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Aunque ya instalados en los cómodos sillones del living, la situación entre los tres seguía siendo algo extraña y embarazosa. Jeonghan sentado junto a su amante, aguardaba silencioso e inmóvil, incapaz de ocultar la aprensión que sentía ante tal inesperada visita. Los dos rusos hablaban cómodamente en su idioma, se sentía totalmente excluido de aquella conversación; casi sin quererlo los celos lo estaban consumiendo por dentro, incontrolables y ardientes como el fuego de una hoguera que amenazaba con salirse de control.

Joshua, ajeno a estos sentimientos, esperaba intrigado y algo preocupado a que su amigo le diera algún sentido a aquella imprevista aparición. SoonYoung, aunque ya lo había abrazado y besado lo suficiente, parecía no poder dejar de hacerlo, se notaba que no se encontraba bien.

-¿Puedes decirme qué diablos ha sucedido? -preguntó con una irritada exigencia inusual en él -. Hace una semana que intento comunicarme, no sé nada de ustedes desde la presentación. SeungCheol me llamó desesperado diciendo que habías desaparecido sin dejar rastros y que había pasado horas buscándote sin ningún éxito. Luego, él también desaparece sin dar el más mínimo aviso.

-¿...SeungCheol no se a comunicado con ustedes?

-No, no lo ha hecho. Estuvimos día tras día llamando sin cesar, sin obtener ninguna respuesta, ni un e-mail, nada. Si al menos hubieran estado en un hotel, como siempre, pero no, justo ahora se les ocurre desaparecer. -SoonYoung aflojó el lazo de su bufanda, suspirando, acalorado por toda la preocupación que traía como carga -. Estamos muriendo de preocupación, dimos aviso a la policía y a la embajada, ya no sabíamos que hacer. Con el llamado de SeungCheol temía que algo horrible te hubiera ocurrido, pero cuando él también desapareció... No podía quedarme allí sin hacer nada.

-¿Como me encontraste?

-Fui a la casa que habían arrendado... Por Dios, parece que un tornado hubiera arrasado con todo allí: los muebles están caídos, la vajilla hecha añicos, todo roto y tirado en el piso. Vi manchas de sangre en la sala, en el cuarto y en el baño... Las cosas de SeungCheol están todavía allí, pero de él, ni señal. Encontré esta dirección escrita en un papel sobre la mesa, entre botellas de vodka vacías y cientos de colillas de cigarrillos.

Tras aquellas palabras un silencio pesado cayó sobre ellos, Jeonghan, incapaz ya de contenerse, se movía incómodo mirando a uno y a otro con gesto huraño.

-¿Podrías decirme qué sucedió? -preguntó malhumorado.

-No volvió -respondió Joshua.

-¿Qué?

-SeungCheol... no volvió a Rusia, ni se comunicó con nadie.

-¿Y qué te importa eso a ti? ¿Acaso estas preocupado por él?

-No, no por él, por nosotros -aclaró seriamente -. Tiene esta dirección, sabe que estamos aquí.

-¿Qué sucedió con SeungCheol ese día? -preguntó con calma, como si la escena ante él fuera de lo más normal.

-Lo abandoné.

-...Tienes que estar bromeando.

-¿Por qué dices eso? Sólo hice lo que siempre me dijiste que hiciera.

-Pero... ¿qué pasó? ¿Por qué ahora?

Joshua no respondió con palabras. Meditó un momento su respuesta y simplemente tomó la mano de Jeonghan, sin quitar la mirada de su amigo, SoonYoung observó la unión y volvió a mirarlo a los ojos.

-Por Dios -murmuró con los dientes apretados-, dime que diablos sucede aquí .

Joshua hizo un resumen de su último año de vida, contó a SoonYoung de el casual y decisivo encuentro con Jeonghan en Alemania el año anterior, la dolorosa separación y el encargo dejado a esa madre arrepentida. Describió el inesperado reencuentro de la semana pasada y la terrible verdad revelada sobre el triste final de su familia, confirmada a medias por SeungCheol y el final se había escrito con golpes y sangre, con palabras hirientes y lágrimas.

Sangre Sobre El Hielo [JIHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora