Capítulo 31

76 15 5
                                    

Se encontraba fuera de la casa de Sebastian Jimenez, su mejor amigo en la media y parte de la básica. Tragaba espeso cada cuanto podía, intentando darse el valor suficiente como para poder tocar el timbre o golpear la puerta con los nudillos, sin embargo se sentía temeroso de lo que pudiese ocurrir cuando viese el rostro de su amigo, el cuál si no mal recordaba era un poco pecoso, muy poco, pero había pecas ahí y eso no iba a cambiar por nada.

Carraspeó y tocó el timbre. Pasaron aproximadamente treinta segundos para cuando la puerta se abrió frente a ____, dejándolo helado a causa del susto que le dio.

Y ahí estaba él. Sebastian. Por su expresión se podía notar lo sorprendido que estaba de verlo ahí, frente a él después de tantos meses sin comunicarse o siquiera de haber tenido una despedida decente, pues ésta nunca ocurrió.

-Hola.- dijo ____ para intentar comenzar una conversación, pero todo volvió a quedar en silencio después de aquel saludo tembloroso, ya que el más bajo no había dicho palabra alguna posterior a dicho saludo. ____ pudo notar que su amigo no había cambiado mucho, tal vez sólo que ahora tenía un peinado algo diferente, su cabello estaba un poco más largo, pero no en exceso.

Los ojos del mayor volvieron a posarse sobre el rostro de Jimenez, quién ahora tenía una expresión de enfado.

Y entonces pasó.

Un rudo y fuerte empujón le hizo tambalearse. Realmente no se lo esperaba.

-¿Seba?- fue lo único que atinó a decir después de tal acto, mirando al menor con los ojos muy abiertos.

-¡¿Qué mierda hací' aquí?!- exclamó con rabia, apretando los dientes sin dejar de mirar las orbes del más alto.

-Seba, e-escucha.- tartamudeó. Sabía que el chico no quería golpearlo, pues de querer hacerlo, ya la habría hecho y ____ se lo permitiría.

-¡No! ¡¿Cómo chucha vení aquí después de tantos meses?! ¡Ni siquiera te comunicaste conmigo! ¡Ni siquiera te dignaste a decirme que te iba'i... No!- volvió a empujarlo -¡Tuvo que venir el Nico después de debatirse bien si debía decirme o no! ¡Al final me dijo la wea que hiciste y porqué te fuiste! ¡Pero weón...

-Seba, perdóname. Yo...

-¡No weón, no!- negó; al alzar la mirada, ____ notó que las escasas pecas de Sebastian eran humedecidas por finas lágrimas -Estaba preocupado... pensé que quería' i romper con nuestra amistad... ¿Acaso te preguntaste lo mal que lo pasé? ¿Cuánto te necesité?

-Seba...- el más alto se acercó lleno de preocupación, viendo cómo su amigo o posible examigo cubría su rostro con ambas manos, intentando secar las lágrimas que continuaban saliendo una tras otra de forma inevitable -Perdóname Seba... tenía que hacerlo.- susurró abrazando al chiquillo, quién hundió su rostro en el hombro del contrario mientras éste último sólo hacía chocar su mejilla con la que era algo pecosa.

-Pensé que... no iba a volver a verte.- murmuró aún sollozando.

-Perdón, perdón.- repitió.

Estuvieron así un rato, abrazados fuera de la casa del menor, intentando ambos dejar de llorar. Parecían unos niños, unos niños llenos de tristeza y felicidad acumuladas y mezcladas, sentimientos confusos, sin duda, pero que debían salir ambos en ese mismo momento.

Se adentraron en la casa a paso lento, cerrando la puerta tras ellos.

-¿Estái mejor?- preguntó el mayor a lo que como respuesta, Sebastian asintió, aún cabizbajo -¿Seguro?

-Si...- sorbió -¿Qué te hizo volver a Santiago?- preguntó el pecoso. No se habían movido de la entrada.

-Bueno, tengo algunas dudas y yo... quería arreglar las cosas.

-¿Qué cosas?

-Bueno, nuestra amistad por ejemplo.- dijo, haciendo sonreír levemente a Sebastian -Necesito que me perdones, por haberte dejado sin avisarte aún cuándo te consideraba mi mejor amigo, casi un hermano...

-Si, entiendo.- suspiró -Tranquilo, nunca podría enojarme tanto cómo para no hablarte... pero no volva'i a hacerlo.

-No lo haré.- sonrió.

-Ven, hablemos en el living. Es más cómodo.

Fueron en dirección a dicha habitación y se sentaron uno al lado del otro, en el sillón familiar color verde claro.

-Ya. Cuéntame cómo has estado allá en Valparaiso.

____ soltó un suspiro. -Estoy terminando mis estudios y tengo un trabajo de mesero.

-¿Es pesado?

-No. Es bastante tranquilo la verdad. ¿Y tú?

-Voy a un instituto, estoy estudiando cine.

-Lo que siempre quisiste.- comentó con una gran sonrisa.

-¡Si!

-Y... ¿El Bestia?- al escuchar aquel reconocido apodo, Sebastian borró su sonrisa.

-Ah, ¿qué pasa con él?- preguntó con poco interés.

-¿No que te gustaba?

Inhaló hondo-. Me gusta, aunque me moleste admitirlo.

-¿Por qué?- enarcó una ceja aún más confundido. Necesitaba conocer lo que ocurrió con su mejor amigo y aquel tipo que en un principio creyó era su primo.

-Lo que pasa es que... él nunca estuvo seguro de lo que quería, lo esperé y lo esperé, pero nunca pasó nada. Yo no sirvo sólo para andar, yo quería algo más formal...- al momento de mencionar aquella última frase, su sonrisa comenzó a temblar -Yo realmente quería ser su pareja oficial...

-Seba...

-Pero él entonces un día llegó con una weona... dijo que era su polola y que él no era un maricón.- lágrimas cristalizaron los ojos del chico -Y yo... no tuve más opción que aceptarlo, porque nunca fuimos nada concreto, yo no tenía derecho a alegar.

____ sin esperar más, abrazó a su amigo con fuerza. Ahora entendía que él no había sido el único en pasarla mal.

-Y yo sé que él no es un weón sincero consigo mismo... O eso quiero creer.

Las lágrimas del menor mojaron el hombro de ____, quién propuso no separarse de su amigo en todo el día. Tenían mucho de qué hablar.

No soy Homosexual |Nico y "Tú"| Jaidefinichon GOTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora