5. CICATRICES

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Cuando me desperté estaba en mi cuarto, al parecer me había desmayado al salir del hospital. Me incorporé y me vestí con desgana intentando asimilar todo lo que estaba sucediendo.
Bajé a la cocina, ahí estaba mi madre le pregunté:
-¿Mamá que ha pasado?
En ese instante no pude reprimir echarme a llorar, las lágrimas saladas que me surcaban las mejillas contenían un dolor inimaginable. Cuando me aparté las manos de la cara pude ver en mis brazos las claras huellas del accidente. Varias cicatrices en proceso de curación, con esa pequeña señal continué llorando  esta vez con más intensidad. Mi madre me arropó entre sus brazos calmando así las extraña sensación de furia que me corría por las venas. Desayuné y subí a mi cuarto, desbloqueé mi movil y vi que tenía 5 mensajes de María, sechabía enterado de todo y, por lo visto quería quedar conmigo.

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Estaba sentada delante de María en el Vips de al lado de mi casa, tomándome un batido de frutos del bosque y yogur. La verdad es que estaba prestandole más atención a la pajita que giraba en mi batido que a mi propia amiga, ya que no me apetecía nada quedar con ella, pero mi madre me había dicho esta mañana:

-Queda con ella, y así te despistas un poco. Hazlo por mí.

Tuve que aceptar.

- He oído que esta tarde es el funeral de Javi, se que no querrás hablar del tema pero quiero que sepas que me tienes aquí siempre que lo necesites- me dijo

- Gracias- dije escuétamente.

Después de estar un rato allí, nos fuimos de compras. A pesar de haberle insistido a María en que no me comprara aquella camiseta abierta por los hombros que sabía que me encantaba. Es lo que tiene ser mejores amigas, que conocemos los gustos de la otra.
Durante varias horas conseguí olvidarme de Javi, hasta que cuando salimos del Bershka vi al mejor amigo de Javi, Sergio.
Sergio es el típico chico que se las da del rey del mundo, nunca se lo dije a Javi pero desde que le conocí me había caído mal.
Iba con otros dos chicos, con una sudadera roja y blanca y unos vaqueros negros apretados. Se acercó a nosotras. Genial, lo que faltaba.

- Hola chicas, siento mucho lo que a pasado Paula,no me lo quito de la cabeza, supongo que nos veremos esta tarde. Tenemos prisa, hasta luego.

Vaya, pues no había sido tan duro. De todos modos, no me apetecía permanecer más en aquel lugar, me estaba asfixiando.

Entré en casa, subí las escaleras y me tiré a la cama, no quería ver, hablar ni estar con nadie. Cogí mi móvil y miré mis contactos, ahí estaba él, lo último que me dijo fue.

- M muero x vert. T amiero

Me eché a llorar pero esa vez si sabía porque, le había perdido, a mi chico, a Javi, la razón por la que me levantaba cada mañana con una sonrisa.
Mi vida ya no tenía sentido sin él.

CUANDO YA NO ESTÉSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora