007.

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Cierra la puerta con fuerza y sin poder evitarlo cae al piso abrazando sus rodillas mientras las lagrimas comienzan a rodar por su rostro que se encuentra rojo de vergüenza. Se siente triste, tan triste que podría hacerse una bolita y no salir nunca más de su apartamento. 

Tantos sentimientos mareaban a Jimin y su mente. 

Había escapado como ciervo asustado del cazador, pero no por miedo. Jungkook era cálido y lindo. Le hacía sentir el estomago todo revuelto y calor en las mejillas. Él no era el problema, claro que no. Solo pasaba que Jimin estaba bastante consciente de que un chico como él mismo jamás podría involucrarse con alguien como el castaño de lentes y eso era lo que ahora le tenía llorando desconsoladamente. Eran tan diferentes que el solo hecho de imaginar que podrían estar juntos en un futuro no muy lejano era una perdida de tiempo.

— ¡Tonto! —Grita a todo pulmón intentando aliviar el agobio que le invadía— ¡Jiminnie es un tonto!

Por más que hubiese querido responderle a Jungkook que sí deseaba besarlo, simplemente no podía darse ese lujo. Dejarse llevar era peligroso. No podía olvidar cuál era su trabajo y para quién lo hacía. Estaba involucrado en un mundo demasiado peligroso, jamás podría exponer a su vecino a un ambiente así. 

Lo mejor era alejarse, alejarse para proteger a Jungkook. 

Se levanta cabizbajo y se dirige a su habitación donde su muñeco Dooly le espera sobre la cama. En esos momentos no puede hacer otra cosa que aferrarse a su único mejor amigo en busca de consuelo. Era como si las cadenas que tenía puestas desde hace años le estuviesen pesando mucho más de lo normal y eso le pasaba cuando era de vuelto brutalmente a su triste realidad.

— Jiminnie quiere ser libre, Dooly —susurra empapando a su muñeco con lágrimas llenas de la más profunda tristeza—... Solo quiere ser libre.

Pero jamás lo sería. Él había firmado un pacto con el demonio. 



  • • •  


Muchos años antes... 


Siempre le habían dicho que era su deber ser un niño lo suficientemente valiente para ser capaz de aguantar las lagrimas aunque estuviese muy asustado de la situación. El control era importante y es por eso que intentaba con todas sus fuerzas no temblar, pero se le hacía imposible. No sabía cuanto tiempo podía seguir así. Ni siquiera tenía claro si podría cumplir con la petición de su padre.

— Estas dudando, Jimin —susurra el hombre cerca de su oído—. No puedes dudar.

Sostiene el cuchillo por el mango, pero sus dedos siguen temblando... Justo igual que el cuerpo del hombre amordazado que estaba ubicado en frente. 

No podía tener miedo. Él debía ser valiente. 

— Si dudas ellos te lo harán a ti —sigue su padre con voz lúgubre y que le hace creer que los monstruos de verdad existen—. Debes matarlo, Jimin. Si no lo haces el te matará a ti.       

Podría gritar pidiendo que se detuviera, abogar que aún no estaba listo para hacerlo, pero sabía que no sería escuchado. No importaba lo que pudiese pensar. Su padre estaba decidido a moldearlo a su imagen y semejanza.   

— Corta su garganta.  ¡Córtala! 

Solo es capas de hacerlo una vez que cierra los ojos mientras susurra un "lo siento" que es  audible para él mismo. 

Deadly ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora