Capítulo 5: ¿Quieres Jugar? ¡Juguemos!

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Los gritos y golpes a la puerta que el había cerrado segundos antes, me devolvió completamente a la realidad, ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Qué podía el haberle hecho a esas chicas, para que intentaran derribarla en su búsqueda?

Le miré fijamente, esperando que me diese una explicación. Pero solo se quedó ahí, inmóvil y pálido como un fantasma.

Esto debía ser una mala pesadilla, yo solo quería salir y pasarlo bien ¿Por qué todo se había complicado de esta manera?

-Oye-le dije intentando llamar su atención, mientras le daba un toquecito con mi mano en su hombro-¡Hey!, despierta ¿Quieres?

De pronto pareció reaccionar, se posicionó detrás de mi, me tapó la boca con su mano y casi me llevó a rastras a un lugar al fondo, bastante oscuro. Empecé a asustarme con toda esta situación ¿Qué tal si resultaba ser un pervertido o algo peor?

Por instinto empecé a revolverme para tratar de escapar de él, pero su agarre se volvía más fuerte. Desesperada opté por morderle la mano, y al fin conseguí soltarme. Él solo quedó mirando su mano con un gesto entre dolor e incredulidad.

- ¿Estas loca? ¡Me has mordido! - me susurró bastante enojado.

- ¿En serio? ¿Yo soy la loca? ¿De verdad? - le pregunté cada vez más alterada - ¡Lo dice el chiflado que vete a saber que le ha hecho a esas chicas, para que quieran tumbar la puerta a golpes y luego prácticamente me secuestra!

-¡Shhh! - dijo llevándo su dedo índice a la boca, en gesto de silencio- baja la voz por favor, o van a acabar por descubrirme.

-¿Y por qué debería ser eso una preocupación para mi? ¿Cómo puedo saber que no eres un pervertido y que no te mereces lo que esas chicas te hagan?

- ¿Crees que soy un pervertido? - me preguntó con evidente diversión en la voz.

-¿Y como pretendes que sepa yo eso? No te conozco, así que deja de desviar el tema- le respondí con impaciencia - ¿Vas a contarme de una vez, que es lo que has hecho?

Miró con desesperación al lugar de donde procedían los gritos y de nuevo a mi, parecía estar debatiendo consigo mismo, que tan buena idea sería contarme lo que sea que estaba pasando. ¡Vamos! No podía ser tan grave, ¿O si?

- Si te digo que no he hecho nada malo, ¿me creerías y me ayudarías a escapar?

Sus ojos proyectaban tal angustia, que me pateé mentalmente el trasero por lo que iba a hacer. Le ayudaría a escapar, aunque no tenía ni la menor idea de como hacerlo.

- Muy bien. Quédate quieto y por lo que más quieras, no hagas absolutamente nada que pueda delatarte ¿De acuerdo?

-¿Qué vas a hacer? 

Bufé exasperada en respuesta, y me dirigí a la puerta con rapidez. Miré hacia donde estaba escondido, asegurándome de que efectivamente no era visible. Al abrir la puerta me encontré, frente a frente con un grupo enorme de chicas.

-¿Habeis visto hacia donde a ido?- Les pregunté con mi mejor cara de circunstancias.

Para mi mala suerte, empecé a notar que algunas comenzaban a mirar a la terraza, tenía que sacarlas de aquí cuanto antes; Pero no se me ocurría ni una maldita idea.

- ¡Maldita sea, le hemos perdido!, ¡oh mirad!, debe de haber escapado por la escalera de emergencias, vamos chicas. - De pronto exclamó una de ellas, señalando el lugar.

Me sentí tan aliviada, que se me olvidó un pequeño detalle, apartarme. Acabé torciéndome el pie, gracias a la avalancha de chicas. Además mis zapatos habían quedado para la basura, sucios y con un tacón roto.

Strange LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora