Estaba parada frente a él espejo del baño, pensando en como iba a decirle a Tom que estaba embarazada. En cualquier momento estaría en casa y no soy buena con las noticias.
Practique diferentes maneras de decirle pero ninguna me convence.
- Tom.- dije con la frase muy en alto.- estoy embarazada. No, no, no. De nuevo. Tom...- suspiré.- estoy embarazada. Sería mejor si tuviera una silla giratoria y un gato negro sobre mis piernas.- dije para mí misma.
- Tom, Tengo algo que decir, llamo tu madre y dijo que atropellaron a Paddy y también que estoy embarazada.
- Thomas, estoy esperando un hijo tuyo. No hace falta que digas nada... Sé que quieres que me valla, criare a el niño en algún pueblo de Suiza. ¡NO, NO, NO!
- Thom, no quiero obligarte a algo que no quieres, voy a tener a el bebé y si ya no quieres estar conmigo... Lo entendería.
- Tom, voy a tener un hijo tuyo. No pienso abortar. Podemos esperar a que Nazca y venderlo al circo...-
- Cariño, recuerdas cuándo dijiste que querías adoptar un perro. Bueno vamos a tener un hijo.
En ese instante oí la puerta principal abrirse, camine temerosa pues sabía que Tom ya estaba en casa.
- ¡Qué bien huele!.- dijo quitándose el abrigo.
- Preparé un pastel, de chocolate.
- ¿Estás bien?.- dijo caminando a mi.- te ves tres veces más pálida.
- Vamos a tener un hijo.- susurré para mí, casi inaudible.
- Cariño no te escucho.
- ¡DIJE QUE VAMOS A... comer!.- sonreí y emprendí camino a la cocina.
- ¿Estás segura que estás bien?
- Tom tengo algo que decirte.- gire sobre mis talones, empuñe ambas manos y levanté la frente.
- Te escucho.- dijo Tom con una sonrisa.
Mi postura bajo y relaje todo mi cuerpo ante su sonrisa.
-Amo como sonríes.- dije con una sonrisa.
- ¿Es eso lo que tienes que decir?
Puse amabas manos en mi vientre, sobre la tela blanca de el vestido que llevaba.
- Solo espero que tenga tu sonrisa.
Tomo se quedó estático y su sonrisa creció, se dejó caer de rodillas e incado camino hacia ti, luego puso ambas manos sobre las tuyas y miró hacia arriba buscando tus ojos.
- Me voy, Tom. Si un día quieres vernos, estaremos en Perú, criando llamas.
Tom soltó una carcajada por la seriedad con la que hablabas.
- ¿De qué estás hablando?.- dijo poniendose de pie sin dejar de verte.- ustedes no irán a ningún lado.
- ¿Hablas de que quieres que nos quedemos?.- una sonrisa se formó en tu rostro.
- Si.- dijo sonriendo y al borde de las lágrimas.
- ¿No vamos a venderlo al circo?
- ¿De qué hablas? Porsupuesto que no.
- ¿Y vamos a adoptar un perrito?
- Los que quieras.
Lo abrazaste con todas las fuerzas que tenías y el a ti.