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La fiesta había llegado y con ello, se suponía, el relajo después de una semana de trabajo más una celebración por su llegada a la ciudad.

El problema era que lo único que Jungkook hizo durante la velada fue quedarse mirando hacia la puerta de entrada durante mucho tiempo, y eso lo sabía porque hasta los invitados que iban llegando de a poco al departamento se habían dado percatado de lo distraído que estaba. Dio la excusa unas tres veces de que estaba esperando a alguien, pero luego de unas horas comenzó a persuadirse a si mismo con la idea de que ya no valía la pena seguir al lado de la puerta deseando ver una cabellera rosa entrar por ella.

Definitivamente su vecino no vendría.

Desanimado pasó el resto de la noche intentando concentrarse en lo que uno de los amigos de Taehyung decía sin mucho éxito. Sabía que el chico intentaba buscarle algún tema de conversación, pero Jungkook simplemente se encontraba con su mente alejada de la realidad. De vez en cuando volvía a mirar hacia la entrada deseando que a su vecino tan solo se le hubiese hecho tarde y por más que intentó mantener la esperanza viva nunca vio a Park Jimin entrando a su departamento. Estaba siendo tonto, lo sabía, por lo que ya era hora de que se diese por vencido con su misterioso vecino.

Ni siquiera había razones suficientes para que el plantón le tuviese de esa manera. Quizá era el rechazo oculto tras este el que le frustraba tanto o el hecho de que hasta llegó al punto de verse a si mismo recolectando información de su vecino con el conserje. Culpaba a su madera de periodista la curiosidad enfermiza que le llenaba el cuerpo cada vez que pensaba en la incógnita que era Park Jimin y que por eso había bajado hasta la recepción para sutilmente sacarle información al hombre mayor que estaba a cargo de la seguridad del edificio. A pesar de que sabía que no entregaban información directa sobre los demás residentes por asuntos legales, Jungkook era lo bastante inteligente como para obtenerla con preguntas evasoras y tono jovial. Además, el hecho de que al conserje le gustase conversar había ayudado bastante.

Confirmó sus sospechas de que el chico vivía solo y pudo darle una ojeada a que las cuentas por parte de la Administración que llegaban de forma directa al nombre de este, eso gracias a que el amable conserje tenía el libro donde se archivaban abierto en su escritorio sin mucho cuidado. Jungkook sabía que esa clase de cuentas estaban dirigidas a quien firmó el contrato y paga por vivir en el departamento, por lo que descartó de inmediato que Jimin fuese un adolescente consentido al que sus padres le costeaban la buena vida y eso le hacía sentir mucho mejor consigo mismo. Tampoco es que se las fuese a dar de pederasta ahora que se había mudado de ciudad, no estaba en sus planes.

Pero además de eso no consiguió saber mucho de su objetivo porque el chico parecía no interactuar ni siquiera con el conserje a menos que fuese para temas muy puntuales sobre el mantenimiento de su departamento . A Jungkook le parecía bastante extraño, la apariencia que Jimin mostraba a través de sus prendas dejaba aquella imagen de una persona con bastante personalidad, pero parecía que ese no era el caso. Ese era uno de las mayores inquietudes que se generaban dentro de su subconsciente, como siempre sucedía cuando algo no calzaba dentro de su lógica y quizá por eso la curiosidad que sentía aún no se apagaba.

Se las dio de detective un poco más y terminó hablando con uno de los vecinos del mismo piso en que vivía y que podrían conocer al chico por mucho más tiempo, pero aquel intento le entregó los mismos resultados que su animada conversación con el conserje. Parecía que nadie cruzaba más que un buenos días o buenas tardes con Jimin y no porque no lo intentasen, sino porque el mismo chico parecía poner una barrera con todos sus vecinos.

Deadly ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora