Stiles Stillinski se siente feliz con su vida, al lado de su mejor amigo Scott, su novia Lydia y la manada.
Pero eso cambia inesperadamente cuando esa chispa que alguna vez sintió hacia el alfa de la manada, Derek Hale, se vuelve a encender...
Aviso...
Después de entrar a la habitación en donde me había dejado Robert, me puse a pensar en todo lo qué pasó en este día. Esa espantosa mujer me tomó por sorpresa, pero eso no me preocupaba tanto, me preocupaba Stiles; él ahora está en grave peligro. Pero no, no dejaré que nada lo toque.
Lo que me cayó como un balde de agua fría fue ver a Lydia besar a Stiles, a MI Stiles, eso hizo enojarme y ponerme celoso, muy celoso.
Pero le prometí que lo esperaría a que pensara bien las cosas, y pusiera sus sentimientos en orden. Así que no tenía derecho a reclamarle nada.
Me puse a pensar en lo que me había dicho Gaby, las cosas se miden por las acciones, no por las palabras. ¡Eso es!, tengo que demostrarle a Stiles que movería montañas por él, mostrarle que puedo ser capaz de dar todo por él. La verdad, él me hace sentir cosas que ninguna otra persona me había hecho sentir en mi vida. Y eso eso debe significar algo, ¿verdad?
Pensaría en cómo hacer eso después, sacudí mi cabeza sacándome de mis pensamientos y me dispuse a mirar la habitación, las paredes eran de color blanco, los muebles de color negro, había también un baño, un tocador con espejo, una ventana al lado de este, una tele, una cama matrimonial, al lado de esta había una mesita de noche y una lámpara pegada a la pared, encima de la mesita de noche había un despertador mostrando un holograma del mundo, puse el maletín en la cama y lo abrí para poder observar todo detalladamente.
— Hola Derek, un gusto poder verte de nuevo— habló el maletín.
— ¿Alice?—
— Ha sus órdenes—
— Genial, ¿me puedes decir qué es todo esto?— le pregunté mientras agarraba entre mis dedos unos mini audífonos en forma de tampones para lo oídos, solo que más pequeños.
— Con gusto, esos son unos pequeños audífonos que se ponen en el oído. Estos son lentes de contacto, un celular, una pulsera y su pequeño compañero—
— ¿Cómo funciona todo?—
[...]
Después de que aclarara todas mis dudas al respecto con los objetos, saqué al pequeño robot en forma de perro, aproximadamente del tamaño de un pie adulto.
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— ¿Y cómo funciona esto?—
— Solo acaricie su cabeza y se activará— hice lo que me pidió Alice y acaricié la cabeza como si de un perro real se tratase. Después de unos segundos, el robot empezó a moverse lentamente observando todo a tu alrededor, y cuando me vió, empezó a mover su colita emocionado y después a saltar en la cama emitiendo ladridos.
— Hola Derek, me llamó Leonardo, soy tu compañero— se presentó mientras se encimaba en mi regazo y ponía sus patitas en mi pecho —Te puedo ayudar en lo que sea—
