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-Joshua... Despierta, tienes visitas...

Muy perezosamente Joshua comenzó a abrir los ojos. Se había quedado dormido cómodamente echado sobre los gigantescos y nudillos almohadones que adornan la sala de juegos, un cuarto espectacular donde además de esos placenteros rincones en dulce penumbra podía hallarse una mesa de pool, una barra de bebidas y un impresionante equipo de música con su correspondiente lugar para bailar.

"Tienes que despejarte "

Esa había sido la consigna dada por SeungCheol, y Joshua la había tomado al pie de la letra. En las siguientes dos semanas, mientras continuaba esperando una resolución del juzgado.

-Querido, a las damas no se les hace esperar...

Joshua se fregó los ojos suavemente, pasado por el sopor del sueño y el exceso de licor que había ingerido. No se sentía enfermo, aunque extraño. No solía hacerlo en exceso, su actividad de atleta Se lo impedía, pero en los últimos tiempos había descubierto que era la mejor manera de afrontar sus días. Sí, era mejor era beber... y olvidar...

Con la mirada nublada giró la cabeza para observar a quien le hablaba. Era SeungCheol, por supuesto, junto a una muchacha de cabello oscuro y grandes ojos verdes, que lo miraba entre admiraba y temerosa.

-Vamos, cariño, vamos. Ponte de pie.

Ayudándose con los brazos, Joshua se irguió en toda su altura. Vestía un sencillo pero bello conjunto de jogging negro, que le daba un toque informal y a la vez destacaba a detalle su esbelta figura.

-Ella es Mildrett -Explico SeungCheol -. Ha estado esperado unas semanas la oportunidad de conocerte personalmente, incluso ha pasado días fuera del hotel para verte.

-Mildrett -Repitió Joshua, y ella asintió con timidez. Al estilo más caballeroso tomó la delicada mano y la besó respetuosamente. Ella acrecentó su sonrisa, sus mejillas encendiendose. Todo parecía muy cortés... Pero la silenciosa complicidad de los dos hombres encerraba algo maligno.

-Los dejo solos -anunció SeungCheol echándole una mirada encendida a Joshua, abandonó la habitación.

-Estoy muy feliz de conocerte. No sabes lo que esto significa para mi -comenzó a decir la chica con un terrible acento alemán.

Extremadamente nerviosa, más aún ante el hecho de que Joshua no hiciera nada más que devorarla con los ojos, la muchacha mencionó algo sobre lo bella que era la habitación.

-Nunca he jugado al pool -habló mirando la mesa con interés.

-Yo puedo enseñarte -se ofreció Joshua sin mirarla a los ojos.

Aveces le causaba gracia sentir aquella atracción por las mujeres. Sin embargo aún recordaba la primera vez que había hablado de aquel tema con SeungCheol. Tenia 15 años y las hormonas demasiado alborotadas como para contentarse solo con él. Sentados tranquilamente en la terraza de su casa en San Petersburgo, una noche de verano se había atrevido a plantearle aquellos deseos tan terrenales.

-¿Para que te Serviría una mujer? Son estúpidas -había dicho SeungCheol, relajado -. Es inútil involucrarse con ellas. ¿Qué pueden ofrecerte? Hijos, es para lo único que sirven.

-Pero son bellas -había respondido él, confundido -. Me gustan sus cuerpos. Sus pechos, su piel... Es agradable dormirse abrazado a ellas... No lo sé, sentir su cuerpo dúctil, amoldándose perfectamente al de uno... Es como un rompecabezas, todo encaja correctamente. En cambio, con nosotros es distinto... es... antinatural...

Sangre Sobre El Hielo [JIHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora