Cap 4

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Sherwin llego a su casa. Como sus padres estaban en el trabajo no había nadie en ella.

Llego y tomo la llave escondida en un florero bajo una roca. Entro y volvió a cerrar.

Fue a su habitación, sosteniendo su corazón (literalmente) subió las escaleras hasta llegar a la puerta, y abrirla con fuerza.

Sherwin estaba agitado, respiraba muy rápido, estaba muy cansado de correr.

Su corazón ardía en sus manos y al soltarlo cayo sobre la cama.

Sherwin decidió buscar algo para esconderlo y encontró una vieja jaula para pájaros que era de su antiguo loro.

Abrió la jaula, metió al corazón, la cerro y la puso sobre la mesa.

El corazón enjaulado estaba inquieto, y empezó a dar vueltas al derredor de la jaula.

Sherwin lo miro y hablo.

-¡No puedo creerlo! ¡QUE VERGÜENZA!- toma una de sus almohadas y se cubrió la sonrojada cara que tenia, y se dejo caer en el colchón- ¿como pude escaparme solo así? debí pensar mejor las cosas.

El corazón desde su jaula solo hizo un pequeño sonido extraño como respuesta, a lo que Sherwin reacciono levantándose para contemplarlo.

No necesitaba preguntarle que era, era bastante obvio ¿no? Además ya que sabia que en realidad no iba a responderle.

El corazón noto como su dueño lo observaba y como un animal salvaje, golpeo la jaula con todo su cuerpo si así se puede decir sobre la cara del pelirrojo, asustando a Sherwin el cual se protegió con su cama temeroso.

(Otra broma de kora troll)

Sherwin nervioso y con mucha precaución se acerco.

-N-no-no qui-ero te le a-acer-cerques a Jona-na-tan- sonrojandose al decir el nombre del chico de sus sueños.

El corazón solo lo ignoro.

-Lo, lo digo enc-ce-ri-oo, ¿sabes que pa-sari-ri-ria si te vier-an?-El corazón le hizo caso esta vez pero al ser solo un órgano no pudo contestarle.

--¡Oh vamos!- esta vez molesto- ¿Para que te sirve esa gran boca si no la usas?

El corazón hizo una mueca triste y se dio la vuelta de Sherwin.

-¡Oh no, no, no, no, no! ¡lo lamento! No quise decir eso...es solo que...esto es extraño para mi.

De pronto a Sherwin le vino una idea para que su propio corazón lo perdonara. Bajo las escaleras y fue al refrigerador tomo un pedazo del pastel que sobro del cumpleaños de su mamá, lo puso en un plato y subió.

Abrió con cuidado la jaula, metió el pastel, y volvió a cerrar, con rapidez todo el proceso.

-Supongo que si no hablas, por lo menos comes.

El corazón abrió la boca de alegría y sorpresa, rápidamente se comió todo el pastel y puso una puchero tan tierno que Sherwin no resistió.

-Mira, te voy a dejar salir ¿si? Pero no quiero que hagas algo malo ¿entiendes?- el corazón asintió.

-¿lo prometes?

El corazón cruzo los dedos por detrás con sus manitas negras.

-De acuerdo.

Abrió la jaula y el órgano salio disparado por la habitación, solo Sherwin a dar un pestañeo su corazón ya estaba volando al rededor de toda la casa. Corriendo el pelirrojo bajo a la sala con la jaula en mano a donde estaba el travieso corazón.

Por su parte el corazón estaba contemplando los cubiertos de la cocina, los cepillos de dientes en el baño, los floreros y las fotos, las lamparas y focos, iba dejando un caos a donde iba.

Sherwin intento atraparlo, pero no alcanzaba la altura de este, hasta que al fin lo atrapo en la jaula y lo llevo a vuelta a su habitación molesto por la deshonestidad de este, vio acercarse desde la ventana el automóvil de su padre, el cual era el primero en llegar a la casa.

-¡NO ES CIERTO!- Sherwin vio su reloj y en efecto, era la hora en la que llegaba su papá.

Corrió como si lo persiguiera la madre de Jonathan deseando asesinarlo y con una rapidez sobre humana, limpio y acomodo en su lugar todo lo que el corazón había destrozado.

Luego subió a su cuarto, tomo su mochila, bajo otra vez y abrió la ventana de la sala de estar a la par que su papá abría la puerta. Sherwin salio y su padre entro.

El señor se relajo, se quito los zapatos dejando un camino de putefracto olor a donde iba, y extrañado vio la cerrada venta donde escapo el pelirrojo, sin notar algo fuera de lo común cerro las cortinas.

El tiempo paso, la madre de Sherwin había llegado mientras en susodicho se escondía en los arbustos de su familia. Ahí espero, y cansado de la paciencia una hora antes de la que se suponía salia de la escuela a lo cual lo iban a recoger se dirigió a la puerta de entrada, y la misma llave con la que él entro antes la dejo en su respectivo lugar; después toco la puerta para que le abrieran.

-¡¿Sherwin!? ¿que haces aquí?

-Hoy salimos temprano por un maestro mamá, ya no hubo necesidad de que fueran por mi al colegio.

-¡Oh ni niño! ¿pero como pudiste venir a la casa solo?

-No te preocupes mamá ya se cuidarme.

-De acuerdo ¿Ya que más da? Entra.

In a Heartbeat: La historia largaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora