Capítulo 2: Recuerdos, pases Vip y gritos...

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Estuvimos hablando por mucho rato, explicando los motivos por los cuales quería y por sobre todo necesitaba irme por un tiempo.

Lo comprendió y se ofreció a ayudarme a planear como decírselo a todo el mundo, no sin antes prometerle que en cuanto estuviese instalada y cómoda, podría irse de vacaciones a corea conmigo, y claro que lo haría, no podía dejarla sin su paraíso asiático.

Tenía claro que a mi familia no iba a gustarle nada mi viaje, pero según había planeado con Eliana, solo estaría haciendo un tour por varios países.

Mi madre enloquecía por momentos decía que lo que necesitaba no era irme, sino superar lo de Anthony de una buena vez y buscarme un hombre con el que tener hijos y una buena vida.

¿Es tan difícil de entender que después de haber conocido al amor de mi vida, no quisiera buscar nada más?

Mis días transcurrieron, entre mis clases de coreano, preparar el viaje y discutir con mamá, seguía sin entender porque quería irme, y sobre todo porque me negaba a conocer a ese “gran chico de buena familia”, que llevaba intentando meterme por los ojos desde hacía tiempo.  

Por fin había llegado el día del vuelo, solo Eliana me acompañó al aeropuerto, de todas formas mamá se había negado porque no había conseguido hacer que cambiase de opinión, además no me gustaban las despedidas, definitivamente era mejor así.

Ya sentada en el avión, sonreí al recordar a Eliana y sus consejos de abuela, iba a extrañarla muchísimo. Saqué mi ipod del bolsillo, me coloqué los audífonos, y me dediqué a escuchar música, mientras me despedía mentalmente de mi país y veía cambiar el paisaje por la ventanilla.

6 MESES DESPUÉS

Ya me había establecido por completo en Seúl, tenía alquilada una habitación en una pensión llamada “Dolce Vita” para un par de semanas, en lo que terminaban de arreglar mi apartamento, no me podía quejar, los señores Kwon eran un encanto.

Medio me lo podía permitir con lo que ganaba con mi trabajo de profesora de idiomas, de momento me las arreglaba; pero quería buscar algo mejor que darle tutoría a pequeños adolescentes hormonales.

Había mantenido contacto a diario con Eliana, me contaba cómo le iban las cosas y principalmente no paraba de preguntar si había conocido a algún “Oppa” famoso por los cual ella babeaba, esta chica nunca cambiaría.

Después de un día infernal dando tutorías, regresé a la pensión abatida. Hoy era un día que no quería recordar, el aniversario del fallecimiento de Anthony.

Después de pensarlo un rato agarré mi bolso y me fui a una floristería cercana, compré una única rosa amarilla y me dirigí al río Han. Sus cenizas habían sido puestas en el mar, así que de una forma u otra quise pensar que la rosa le llegaría.

Me permití llorar y extrañarlo solo durante ese rato, luego saldría, no más noches de depresión y llorar en casa.

La señora Park, madre de uno de mis alumnos me había regalado un par de pases vip para la fiesta de inauguración, de una nueva discoteca.

Pensaba emborracharme y buscar un lindo y fogoso coreano con quien pasar la noche y al diablo con todo.

Me di una larga y relajante ducha, me maquille ligeramente y me puse un vestido negro muy sexy, de un solo hombro con encaje, unos tacones de infarto y un bolsito de fiesta.

-¡Oh, pero que chica más bonita-La dulce voz de la señora Kwon me detuvo cuando iba a salir por la puerta- Cuanto me alegra ver que sales a divertirte.

- Gracias señora Kwon- le dije girándome a verla y sonriéndole con ternura- pero lo dice como si viviese en un convento.

- Querida niña, casi es así- dijo palmeándome cariñosamente el brazo- una chica de tu edad necesita divertirse, es una pena que mi hijo esté siempre tan ocupado, Es un buen chico estoy segura de que te gustaría. Y se que tu también le gustarías.

Strange LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora