Calidez 2

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Pov_humano

— ¿Mhh?

Vaya, pero que bien había dormido la noche anterior, estaba tan cálido el ambiente, cualquier señal de frialdad se había esfumado por fin.

Abrí mis ojos, y...

— ¿Qué?

Desperté en un lugar desconocido, se veía tétrico, como una película de terror.

Intenté levantarme después de mirar a los lados, pero, algo jalaba mis muñecas, ¿acaso estaba atado?

Se sentía el metal lastimando mis muñecas, ¿qué rayos hacía yo ahí? Mejor pregunta aún, ¿porque estoy aquí?

Volteé mi cabeza hacia un rincón y pude ver una vez más esas luces rojizas en la penumbra de la habitación, la cual a decir verdad era tenue, había suficiente luz para darme cuenta que era una criatura muy similar a un humano.

—¿Q-que hago aquí? —.

Dije, mi voz se escuchaba temblorosa, pues estaba lleno de confusión. Si alguien por alguna razón me pidiese que describiera el lugar, pues bien, comenzaría diciendo que tenía pinta de que era un cuarto de una casa costosa, pues este era grande y se veía lujoso, ahogado de detalles y miles de adornos.

Nunca antes en toda mi vida había deseado seguir virgen. Esa cosa, ¿Me había violado o algo por el estilo?

Quería volver a casa y bueno, no había tenido ganas de ir a casa antes de este incidente, que ironía...

— H-hey.

Intenté mostrarme firme, aunque evidentemente no estaba lográndolo, mi voz continuaba temblorosa y mis manos dolían, de alguna forma me gustaba sentirme dominado...

_¿EN QUE ESTOY PENSANDO? No, no, no. De ninguna manera. No me gusta sentirme dominado, yo domino..._.

— ¿Quién eres...y porque estoy aquí?

Me quedé esperando una respuesta, la cual no parecía salir de sus labios, solo me miraba fijamente desde el otro lado de la habitación. Sus ojos solo eran como pequeños leds rojos, encendidos en un cuarto oscuro. Era tétrico...

— Dime que buscabas en el bosque esa noche, y te diré si fue lo que encontraste.

Escuché a la criatura decir en un tono de voz que hizo que mis vertebras se recorrieran en un escalofrío que me inundaba de una sensación de vulnerabilidad. Su voz era grave, pero aún así, era como música dulce como la de una flauta.

— N-no buscaba nada, ¿Si?..Estaba perdido en el bosque anoche. Es todo.

Estaba nervioso, y mis palabras titubearon al salir de mis labios, aunque bien podían interpretarse.

— ¿Ah si?

Esa criatura comenzó a caminar, su trayectoria parecía dibujar el contorno de la cama en la que yo me encontraba, como si un pequeño conejo se encontrara comiendo pasto y un lobo le vigilara a lo lejos escondido entre el pasto.

— No te ves muy seguro de ello...

Él se encontraba más cercano a mí, y se detuvo su caminar. Su mirada se clavó en mí, sentía miedo, pero a la vez un impulso enorme de sentir su rostro una vez más.

Sediento. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora