Veinticuatro.

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Liam miraba alrededor con ojitos llenos de curiosidad. Dado a que Zayn no tenía parientes para ayudarlo con la mudanza, si es que se podía llamar así, ya que no había muchas pertenencias. Kay se ofreció a ayudar con limpiar la habitación que el moreno ocuparía y Liam fué quien se encargó de brotar su aroma por todos lados, así su novio dormirá con su omega en mente.

El diminuto piso, que antes estaba ocupado por muebles y decoraciones, ahora estaba vacío y las paredes desnudas; sólo así era apreciable la pintura botada y las esquinas con humedad. Zayn decidió vender la vieja cama, un taburete de noche y su televisión, con la poca miseria le daría a Kasey su "estancia" en la casa, a gratis no quería estar. Y tal vez si sobran algunos billetes llevaría a su omega bebé a algún lugar y para que pueda comprar unos bonitos calcetines.

Era visible la emoción que brotaba de la pequeña criatura al ver finalmente despejado, eso significaba que a partir de hoy, su alfa pasaría con él desde que abriría los ojos por las mañanas hasta la hora de dormir. Zayn le daría un beso de buenas noches, soñaría con él y despertará sonriente.

Liam brincó al auto con una caja en manos, la empujó en los asientos traseros y miró como su alfa cerraba la cajuela. Rápidamente tomó su lugar y partieron a su nuevo hogar, donde su hermano esperaba por ellos para tener una linda y agradable cena antes de desempacar.

(...)

Zayn limpió las pequeñas gotas de sudor que caían por su frente, cruzó los brazos y admiró con una sonrisa el bien acomodado espacio. La habitación tenía ya una cama individual en la esquina, un pequeño mueble que utilizaría para guardar su ropa y la común mesa de noche. Era perfecto, no necesitaba de alguna otra cosa ahí dentro, por lo que únicamente cambió la ropa de cama por una recién lavada, las cortinas fueron elegidas por su adorable omega por lo que le daba un toque más suyo al dormitorio; en definitiva sería divertido despertar y que lo primero que vea sean ositos abrazados con corazones esponjosos alrededor.

Miró la entrada de su habitación y su sonrisa se extendió con la imagen; Liam estaba ahí, con un bonito pijama lila y ositos esparcidos estratégicamente aquí y allá. Por suerte, él ya tenía conocimiento sobre la obsesión que su pequeño tenía con los osos, por lo que no le sorprendió ni un poco su vestimenta ni, bueno, prácticamente todo lo que le pertenecía al castaño.

Zayn enredó sus brazos en la pequeña cintura del omega, besando con cariño su nuca, dónde en un futuro la marca de su mordida brillará con orgullo. - ¿Qué te parece, amor?

Liam estaba feliz, aún no podía creer que finalmente tendría a su alfa tan cerca de él, viviendo bajo el mismo techo y compartiendo el mismo aire.

Un chillido alegre escapó de él cuándo sus atención cayó a un lado de la cama; encima de la mesa de noche, en un precioso marco estaba el dibujo que, días atrás, le había dado al alfa. Su animal interno ronroneó, satisfecho con ser tan importante para su novio.

Liam comenzó a saltar por todas partes, soltando feromonas de felicidad, el pequeño niño tenía la pancita revuelta por las mariposas y no dudó en dejar su aroma en cada parte de la habitación. Brincó sobre la cama, abrazó las cortinas y rodó por el suelo, sólo para asegurarse que ningún rincón quedara vacío de su dulzura.

Zayn no se quejó, más bien estuvo más allá de satisfecho por el trabajo que hizo su omega en marcar su territorio. Su niño es un finito monstruo de celos.

(...)

Para antes de que ellos pisaran el interior del pasillo, los cuchicheos no se hicieron esperar y es que por algún inoportuno corrió la voz de que Zayn y el recién omega se habían mudado juntos en la casa del último. Volvieron las dudas de un Liam en cinta o que el hermano mayor los estaba obligando a casarse.

La calma del alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora