MARA
Miré una última vez en dirección a Ji Yong y aguantándome las ganas de soltarle unas cuantas verdades más, me fui hacia el lago. El agua estaba tranquila y la luna se reflejaba en todo su esplendor por la superficie, creando un ambiente tan mágico e irreal, que por un segundo parecía que algún hada volaría por los alrededores. Sonriendo ante ese pensamiento tan infantil, me senté en la hierba, con las rodillas flexionadas y apoyándome en mis manos. Después de estar un rato, mirando hacia la nada, cerré los ojos y me dediqué a escuchar los ruidos de los animales nocturnos y a sentir como la brisa del viento, jugaba con mi pelo.
No quería pensar en nada, ni en Ji Yong, ni en dónde se supone que iría mañana; tan solo perderme en este momento que se me había antojado perfecto. No se cuanto rato estuve así, pero no fue hasta que me estremecí de frío, que decidí abrir los ojos para volver a la pensión y a la realidad; debía preparar las maletas, y comunicarles a los señores Kwon que me marchaba. Arrastrando mis pies con desgana, fui a la entrada y por suerte él ya no se encontraba allí. Dando un suspiro de alivió, entré y empecé a subir las escaleras tratando de no hacer ruido, por si ya todos dormían.
Me interné por el pasillo, sumida en mis pensamientos cuando casi tropiezo con algo al llegar a mi puerta. Pero resultó no ser un "algo", sino más bien un alguien, concretamente Ji Yong. Se encontraba sentado con la espalda apoyada en mi puerta, con las rodillas flexionadas en su pecho y con sus brazos alrededor de estas. Parecía dormido, su respiración era regular y sus ojos estaban cerrados. Viéndolo de esa manera no parecía tan temible como esta mañana, más bien lucía tierno y adorable.
Me puse de cuclillas frente a el, y lo observé detenidamente por un momento. No deseaba otro enfrentamiento con el, pero tampoco podía dejarlo así, entre otras cosas porque obstaculizaba la entrada a mi habitación. Armándome de valor llevé mi mano lentamente hasta su hombro con la intención de moverlo para que se despertara, pero justo cuando le iba a tocar, el agarró mi muñeca impidiendo el contacto.
-Tenemos que hablar, Mara-Murmuró suavemente, abriendo los ojos y clavando su mirada en la mía.
Fue tal la impresión que tuve que tapar mi boca, con la mano que tenía libre; para ahogar el grito de terror que luchaba por salir de mi garganta.
-¡E-Eres un idiota!, ¿Lo sabías?-Le susurré, en cuanto mi corazón dedició bajar de mi garganta y volver a su sitio-¿Es una nueva estrategia? ¿Temes que no cumpla mi palabra de marcharme e intentas matarme de un infarto para deshacerte de mi?
Quería seguir enfadada con el, por el susto que me había dado. Pero el gesto de horror que había quedado en su rostro, después de que oyó esas palabras salir de mi boca; fue demasiado cómico. Aguantándome la risa, le tendí mi mano para ayudarlo a levantar; si íbamos a hablar, no sería en medio del pasillo. Ji Yong en vez de tomarla, como yo esperaba, se limitó a mirarla, como si fuera un objeto peligroso.
-¿Piensas quedarte ahí toda la noche?-Le pregunté retirando mi mano, y recostándome en el marco de la puerta-Creía que me habías dicho, que querías hablar.
-No dije exactamente eso- Se levánto con agilidad y se recostó en la puerta imitándome-Lo que dije fue que teníamos que hablar, y eso nos incluye a ambos.
-Lo que sea-respondí apartándolo suavemente, tecleé la clave y abrí la puerta, introduciéndome en el interior . Giré sobre mi misma, para verle exactamente en el mismo sitio donde le había dejado-¿No piensas entrar?
Haciendo un gesto afirmativo con la cabeza, finalmenté entro y cerró la puerta. Con gesto curioso, paseo su mirada por todo el cuarto, para acabar posando su mirada en el único portarretratos que adornaba el tocador. Era una foto de Anthony y mía donde nos encontrábamos abrazados, mientras él me besaba la mejilla.
ESTÁS LEYENDO
Strange Love
FanfictionMara había perdido al que siempre creyó el amor de su vida, por otro lado Ji Yong se había cansado del amor y de acabar con el corazón roto. Pero el destino acabará por unirlos una noche, donde ambos terminan siendo arrastrados por la pasión. ¿Qued...