Capitulo 11

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Me acerco a el y beso sus labios. El me toma de la nuca para introducir su lengua, la cual navega en busca de robarse todos mis suspiros. Abrazo su espalda y paso mis dedos por ella, hago mi camino hasta tu pene el cual esta erecto y lo tomo en manos, mi boca viaja a su cuello para lamer y besar todo a du paso. Sigue hasta su pecho, lamo sus pezoncitos y los muerdos, sigo mi recorrido hasta su enorme pene.

Lo masturbo mientras escucho sus gruñidos, de momento lo meto en mi boca y lo succiono. Lamo y lo entro todo.

—Inuyasha, follame la boca—suplico y el toma mi cabello para luego mover sus caderas haciendo que su pene entre todo em mi. Yo lo lamo y chupo mientras el sigue sacándolo y entrandolo.

Me levanta y me besa, me acuesta en la cama dejando que mi pecho desnudo toque las sábanas. Levanta mi culo y siento su lengua en mi vagina.

—¡Ahh!—gimo, su lengua navega hasta la entrada de mi culo y lame, es una sensación diferente a la que jamás había sentido—¡uhhmmm!—me agarro de las sabanas mientras su lengua sigue haciendo eso.

Escupe mi trasero y luego siento algo. Lubricante. Me empapa y siento su dedo entrar en mi ano. Un dolor me hace hacer una mueca pero luego lo saca, lo entra y lo vuelve a sacar.

—¿Cómo se siente?—pregunta Inuyasha siguiendo entrando y sacando el dedo de mi ano.

—Se siente rico—murmuró, saca el dedo por completo y ahora es su pene el que siento invadirme. Duele. Enserio lo hace. Una mueca de dolor se dibuja en mis labios mientras el entra de manera lenta.

—¿Estás bién?—pregunta preocupado y asiento.

—Sigue—entra por completo y se queda quieto, esperando que me acostumbre a la intromisión de su pene en mi ano—muevete—el se mueve y con el mi dolor, trato de no pensar pero es el quien hace la magia. Su pulgar trabaja en mi clítoris y siento como la humedad vuelve a mi. Mis fluidos salen sin control y entonces soy yo quien mueve las caderas hacía el.

Un dedo entra en mi interior y siento como el aire escapa de mis pulmones. Joder, siento que soy penetrada doblemente, en cualquier momento me corro y el lo sabe. Aumenta el ritmo de sus penetraciones y yo grito como una loca poseída.

—¡Más!—grito moviendo mis caderas—jodeme el culo—el me da una nalgada.

—Joder que bien se siente—sigo moviéndome hasta que lo siento tensarse y correrse dentro de mi. Yo también lo hago y me dejo caer cansada.

—Amo el sexo—susurro agotada.

—En este momento amo haber podido follar ese lindo culito—sonrío negando y dejando que el cansancio gane y me duerma.

Señorita SexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora