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-En total fueron trece operaciones. Permanecí en Alemania tres meses más, luego pude volver a casa...

Poco le había importado a Joshua dejar la fiesta sin homenajeado. Sin nisiquiera cambiarse de ropa se había enfundado en su gruesa campera negra, y había escapado casi a la carrera, tomando el primer taxi que los alejara de allí. Jeonghan había escogido el destino y él, por supuesto, no se había quejado.

Ahora paseaban por un inmenso parque del que Joshua no conocía ni el nombre, pero su compañero recorría con toda naturalidad, sin nisiquiera prestar atención a sus pasos.

-Era desesperante -Contaba Jeonghan, mientras a su lado el rubio lo escuchaba con atención-. Un día venia un medico y me decía que me recuperaría, otro, que iba a quedar hemipléjico. Después venia otro y me decía que quedaría ciego para siempre y otro que recuperaría la visión y nisiquiera necesitaria lentes. Como veras, se equivocaron - agregó sonriendo.

-Pensé varias veces en suicidarme -confesó con voz grave, y Joshua tragó con dificultad, mirándolo entristecido. -Pero entonces contemplaba la cruz y recordaba tus palabras, la promesa que había hecho de no rendirme, de levantarme cuantas veces fuera necesario. Un día lo tenía decidido, iba a acabar con todo esa misma noche, y entonces te vi en la televisión... Habías ganado un premio, por supuesto, y te hacían un homenaje pasando cinco de tus mejores presentaciones. Luego de verte no puede hacerlo...

Las mejillas de Joshua se sonrojaron, y se obligó a mirar el suelo.

-Tuvieron que volver a operarme la cabeza, al parecer un fragmento de hueso había quedado allí, fue la peor noche, aunque yo no recuerdo nada. Sufrí un paro cardíaco en medio de la operación, estuve clínicamente muerto por cinco minutos.

Joshua detuvo la marcha, mirándolo horrorizado. Su niño había sufrido todo aquello, y él nisiquiera se había molestado en preguntar por su estado...

-Nunca lo supe -admitió con culpa.

-No, claro que no. Estabas muy ocupado ganando medallas.

-...

-No quise decirlo como un reproche. Lo siento.

-...

-En serio, no tienes que disculparte por nada. Además, no vi ninguna luz al final del túnel, tal vez eso me reste importancia. -bromeó Jeonghan, tomándolo del brazo. Momentos después ambos sonreían, y continuaron caminando. -Lo que odio con toda mi alma es la rehabilitación -confesó, extendiendo su mano izquierda, que aún movía con cierta dificultad.

-Bueno, vele el lado bueno, al menos agradece ser diestro, a mí me hubieran arruinado más la vida -Comentó Joshua a modo de broma, pero para cuando cayó en cuenta de lo que acababa de decir ya era tarde.

-¿Sucede algo? -preguntó Jeonghan con calma.

-¿No te lo dijieron?

-¿Qué? ¿Que mi atacante es zurdo? Sí Joshua, lo sé, me sé de memoria cada hoja del expediente.

-¿Leíste mi declaración?

-La tuya, la de mi padre, todas.

Joshua guardó silencio.

-¿Y cómo está tu querido padre? -preguntó de pronto, fríamente -. ¿Sigue golpeando a la gente él mismo o le encontró el gusto a pagarle a otros para que lo hagan?

Jeonghan le echó una larga mirada antes de responder.

-No lo sé, no lo he vuelto a ver. No fue jamás a visitarme, ni al hospital ni a mi casa, y cuando ya no pudo manejar mi cuenta bancaria abandonó a mi madre. Ahora vive con una pendeja de nuestra edad, a la que maneja a su placer con drogas y muy poco dinero.

Sangre Sobre El Hielo [JIHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora