Llamado

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  JUNGKOOK / 정국  

Al llegar a la siguiente estación cambié de andén y decidí volver a la anterior para tratar de alcanzar a mi omega, a Jimin. Ni siquiera pensé en la escuela o en mis deberes de ese día hasta que una llamada entró en mi teléfono. Era Yoongi-hyung. Contesté, sin siquiera pensar que estaba en el tren y que hablar en voz alta era considerado de mala educación.

—¿Se puede saber dónde rayos te metiste mocoso? 

—Lo siento hyung, salió algo importante.

—¿Qué rayos puede ser más importante que los ensayos para la presentación final del semestre? ¿Kanye West? De no ser así no tienes excusas y mira que he sido pacien..

—No hyung, lo encontré.

—¿A West?

—No, a mi omega... pero lo perdí...

Sentí como las lágrimas seguían cayendo por mi rostro, a pesar de que tenía esperanza era difícil controlar mis ojos. Supusé que los sollozos le confirmaron a mi hyung que hablaba en serio y no estaba tratando de justificar mi tardanza, ya que claramente no iba a llegar.

—Demonios, respira, cuenta hasta diez y no te preocupes. Yo me encargo de esto y para que veas que soy un buen amigo te diré un secreto, de alfa a alfa, si te concentras el aroma de tu omega te llevará a él. 

Y con ese final épico colgó. ¿Su aroma? Pero, si él ya se había ido ¿cómo podría su aroma guíarme? Un tanto confundido volví a la estación donde había visto a ese hermoso chico llorando, tan rápido como pude corrí hacia el lado donde había estado y cerré los ojos tratando de reencontrar esa fragancia floral que me era irresistible. Tras unos minutos de concentración logré percibirlo, era muy tenue pero ahí estaba. Con todo el cuidado seguí el aroma hasta la caseta de la estación, particularmente a la de objetos perdidos. Pude notar que el olor provenía de una bufanda azul, que traía puesta el chico que estaba buscando. Tosí un par de veces para llamar la atención de la señorita que atendía. 

—Ejem, disculpe esteeee perdí una bufanda azul ¿De casualidad no estará por aquí?

—Oh claro, hace unos veinte minutos unos adorables jovencitos dejaron una, ¿Es ésta?

Al acercarla podía percibir claramente el aroma, rosas, no, ¿claveles? ni idea. Era como aspirar todo un campo de flores en primavera. Con un poco más de apuro del que hubiera querido la tomé y sumergí en ella mi nariz. La fragancia me abrazaba, sentía algo de calidez con su contacto.

—Sí, es ésta.

—De acuerdo, entonces sólo debe llenar un formulario y seria todo.

—Gracias.

Llené los papeles pertinentes y me senté en una silla cercana, iba a desdoblar la bufanda para ponerla alrededor de mi cuello cuando vi un pequeño papel que cayó al piso.

"Si has perdido algo llama 65 XX XX XX"

¿Si has perdido algo? ¿Era una especie de adivinanza? Coloqué la bufanda alrededor de mi cara y de pronto me sentí más calmado, era como si hubiera encontrado un pedacito de hogar en la tela. Volví a mirar el papel y tardé unos minutos en comprender. Rápidamente saqué mi teléfono rogando que aún tuviera crédito para marcar y presione el número que indicaba el papel. Mi corazón se aceleró, un timbrazo, dos, al tercero una voz suave, pero que estaba seguro no era de la persona que buscaba, me contestó.

—¿Diga?

-Hola, este.. yo llamé porque encontré la bufanda y... bueno...

—¿Qué has perdido?

Supe en ese instante que debía responder.

—A mi omega, un hermoso chico, pelo negro, bajito... por favor...

—De acuerdo, te veo en veinte minutos. Te mando la dirección por mensaje. 

Y colgó. No pasaron ni dos minutos cuando mi teléfono volvió a vibrar y me llegó la dirección de un café no muy lejos de la estación donde me encontraba. Por unos momentos dudé, tenía miedo, miedo de no saber con quién había hablado o qué carajos estaba haciendo, pero mi lobo y mi instinto me decían que debía tomar la oportunidad, que Jimin esperaba por mí. 

Salí velozmente y me dirigí al punto de reunión. Era una cafetería pequeña, no sabía a quién estaba buscando. A los pocos minutos un muchacho alto y con expresión serena se acercó a mí, era un alfa.  

—Hola, soy Hoseok, hablamos por teléfono hace unos minutos.

—..¿C-cómo sabes que soy yo?

—La bufanda —dijo señalando a mi cuello.

—Oh —asentí, me sentía torpe y desorientado.

—Descuida, ven tomemos algo y démonos prisa.

Lo seguí y nos sentamos en una mesita, rápidamente pedimos unos americanos y en menos de cinco minutos los trajeron. Yo no sabía que decir, el chico me daba confianza, pero tampoco quería entrar en histeria y exigir que me llevara a Jimin, supusé que por alguna razón me estaba deteniendo en la cafetería. 

—Así que, ¿Estás buscando al dueño de la bufanda?

Asentí.

—Verás, te cité aquí porque como podrás imaginar Jiminnie entró en celo y era peligroso dejarlo por las calles.

—¿Él está bien?

Hoseok sonrió.

—Nada de qué preocuparse. ¿Cómo te llamas?

Demonios, había estado tan perdido que ni siquiera me había presentado.

—Oh disculpe, soy Jeon Jungkook, tengo 20 años, estudio el último año de artes musicales en la Universidad de Seúl y ... ya.

Hoseok rió bajito, aunque no entendí el porqué.

—20 ¿Eh? Esto será divertido. Mira Jungkook, te cité aquí para ver qué clase de alfa eras, para mí Jimin es una persona muy importante y sólo deseo lo mejor para él.

Asentí nervioso.

—Pareces un buen chico, pero además de mi faceta protectora también tengo algo que decirte. 

—¿Qué pasa?

—Jimin es un omega con ideas un tanto... ¿modernas? No sabría como decirlo, es sólo que para él todo esto de las almas predestinadas es un poco difícil de manejar, te pido que seas paciente con él ¿De acuerdo?

Asentí.

—Yo no haría nada que pudiera lastimarlo, en ningún sentido.

Lo decía en serio, mi padre me había enseñado que antes que omegas, eran personas que pensaban y sentían y que bajo ninguna circunstancia había que pensar que por ser alfas teníamos algún derecho sobre ellos. En mi casa incluso parecía al revés, no había ser más sumiso en la tierra que mi papá Namjoon cuando omma Jin estaba enojado. 

—De acuerdo. 

Entonces vi que sacó una llave de su bolsillo y me la extendió. 

—Él está en el hotel que se encuentra a dos cuadras de aquí. 

Miré la llave como el mayor milagro del mundo, me levanté de golpe, pero antes de que pudiera salir corriendo hacia mi pequeño y floral omega Hoseok me tomó del brazo y me vio fijamente.

—Más te vale que lo cuides, donde le hagas algo te mataré. 

A pesar de la clara amenaza, yo sólo pude sentirme aliviado de que mi omega tuviera amigos que se preocuparan tanto por él. 

—Descuida hyung, lo atesoraré con mi vida. Gracias. 

Le dí un abrazo rápido que dejó al otro alfa medio confundido y no pude evitar reír mientras corría. Llegué al hotel y me dirigí al tercer piso, la llave tenía el número 309. Salí del elevador, y recorrí el pasillo con nervios y anticipación, supe a que habitación dirigirme puesto que el aroma de mi omega me estaba llamando. Cuando me encontré frente a la puerta suspiré profundamente, traté de sacudirme los nervios y toqué. 

Inefable II Kookmin OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora