7. ¡Stuart me besó!

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Murdoc caminaba por toda su habitación, mientras negaba repetidas veces.

- ¡Y luego me besó! ¿Puedes creerlo? -exclamó, mirando a Cortez. El ave graznó en respuesta y el satánico suspiró. -Ah... Lo sé, Cortez, él es mi mejor amigo... -volvió a negar. - ¿¡Por qué hablo contigo!? ¡Solo eres un cuervo!

Habían pasado alrededor de 20 minutos, en los que Murdoc no hacía más que repetir la misma escena, una y otra vez.

Quería que Hannibal llegara de una maldita vez, para desquitarse con él. Quería golpear algo en ese momento.

- ¡Ya llegué, hermanito...! -se detuvo y miró hacia abajo cuando sintió como le golpeaban las piernas. - ¿Murdoc?

- ¡Ah, toma esto! ¡Y esto! ¿Te duele? ¡No me importa!

El albino suspiró y miró hacia el frente, esperando con paciencia a que su pequeño hermano terminará de hacerse el malo.

- ¿Terminaste? -cuestionó luego de unos segundos.

- ¡Ah! -se dejó caer al suelo, agotado.

- ¿Qué pasa, Mudz? -cerró la puerta de su habitación y se sentó en la cama.

- ¡No vas a creerlo! -afirmó, levantándose.

- ¡Vamos, dime!

- ¡Stuart...! -se detuvo y miró a todos lados. Le hizo una seña al mayor, el cual, entendió y se inclinó hacia él. -Stuart me besó. -le susurró al oído.

- ¡Ah! -fingió estar sorprendido. - ¡No me digas! ¿¡En serio!?

- ¡Sí, Hannibal!

-No me interesa. -se levantó.

- ¡No, Hannibal, no te vayas! -pidió, mirándolo. - ¡Te necesito, pedazo de tonto!

El mayor lo miró y rodó los ojos. Volvió a sentarse y puso sus codos sobre las rodillas, apoyando su mentón en sus manos, escuchando con atención la anécdota de Murdoc.

-Entonces, él me preguntó si lo quería.

- ¿Ajá?

-Y yo le dije que si.

-Ajá.

-Luego, no encontraba mi lápiz.

-Interesante... -comenzó a jugar con su cabello.

-Entonces yo dije "Stu, ¿No viste mi lápiz?".

-Vaya...

- ¡Y me besó!

-Y te besó... ¡Espera, espera! ¿¡En los labios!?

- ¡Claro que si, estúpido! ¿¡Dónde más!?

-Ugh, hay muchos otros lugares donde podrían besarte, imbécil.

- ¡Pero no, me besó en los labios!

-No hagas tanto escándalo. -suspiró, haciendo su cabeza hacia atrás. -No es algo de otro mundo.

- ¡Lo es para mi! -lo pateó en la pierna izquierda.

El mayor lo miró molesto, hasta que una idea cruzó por su cabeza. Tomó a Murdoc en brazos y comenzó a besarle todo el rostro.

- ¡Ven aquí, pequeño! ¿Quién lo quiere? ¿Quién lo quiere?

- ¡Deaj, aléjate de mi! ¡Voy a vomitar!

...

Nancy le besó la mejilla al menor, el cual, se dio media-vuelta, mirando la puerta de su escuela. Murdoc no había dormido bien la noche anterior, por los que se le marcaban las ojeras y su humor no era el mejor.

-N-no... ¡No quiero entrar!

-Tienes qué, mocoso. -afirmó Hannibal, pasando un brazo por los hombros de su novia.

- ¡Por favor, Hannibal, quiero irme a casa!

- ¡No puedes! Yo iré a la escuela y papá está por ahí, bebiendo. -hizo un gesto con su mano, restándole importancia.

- ¡No voy a entrar! -se cruzó de brazos.

-Te estás comportando como un maldito bebé. -rodó los ojos.

El azabache lo miró, notablemente ofendido por aquel comentario. Frunció el entrecejo y sin más, entró a su escuela.

- ¡Hola, Murdoc! -dijo aquel peli-azul, detrás suyo.

El mencionado dio un brinco y se volvió a verlo, sonrojado hasta más no poder.

-Ho-hola, S-stu... -miró hacia otro lado.

- ¿Ah? ¿Te pasa algo? -se le acercó. - ¿Te sientes mal? -le hace el cabello hacia atrás. - ¿Qué tienes?

El timbre sonó.

- ¡Na-nada, nos vemos!

Murdoc se fue corriendo a su respectiva aula, dejando a un peli-azul realmente confundido.

...

Stuart permaneció en silencio hasta el receso. Realmente tenía curiosidad sobre el comportamiento de su amigo.

Se sentía culpable, pues él sabía que eso lo había provocado por el beso.

Suspiró, pediría disculpas.

Salió de su aula y comenzó a buscar al azabache, el cual, se encontraba con un pequeño moreno.

-Murdoc... -el mencionado se volvió a verlo, nervioso. -... Quiero decirte algo.

-Y-ya vengo, Russ... -caminó, siguiendo al menor.

Una vez estando en un sitio algo apartado, Murdoc suspiró de alivio, él también quería hablar con Stuart y dejarle en claro que no quería otro beso.

-Stuart, escucha... -se vio interrumpido.

El mencionado se puso de puntillas, volviendo a juntar sus labios con los de Murdoc, el cual, volvió a sonrojarse.

-Te escucho. -dijo una vez que se separó.

El mayor estaba algo aturdido y hasta cierto punto: confundido. Negó varias veces y frunció el entrecejo, le demostraría a Stuart quien tenía la autoridad ahí.

- ¿¡Por qué haces eso!? -cuestionó, alborotándose el cabello.

-L-lo siento... -bajó la mirada, apunto de llorar.

- ¡No te disculpes solamente, Pot! ¡Dime porque lo haces!

-... ¡Porque te quiero! -exclamó, sonrojado.

- ¡Yo también te quiero!

- ¡Pero tú me gustas! -le gritó, derramando algunas lágrimas.

Murdoc se quedó en silencio ante aquello.

-M-me gustas, Murdoc... -lo miró.

El mencionado se limitó a mirarlo también, realmente no tenía idea de que decir. O como actuar.

-Yo... -se rascó la nuca y miró a otro lado, haciendo una mueca. -Yo SUPONGO que tú también... -se sonrojó un poco. -M-me... Ahm... E-eso.

El peli-azul sonrió y dio pequeños saltos de emoción.

- ¿Puedes? -cuestionó Stuart.

Murdoc arqueó una ceja confundido y se volvió a verlo, percatándose que el pequeño Stuart Pot, tenía los ojos cerrados.

Suspiró con pesar y rodó los ojos, No lo haría hacerlo, ¿Verdad?

- ¡Ah! -dijo con frustración y se inclinó lentamente al peli-azul, dándole un pequeño beso. -Ahí tienes. -se cruzó de brazos y miró a otro lado.

Stuart sonrió y lo abrazó con algo de fuerza, aturdiendo un poco al azabache.

- ¡E-es mucho cariño! -se quejó.

Innocent Love.『2Doc/TERMINADA』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora