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Joshua parpadeó, confundido. La mujer esperaba en silencio, mirándolo fijamente.

Ahora que lo había mencionado, las similitudes le parecieron tan obvias que no podía creer no haberla reconocido de inmediato. De hecho, la semejanza era asombrosa, y mirando ahora a esta dama nunca antes el rostro de Jeonghan le había parecido tan femenino.

-Señora Yoon... -Susurró llevándose una mano a los labios. Había sido tan descortés-. Discúlpeme, no sabia que era usted.

-No, claro que no -respondió la mujer con cierta frialdad en su voz -. Tú eres la figura célebre, no yo...

Joshua no había empezado con el pie derecho, era verdad, y ella no parecía tener la cortesía de perdonárselo; pero por alguna razón algo en el aspecto de aquella señora le indicaba que no era de la misma calaña que su marido, al menos no en profundidad, y decidió desplegar toda su educación a pesar del trato distante. Sí bien las circunstancias no eran las mejores, luego de insistir, logró que la mujer aceptará tomar un café con él, y unos minutos más tarde se hallaban sentados en una mesa de una refinada confitería alemana.

De modales fríos y poco afecta a expresarse con libertad, Xiyeon observaba todo a su alrededor, incluido a él, como si se sintiera profundamente disgustada. Era bella, pero fría, y si en algo se distinguía de Jeonghan era en la carencia total de aquella sonrisa tan dulce que Caracterizaba a su niño.

-¿Como está Jeonghan? -preguntó Joshua intentando ocultar la profundidad de su preocupación.

-Mal -respondió ella-, pero vivo.

-¿Él...él  ha...  hablado o... algo?

-Habla, pero sólo dice incoherencias. Por otro lado comprende bien lo que le decimos... sólo que parece ser incapaz de poder expresarse. No ve bien. No tiene noción de las profundidades y distancias. En cuanto a movimientos... Su lado izquierdo está muy débil... Pero al menos tiene sensibilidad en todo su cuerpo.

-¿Y... qué dicen los médicos?

-Nada concreto, sólo estupideces. Que todo puede ser pasajero o permanente. Que puede recuperarse, pero que también puede tener una recaída y morir. Que sólo resta esperar.

A pesar de su imagen siempre adusta y controlada, era Joshua y no Xiyeon el que se mostraba más conmovido por aquellas palabras. No iba derramar sus lágrimas aunque se muriera de ganas, ni se iba mostrar quebrado emocionalmente, no. Pero, o bien su capacidad de actuación no era tan buena como el creía, o su dolor y preocupación eran demasiado grandes para poder ocultarlos, pero se le estaba haciendo difícil mantener su imagen de hombre impasible.

De cualquier modo, la señora Xiyeon no parecía tener ese problema.

-No voy a ser hipócrita contigo, Hong -advirtió de manera cortante, mientras acomodaba el cuello de su traje con cierto nerviosismo -. Nunca me agradaste y siempre te deseé lo peor dentro de la pista. Cada victoria tuya era una derrota para mi hijo, y te odiaba por ello.

Joshua echó azúcar a su café sin hacer ningún comentario. No se estaba enterando de nada nuevo después de todo.

-Cada mellada, cada título que le arrebatabas, deseé que lo pagaras con sufrimiento y lágrimas. Cuando vi caer a Jeonghan en los campeonatos mundiales y a ti alzarte con el oro... quise que murieras -confesó en un murmullo cargado de resentimiento. Joshua bebió de su pocillo sin mudar su expresión indiferente, mirándola con apatía. Estaba muy acostumbrado a ser envidiado, tal vez 99% de los patinadores le deseaban lo mismo -. Pero entonces... -continuó la mujer suavizando su expresión -, entonces fue mi hijo el que casi pierde la vida...

Hizo una pausa que Joshua toleró respetuosamente, pero entonces, alzando sus ojos negros, lanzó las nuevas palabras como si fueran dardos venenosos.

-Estaba segura de que habías sido Tú.

Sangre Sobre El Hielo [JIHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora