La calma del alfa.

Cinco.

Zayn estaba más alegre con el pasar del tiempo. Había visto a Liam incontables veces, pero el omega siempre se encontraba aislado de todos y sin intenciones de socializar, por lo que siempre pensó que era extremadamente tímido.

Grande fué su sorpresa cuándo en la mañana tomó asiento a su lado, pero pensó que había sido una muestra de agradecimiento por lo sucedido el día anterior. Por eso se sorprendió aún más cuándo vió al chiquillo esperando por él debajo del gran árbol. Todos sabían que nadie debía acercarse ahí, a menos que el mismo Zayn lo haya invitado, y dado a que eso nunca sucedía, el gran árbol era sólo para él.

No esperaba ver al pequeño castaño tan cómodamente sentado. Mucho menos esperó que el omega se sentara sobre sus piernas, pero le gustaba. Le gustaba la sensación de calidez en su pecho al notar que Liam no le temía y, al contrario, quería pasar tiempo con él -lo más cerca posible-.

Era una agradable sensación, y a Zayn le aterraba que eso llegase a terminar en algún momento. Sabía que Liam era inteligente como para sacar sus conclusiones propias sin ser influenciado por los chismes, pero el moreno no quería que el pequeño dudara ni por un instante de él. 

Parpadeó al sentir las pesadas miradas que los que pasaban por ahí les dirigían, y gruñó cuándo sorpresa se reflejó en más de un par de orbes, pegando al castaño más a su pecho. Se tranquilizó sólo cuándo escuchó un suave ronronear, y dirigió la mirada al pequeño sentado en su regazo.

Una incomodidad se instaló en su entre pierna, y cuándo Liam se echó para atrás la rozó levemente, causando otro ligero sonrojo y un gruñido bajo por parte de Zayn, pero nada le impidió al castaño realizar nuevamente la acción, ahora con más firmeza y necesidad. 

Un olor más dulce llegó a nariz del más grande, haciendo a su alfa rugir y arañar todo a su alrededor para tomar el control. El moreno tomó una gran bocanada de aire en un nulo intento por tranquilizarse, aspirando todo el dulce olor que Liam desprendía y llevándolo a la locura. 

Escuchó leves lloriqueos por parte del menor, llamando la atención de algunos alfas. Tomó al desesperado omega en brazos cuándo notó las dilatadas pupilas. Cruzó el jardín en dirección a la enfermería, amenazando a cualquiera que fuera lo suficientemente tonto como para acercarse. 

—¿Qué sucede? — No supo cuándo llegó a la pequeña pieza utilizada para curar a los alumnos que lo necesitasen, aún tenía al pequeño, quien gimoteaba restregándose con desespero entre sus brazos. 

La pequeña omega trató de alcanzar al chiquillo en cuánto el olor la golpeó, recibiendo un intimidante gesto. —Cariño, prometo no dañar a tu omega. Sólo quiero revisarlo. 

Expandiendo las aletas de su nariz, Zayn dejó al castaño sobre la camilla improvisada de forma renuente. Tragó duro cuándo Liam tomó el borde de su camisa, impidiéndole irse. 

La bajita mujer mordió el interior de su mejilla al darse cuenta de lo que pasaba.—¿Hace cuánto fué su último celo? 

Zayn le envío una mirada furiosa, no sabía nada de la vida sexual del castaño, y aunque la supiera no se la diría. Nadie tendría que saber cuándo el omega necesitaba atención del placer de su frágil cuerpo, bastante seguro es que Liam tenía miedo y se escondía bajo el cuello.

—No le incumbe— bufó raspando la garganta, conteniendo la ira que burbujea dentro. Rodea al menor con sus brazos, apretándolo mientras Liam lloriquea lanzando ráfagas de su aroma que le desfrena el lobo interior.

Tan solo oler la fuerte fragancia del chico deduce que es el primer celo, los omegas no expulsan grandes oleadas de aroma dulce a menos que sea su primera vez, ya que al serlo el cuerpo no sabe llevar la reacción.

—Liam, ¿quieres que llame a tu hermano?— la enfermera se dirige al pequeño niño que está dentro de los brazos del alfa, siendo dulce para evitar molestar más a Zayn. Ella sabe que el chico tiene problemas con la ira y no está del todo segura que  se controle sobre ella.

Liam duda, él sólo quiere estar en el calor que el moreno le brinda, tan cómodo y delicioso que su instinto sumiso pide quedarse allí y frotarse en todo el cuerpo para embriagarse del aroma picante. Y a la vez, quiere estar en casa, en su cama con cereales de chocolates, Kay lo consentiría como usualmente lo hace cuando está enfermo.

Su cuerpo vibra cada segundo y las corrientes corren de pies a cabeza tan fuerte dejándole sin ganas de respirar, tiene ganas de quitarse la ropa para refrescar su piel bochornosa y que Zayn le mire. No sabe con exactitud qué sucede o porqué tiene esos pensamientos, solo quiere cumplir los deseos que se plasman en su mente y le pone caliente las mejillas.

No debería pensar en Zayn desnudo mientras le toca por todas partes, el sudor bajando por el pecho y las manos tan toscas pero gentiles sobre él.

Un quejido sale de sus labios cuando su cuerpo pulsa y todo lo que hace es asentir, quiere a Kay ahora y que le lleve a casa, para así no volver al instituto por días.

Zayn contiene el gruñido en la garganta, un deseo de posesividad aparece de solo pensar en el hermano mayor de Liam cuidándolo, dándole por primera vez la plática del sexo y demás. No quiere a ningún hombre hablándole del placer que su animal quiere enseñarle y darle, no importa si ese alfa sea de la misma sangre.

Pero logra tragarse la bola de fuego, no es quién para hablarle del tema, Liam tiene confianza en su hermano y por más que le descontrole la cabeza, no puede asustar al niño. Lo único que debe preocuparle es el bien de Liam, que su celo pase más rápido y pueda tenerlo pronto en sus brazos. Porque se sintió malditamente bien tenerlo en su espacio personal.

Él ve a la enfermera irse a la oficina que está del otro lado de la habitación, carga de nuevo al omega en sus brazos y sale al pasillo. Lo lleva a la entrada para entregarlo con Kayse cuando éste llegue. Liam no reprocha, sólo se queda quieto soltando un gemidito de vez en cuando. 

¿Nos extrañaron? 7u7

Si vemos muchos, muchos, muuuchos comentarios quizás hagamos maratón. Depende de ustedes, pimpollas. *corazón.*

Todo el amor para ustedes. -J&T.