequeña, sus brazos se cansaron el miedo lo invadió y recordó cada momento de su pasado, incluso podría jurar que veía sucia el agua clara del mar caribeño, empezó a temblar y temblar y a sufrir frío, aún bajo el agua tenía miedo y dejó de moverse porque sus cerebro ya no lo dejo, sus ojos se quedaron abiertos siendo lo último que vio tu mano salir de entre el agua.

El te amaba pero sus traumas se lo comieron.
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Chichas, de verdad lamento muchísimo lo que pasa en México, mi hermoso país.
Espero que todas estén bien de corazón lo deseo, están en mis oraciones.
México es fuerte de eso no tengo duda, vamos a salir de esta.