Noruega volvió a abrir los ojos. Ya no estaba recostado sobre la nieve del exterior, sino en su cama, cubierto por una gruesa capa de cobertores.Se sentó sobre la cama y miró a todos lados, buscando a cualquiera que hubiera podido llevarlo allí.
En ese momento, la puerta de su habitación se abrió y a través de ella entró su hermano menor; lo miró confundido por unos segundos, sin articular palabra alguna.—Noruega, ¡estás despierto! ¿estás bien?
—...
—Nor, contéstame.
—...¿Te refieres, a físicamente?— fue su respuesta, sin siquiera voltear a ver al menor.
—Cómo se te ocurrió salir vestido así a la nieve...
—¿Lo has visto?
—¿A quién?
—Sabes de quién hablo.
—Nor... Yo...
—...— alzó el rostro y observó seriamente a Islandia— ¿Lo has visto?
—No. No lo he visto, lo único que encontré fue una nota junto a mi pórtico.
—¿Es verdad?
—Así es como la situación sugiere... Pero... Suecia y Finlandia fueron a revisar de cualquier modo.
Noruega encogió las piernas y abrazó sus rodillas aún cubiertas por las cobijas. Islandia no estaba seguro de lo que debía hacer, siempre le fue difícil saber lo que pensaba su hermano, y en una situación como esa, le parecía meramente imposible; no podía imaginar lo que pasaba por su mente.
—Debes estar hambriento, te traeré algo de la cocina.— dijo mientras salía por donde entró.
El noruego no dijo nada, no se movió, tan sólo observó de reojo la ventana por la que había salido, por donde Dinamarca había entrado una noche antes.
Unos pasos que se dirigían al lugar sonaron, Islandia entró de nuevo a la habitación con una bandeja, en la que traía una taza de café, tres rebanadas de pan y un pequeño trozo de brunost. Dejó las cosas en la mesa que estaba mas cerca y se sentó en la orilla de la cama.
A pesar de eso, el mayor no se movió ni un centímetro; no se sentía capaz de nada, pues ni siquiera sentía que pudiera llegar a aceptar lo que acababa de ocurrir.—No tengo hambre.
—Pero tienes que comer algo.
—...
—Nor...
—Él estaba sonriendo...— enterró su rostro entre sus brazos—...anoche Anko aún seguía sonriendo...
—¿...?
—¿Por qué siempre sonreía... Por qué era tanto tonto? debí haberlo sabido, Anko nunca se comportaba así, me lo estaba diciendo, ¡debí haberlo sabido!
—No podías saberlo. Dinamarca siempre fue impredecible, no había forma.
—¡Sí la había! tan sólo debí haber visto con mas atención.
—Pero no puedes culparte.
Islandia suspiró profundo; el silencio se apoderó del lugar. No fue hasta que un portazo resonó desde el otro lado de las paredes, seguidas de un par de lentos y de sincronizados pasos que se iban fortaleciendo gradualmente.
Entonces aparecieron Finlandia y Suecia. Islandia levantó la vista iluminado, con la esperanza de oír buenas noticias; Noruega apenas levantó la cabeza, lo suficiente como para ver a los dos recién llegados.
—¿Y bien?
—Es verdad— dijo Finlandia con un tono apagado, muy diferente al usual— todo es verdad.
—¿E-en serio?— preguntó incrédulo el primero.
Suecia asintió casi imperceptible, fue la única respuesta.
Islandia dirigió una mirada brillosa a su hermano, pero este se limitó a soltar un suspiro y desviar la vista hacia cualquier punto de la habitación.—¿Noruega? ¿t-te encuentras bien?— preguntó Finlandia en un fallido intento por decir algo.
—¿Podrían, dejarme solo?— murmuró el aludido sin ver a nadie.
—¿Ehh?
—Por favor... Necesito estar a solas. Váyanse de aquí.
Suecia fue el primero en salir, miró a Finlandia con profundidad para que lo siguiera. El finés salió sin decir nada, lanzando una última mirada a Islandia. El último se levantó de la cama y caminó con pasos pesados a la salida del dormitorio, cerrando la puerta detrás de sí. Los tres entendían que debían marcharse de la casa, y así lo hicieron, sin oponer excusa alguna; se escuchó el sonido sordo de una puerta cerrándose desde afuera.
Entonces Noruega se encontró totalmente a solas.Seguía sin poder aceptarlo, nunca se hubiera imaginado que algún día tuviera que enfrentar tal situación, pero ahí estaba él, sabiendo que Dinamarca había desaparecido.
Salió de su cama y se asomó detrás de la puerta de su armario; ahí había una silla, y sobre ella estaban los ropajes del danés, cuidadosamente doblados. Noruega los levantó y los estrujó contra su pecho; aún tenía ese débil pero típico aroma a cerveza que aunque en alguna que otra ocasión le llegó a molestar, ahora le parecía reconfortante. Sentía que aquello era lo único que le quedaba de él, que en cualquier momento se desvanecería igual que él lo hizo.Cayó de rodillas justo en la esquina mas arrinconada de la habitación, abrazando los ropajes carentes de dueño.
Un sollozo retumbó impulsado por el leve eco que se escuchaba en aquel punto.
Los hombros del noruego temblaban a la par de sus sollozos, su pecho se hinchaba haciendo presión contra sus rodillas.
En ese momento le hubiera gustado sentir los dedos del danés jugueteando y enredándose en su pelo, y no, no lo reprendería, pero era tarde, eso nunca volvería a pasar, ni aunque fuera su más grande deseo en la vida.
Dinamarca se había ido para no volver jamás. Tenía que aceptarlo.
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Farver i himlen
FanfictionHacía frío, estaba nevando; fue en ese momento a plena noche cuando Dinamarca se apareció en casa de Noruega. Él no esperaba esa visita, y tampoco se esperaba lo que vendría después. ¿Y si Dinamarca desapareciera? [Los personajes no son de mi auto...