Capitulo 2

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Narra Nicolás:

Desperté después de escuchar un celular que no era el mío, ni del Edgar, ni el Jaime. Estaba acostado sobre un cuerpo, de eso estoy muy seguro, podía sentir su pecho subir y bajar bajo mi mejilla y oreja. Weón, intenté enderezarme y me costó más que la cresta, estaba terrible oxidado. Ya cuándo pude levantarme solté un quejido, nunca más duermo así, pero el dolor se fue o por lo menos salió de mi lista de problemas en cuánto vi a un tipo debajo de mí, revisé si tenía la ropa puesta ¡Sí! Solté un suspiro de alivio.
Volví a mirar al weón y chucha, parecía que ni siquiera superaba los diez y nueve.

El culiao soltaba uno que otro ronquido piola, tenía algunas marcas en el cuello.

-¿Esa wea se la hice yo?- susurré mirando fijamente las marquitas, pero de nuevo sonó el celular culiao, puta, me desesperé y atendí.

-Alo, ____.- así que ____ se llama éste.

-Alo.- era una mujer a la que le contesté, de seguro su mamá.

-¿Quién habla?

Mierda.- Un amigo del ____, se le quedó el celular en la casa. Él fue a comprar algo para comer.

-Ah, ¿y cuál es su nombre, joven?

-Nicolás.

-Bueno, después vuelvo a llamar.- y cortó, la señora no parecía muy convencida, pero gracias a Jesucristo Super Estrella ya había cortado.

Un gruñido por parte del ____ me alertó de que seguía encima de él y no solo fue el gruñido, sino que el maldito culiao se movió y me rozó con su pico los cachetes. Me salí de encima lentito, para no despertarlo, cuándo estuve sentado a su lado lo volví a mirar y puta, él también me miraba, por más esfuerzos sobrenaturales que haya hecho él igual despertó; nos quedamos mirando un buen rato y él fue el que cortó ese contacto, se levantó y se estiró.

-¿Qué hora es?- me preguntó, tenía una voz bastante linda.

-Ah- miré la hora en su celular -13:45

No habló más, simplemente se acomodó la ropa y se volteó hacia mí para tenderme la mano, entendí después de algunos segundos y le devolví al celular, lo guardó en el bolsillo de su polerón y se puso la capucha de éste.

No sabía qué decirle o sí debía de decirle algo, me limité a mirarlo un par de veces, entonces sentí la puerta abrirse.

-Nos vemos, Nicolás.- dijo junto a una sonrisa, hizo un ademán de irse, pero no lo hizo -Por cierto, gracias por hablar con mi mamá.- dijo con una sonrisa que parecía maliciosa y se fue cerrando la puerta.

Me quedé unos segundos ahí, sentado en la cama, entonces me di cuenta de lo que dijo. ¡El weón se había hecho el dormido! Me había visto despertar, me escuchó hablando con su mamá y... ¡Me rozó a propósito!
Salí corriendo detrás de él, abrí la puerta y bajé las escaleras corriendo, en la sala me encontré con todos los weones durmiendo, el Bestia tenía a un weón encima, era bajo y creo haberlo visto, el Jaime estaba durmiendo en el suelo y el Edgar estaba despierto, jugando en su celular.

-¡¿Edgar, viste a un weón pasar por aquí?!- tenía la respiración entrecortada.

-Un cabro recién pasó por aquí, de hecho habló con él- apuntó al tipo que estaba encima del Bestia -y se fue.

El cabro bajito se desperezó y nos miró.- ¿Hablan dél ____?- asentí -Llamó un taxi.

Me desanimé un poco al escuchar eso, quería puro encararlo, pero ya, no importa. Me senté a un lado de mi querido Edgarito.

No soy Homosexual |Nico y "Tú"| Jaidefinichon GOTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora