Capítulo 30

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No se quién demonios en cualquier lugar de este mundo esté divirtiéndose a mi costa y por eso me hace estar en lugares a solas con Inuyasha. Solo vine a buscar a la maestra de natación para hablar con ella y me lo encuentro aquí sin camisa limpiando la piscina. Justo hoy que llevo tres días sin echar un polvo, eso es como mostrarle a un adicto su droga preferida.

Si salgo de aquí él sabrá que huyo de él y no le daré esa satisfacción. Así que veo como me sonríe y sigue en su labor, sus músculos se tensan cuando hace fuerza y ya me veo fantaseando con él. Cruzo mis piernas y me ordeno no mirar más, pero es en vano. Mi vista sigue en él y cada vez es más notable que lo deseo en todas las posiciones que pueda. Desabrochó algunos botones de la camisa ajustada que traigo cuando el calor parece que quema mi piel. Sus ojos caen en donde tenía mis botones puestos antes.

Lo deseo.

Lo deseo como nunca he deseado ningún otro hombre, yo deseo Inuyasha demasiado y es por eso que cuando se acerca a hasta estar frente a mi me levanto hasta estar a su altura. No decimos nada, él solo me observa a la espera de lo que haré.

Mis manos suben por su pecho y mi respiración ya es algo caótica. ¿Por qué tiene que estar tan bueno? Sigo tocando y mi mirada queda en sus labios.

—Inuyasha—susurro cegada por todo lo que mi cuerpo y corazón sienten.

Él toma el susurro como una invitación e invade mi boca con una fiereza dominante. Gimo al sentirlo de nuevo y me amarro a su cuerpo con mis manos. Lo beso como llevo queriendo hacerlo. Él chupa mis labios con deleite y gimo en su boca. Sus manos van a mis piernas desnudas ya que traigo una falda y me hace enredarlas en sus caderas y sentirlo.

—Mierda—murmura en mis labios pegándome a la pared.

Mis manos van a su espalda y sus labios a mi cuello lamiendo y mordiendo toda el área. Gimo y sus manos arrancan mi camisa y luego el sujetador. Me muevo buscando fricción bajo todo lo que me impida tener eso que deseo. Mis bragas quedan destruidas y sus labios se ocupan de mis pechos haciendo que arquee la espalda.

—Inu—gimo echando la cabeza hacia atrás. Él se ubica en mi entrada y con un salvajismo que sabe que amo, se adentra con fuerza. Gimo alto y entonces sus estocadas en mi interior me hacen poner los ojos en blanco—¡ah!—gimo agarrándome de sus hombros.

—Mierda, me encantas—lo siento entrar y salir. No se cuanto tiempo pasa, pero en algún punto siento mi cuerpo tensarse y mi interior succiona el pene de Inuyasha y es entonces donde grito su nombre llegando a mi orgasmo. Unas embestidas después él llega y lo siento llenar mi interior.

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⏰ Última actualización: Sep 08, 2019 ⏰

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